Nadie marca la diferencia en el debate clave de los republicanos
Marco Rubio, el hombre del momento, se defendió de los ataques con automatismo


Nadie pudo salir esta noche ni victorioso ni tranquilo del último debate por la candidatura republicana antes de las primarias de New Hampshire, que se celebran el martes. Para Donald Trump, era la oportunidad de deshacer el error de haberse saltado el anterior, lo que supuso boicotearse a sí mismo en los caucus de Iowa, donde quedó segundo. Para Jeb Bush, resultaba la ocasión de ser más duro contra Trump, como le pedían por la mañana los asistentes a su mitin, y mostrarse como un estadista, un presidente frente al acelerón de Marco Rubio. Y para el joven senador de Florida, que dio la sorpresa al quedar tercero en Iowa, era el momento de consolidarse como alternativa a presidenciable, pero pasó la noche con un repetitivo discurso contra Obama y se defendió de forma mecánica de los ataques a su inexperiencia.
El debate celebrado en el Saint Anselm College de Manchester, en New Hampshire, se prolongó más de dos horas y era clave, ya que las tres primeras posiciones de Iowa quedaron muy igualadas y para los candidatos restantes puede significar la última oportunidad de seguir en la carrera. Pero rezagados como el neurocirujano Ben Carson o el gobernador de Ohio, John Kasich —que fue de los pocos que mencionó la economía y apeló a “soluciones prácticas”—, apenas tuvieron la palabra. Bush no se cebó en Rubio y a Trump le faltó el ímpetu de otros debates, no solo eso, sino que incluso se llevó un abucheo cuando se puso grosero contra Bush (le mandó callar llevándose el dedo a los labios).
El gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, fue el más contundente contra Rubio: “Me gusta Marco, es inteligente y buen tipo, pero sencillamente no tiene experiencia para ser presidente de Estados Unidos”, dijo. Rubio replicó con Obama: “Acabemos con la ficción de que no sabe lo que hace, sí lo sabe, convertir a este país en uno más, con medidas como los estímulos económicos, la reforma financiera o el programa sanitario”, espetó. Poco después repitió esas palabras dos veces. Y Christie le atacó: “Ser presidente no es memorizar un discurso de 25 segundos”.
Cruz, que quedó primero en Iowa, rehusó enfrentamientos directos con sus rivales, incluso cuando el moderador le preguntó por los comentarios en los que sostenía que Trump no tenía temperamento de presidente. El empresario, que es favorito en las encuestas y le pisó los talones en los caucus de la semana pasada, recalcó que estaba preparado en tanto que había creado una empresa y miles de empleos. Para Trump, gobernar un país es como dirigir una multinacional.
La diferencia entre la línea dura y la menos radical se mostró en política exterior, seguridad y aborto. Ted Cruz rebatió que el waterboarding (ahogamientos simulados) sea tortura, como dijo Obama. Trump afirmó que traería de vuelta técnicas "mucho peores" que la del waterboarding y Rubio respondió que lo que había que hacer era volver a llevar prisioneros a Guantánamo.
También en la guerra de Siria Cruz y Rubio exhibieron las posiciones más duras. El gobernador de Texas cree que los bombardeos contra el ISIS (el autodenominado Estado Islámico) no están siendo lo bastante contundentes y Rubio defiende atacar por tierra, frente a rivales como Bush. Este, por otro lado, sí defendió la mano dura contra Corea del Norte. Criticó que el lanzamiento de un cohete de largo alcance se deba a la "paciencia estratégica" del Gobierno de Obama y recalcó que el futuro presidente no debe renunciar a “una ataque preventivo” si eso sirve para la seguridad.
Antes de comenzar el debate, hubo cierta confusión, algunos candidatos no oían su nombre y tardaron en salir al escenario y ocupar su puesto, como una metáfora de lo que iba a ocurrir más tarde.
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