Acusado de colaboración un amigo del terrorista de San Bernardino
El FBI detiene a Enrique Márquez, la persona que facilitó las armas a Farook Ambos planearon poner bombas en una autopista y disparar contra los conductores
Enrique Márquez, la persona que compró los rifles de asalto utilizados en la matanza terrorista de San Bernardino, ha sido acusado este jueves formalmente de delitos de cooperación terrorista. Márquez, de 24 años, es una pieza clave de la investigación para desentrañar cómo una pareja de musulmanes de clase media del sur de California llegaron a matar a 14 personas en nombre de ISIS. El ahora detenido, lleva más de una semana cooperando con el FBI en la investigación y ha aportado inquietantes detalles sobre atentados que planeaba con Syed Farook desde 2011.
Los cargos contra Márquez son por facilitar material a terroristas (incluido el de las bombas que no explotaron), mentir a la hora de comprar armas, mentir a las autoridades de inmigración para un matrimonio de conveniencia y planificar atentados hace tres años. Se trata de la primera y única persona imputada por el atentado cometido por el estadounidense Syed Farook, de 28 años, y su esposa paquistaní, Tashfeen Malik, de 29, el pasado 2 de noviembre cuando dispararon con rifles de asalto contra una fiesta de Navidad de los compañeros de trabajo de él en San Bernardino, a 100 kilómetros al este de Los Ángeles. Después, fueron abatidos en un tiroteo con la policía.
A pesar de tener derecho a permanecer en silencio para no incriminarse, Márquez lleva desde el primer día contando a los investigadores todos los detalles de su relación con Farook, al que conoce desde la infancia porque eran vecinos en San Bernardino. Sus declaraciones han sido la principal fuente para reconstruir la historia de radicalización de la pareja. Márquez, descrito por los que le conocían como una persona con problemas mentales, se convirtió al islam y se casó con una hermana de la esposa de un hermano de Farook.
Márquez, que trabajaba de vigilante en una tienda Walmart, hablaba de terrorismo con Farook al menos desde 2011 y ambos habían planeado incluso un atentado con bombas en una autopista. El plan era parar el tráfico con bombas y luego tirotear a los conductores atrapados en sus vehículos.
Márquez ha contado con todo detalle al FBI que habían elegido una parte de la autopista 91 en dirección Este, un segmento determinado sin salidas. El plan era que Farook arrojaría bombas en la calzada, de forma que dañaría algunos coches y colapsaría el tráfico. Después, Farook se movería entre los coches disparando a sus ocupantes mientras Márquez disparaba desde una colina cercana. Según la fiscalía, Márquez ha dicho que su parte era disparar contra los coches de policía que fueran llegando y las ambulancias.
Según el relato de la fiscalía, Márquez compró los rifles de asalto tipo AR-15 con los que Farook y su esposa perpetraron la matanza porque Farook pensaba que no pasaría el control de antecedentes si los compraba él mismo. Márquez pensó que su "apariencia caucásica" era mejor que el aspecto árabe de Farook. Los compró en 2011 y 2012 pensando en el atentado de la autopista. Cada rifle le costó unos 750 dólares. También le consiguió a su amigo parte del material explosivo con el que fabricó hasta 19 bombas encontradas en su garaje tras la matanza (dejaron otras tres, que fallaron, en el lugar de los hechos).
De su declaración, Márquez se mudó a Riverside en 2005. Conoció a Farook porque era el vecino de la casa de al lado. Farook le introdujo en el Islam y se convirtió en 2007. Después, Farook le acercó a visiones más radicales. Ambos hablaban de las doctrinas de Anuar El Aulaki (líder de Al Qaeda en Yemen, de origen estadounidense igual que Farook y asesinado en un ataque aéreo en 2011) y de su desprecio por los musulmanes que participaban en el Ejército de Estados Unidos. Para 2011, Márquez pasaba la mayor parte de su tiempo en casa de Farook viendo y leyendo material islamista radical, incluida la publicación de Al Qaeda Inspire Magazine y vídeos de la milicia Al Shabaab.
Por aquel entonces, de acuerdo con el relato de la fiscalía, comenzaron a planear atentados. Un plan era poner bombas caseras en la biblioteca de la universidad pública local de Riverside, en la que habían estudiado ambos. Después, dispararían sobre los estudiantes cuando huyeran del edificio. El tercer plan que ha confesado era el de la autopista.
En el atentado del pasado 2 de diciembre, Farook acudió a la fiesta de sus compañeros de la inspección de sanidad del condado de San Bernardino en un salón del centro de rehabilitación regional. Poco antes de las 11 de la mañana se fue dejando tras de sí una mochila. En ella había tres bombas caseras unidas a un coche de radiocontrol. El mecanismo falló. Poco después, se presentó con su esposa, vestidos ambos de camuflaje y con el rostro cubierto, y disparó contra los presentes.
"Seguiremos investigando, buscaremos y pediremos responsabilidades a cualquiera que esté relacionado con este acto odioso", dijo en un comunicado el fiscal federal John P. Carlin. La fiscal del distrito central de California, Eileen Decker, afirmó que "el señor Márquez conspiró con el señor Farook para cometer los perversos ataques, como se pone de manifiesto con los cargos de hoy. Incluso aunque esos planes no se llevaron a cabo, la conducta criminal del señor Márquez ha afectado profundamente a San Bernardino, California, y a todo Estados Unidos cuando las armas que compró fueron utilizadas para matar a 14 inocentes". Márquez no participó en los ataques, admiten las autoridades, pero la compra de las armas y no haber avisado de las intenciones de Farook le van a sentar en el banquillo de los acusados.
Márquez comenzó a distanciarse de Farook en 2012, según la investigación, y dejó de planear atentados con él. Los investigadores creen que fue influenciado por la detención de varias personas en 2012 en la misma zona, el sureste de California, por planificar un viaje para unirse a Al Qaeda y matar norteamericanos. Uno de ellos, Ralph Deleon, fue condenado el pasado febrero a 25 años de cárcel.
Los cargos revelados este jueves contra Márquez comportan penas máximas que sumarían hasta 35 años de cárcel.
Márquez ingresó en un centro para enfermos mentales nada más conocerse el atentado de San Bernardino. Tras casi dos semanas de interrogatorios, este jueves quedó bajo arresto y tenía previsto comparecer por primera vez ante un juez federal por la tarde en Riverside, California.
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