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Hallado muerto el francés acusado de terrorismo tras decapitar a su jefe

El acusado, que se colgó, estaba pendiente de ser juzgado por asesinato con fines terroristas

Yassine Salhi, acusado de la decapitación, tras ser detenido en junio.
Yassine Salhi, acusado de la decapitación, tras ser detenido en junio.Laurent Cipriani (AP)

Yassin Salih, el hombre que decapitó a su jefe y atacó una empresa de gas cerca de Lyon (Francia) en junio, fue hallado muerto el martes por la noche en su celda de la prisión de Fleury-Mérogis, al sur de la región de París. Estaba imputado por asesinato en relación con fines terroristas tras haber desplegado dos banderas islamistas junto a la cabeza de su víctima, que dejó colocada sobre la verja de la compañía contra la que lanzó a continuación su vehículo. Detenido al cabo de unas horas, negó toda vinculación yihadista y evocó una disputa profesional con su empleador.

Salih, conductor de 35 años, casado y con tres hijos, se colgó con sus sábanas en su celda y murió pasadas las nueve de las noche, según fuentes de la investigación citadas por la prensa francesa. Se encontraba en régimen de aislamiento y no se le había detectado ninguna tendencia suicida. Estaba encarcelado desde finales de junio a la espera de juicio. Estaba inculpado entre otros por asesinato en relación con fines terroristas, secuestro con intención de preparar un asesinato y actos violentos voluntarios.

“Es un cobarde y lo habrá sido hasta el final”, reaccionó la esposa de la víctima de Salih, Laurence Cornara, en la emisora Europe 1. “Esperaba con impaciencia encontrarme frente a él y mirarle a los ojos”, añadió la viuda, quien se muestra convencida de que el asesino de su esposo tenía motivos religiosos. “Estoy muy enfadada” por que se haya suicidado, ha declarado. “Tenía ese temor, pero no pensaba que llegaría a ocurrir”, ha añadido. “No lo entiendo, dicen que no tenía tendencias suicidas, ha habido un error en algún momento”, concluyó.

Los servicios secretos franceses ya le habían vigilado entre 2006 y 2008 por sus vínculos con medios radicales, que volvieron a detectar de forma puntual entre 2011 y 2014.

Los hechos por los que estaba imputado se remontan al 26 de junio. Aquella mañana había ido a la sede de la empresa de transporte para la que trabaja, Colicom, al sureste de Lyon. Cargó su vehículo con botellas de gas para un reparto y esperó a su jefe, Hervé Cornara, con el que asegura que había tenido una pelea dos días antes. En la camioneta lo estranguló y puso rumbo hacia la empresa de gases industriales Air Products, donde entró sin problemas porque era conocido por el personal. Allí decapitó a su jefe con un cuchillo, colocó la cabeza en una verja que adornó con dos banderas islamistas y se hizo unas fotos que mandó a un amigo en Siria. Luego precipitó su vehículo contra un hangar abierto con bombonas de gas, sin llegar a provocar grandes daños.

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