“No será un Gobierno de ruptura con los compromisos europeos”
La líder del Bloco de Esquerda asegura que el próximo Gobierno de Portugal será estable y duradero
Como actriz profesional, Catarina Martins ha crecido sobre las tablas, así que conoce el registro exacto para hablar al Parlamento, a la calle o al periodista, y convencer al auditorio. La líder del Bloco de Esquerda (BE) es la protagonista del acuerdo que ha unido a todas las fuerzas portuguesas de izquierda por primera vez en 40 años. Ese acuerdo —o mejor dicho, los tres que el Partido Socialista (PS) ha firmado por separado con el BE, con el Partido Comunista (PC) y con Los Verdes— posibilita un Gobierno del socialista António Costa. Martins (Oporto, 1973) cree que el futuro Gobierno “no es de ruptura con los compromisos europeos”.
Pregunta. Por primera vez en 40 años todas las izquierdas apoyan un Gobierno socialista, ¿y no hay una foto del histórico momento?
Respuesta. No fue una decisión del Bloco; pero tampoco le doy mucha relevancia al detalle. Doy más importancia a los programas que a las ceremonias.
P. Pues el presidente de la República, Cavaco Silva, parece que tiene dudas para encargar Gobierno al PS.
R. No tiene alternativa, pero la demora crea inestabilidad y es una enorme irresponsabilidad.
P. El presidente pide que se forme un Gobierno estable y duradero. ¿Lo es un Gobierno socialista con apoyo parlamentario de PC y Bloco?
R. Lo es. Lo que mide la estabilidad es la convergencia que está en el acuerdo, basado en tres pilares: primero el compromiso de que el país, el Bloco y el PC nunca respaldarán a un Gobierno que corte los rendimientos del trabajo. Nuestra matriz ideológica es la reposición de rendimientos y derechos de trabajo, la salvaguarda del Estado social y parar las privatizaciones. Si no se rompen estos principios, se mantendrá el apoyo parlamentario.
La demora del presidente para encargar Gobierno al PS crea una enorme inestabilidad y es de una enorme irresponsabilidad para el país
P. ¿Qué más garantías?
R. La segunda garantía de estabilidad es algo que a mí no me gusta, pero que está en el acuerdo: el escenario macroeconómico del PS. Será un Gobierno sin razones para ser atacado desde Europa. No será un Gobierno de ruptura con los compromisos europeos. El Bloco está contra ellos, pero el PS exigió mantenerlos. No va a ser un Gobierno de enfrentamiento inmediato, abierto, con las instituciones europeas.
P. Mario Centeno, el futuro ministro de Finanzas, ha creado con ustedes una comisión para estudiar la sostenibilidad de la deuda. ¿No es contradictorio?
R. Hay una divergencia muy grande entre nosotros y el PS sobre la deuda, pero en lugar de mantenernos cada cual en su barricada decidimos hacer un estudio sobre la deuda exterior, que no obliga a ninguno de los partidos a cambiar de opinión.
P. ¿No daría más solidez al Gobierno que ustedes formaran parte de él?
R. Un Gobierno debe estar cohesionado. La convergencia permite un apoyo parlamentario, pero no entrar en el Gobierno, por las diferencias profundas que tenemos, por ejemplo, en el tratado presupuestario o la reestructuración de la deuda, que nosotros pedimos. Incluso sin cumplir esos temas, creemos que la convergencia que conseguimos va a tener una repercusión concreta en la vida de las personas. Habrá una diferencia enorme respecto a un Gobierno de derechas.
La segunda garantía de estabilidad es algo que a mí particularmente no me gusta, pero que está en el acuerdo
P. Ustedes han pactado con el PS un salario mínimo de 535 euros, y su otro socio, el PC, lo quiere de 600. ¿Qué va a pasar?
R. Nosotros también queríamos 600 ya. Pero elegimos entre dejarlo sin pactar y que el PS hiciera lo que quisiera o pactar un salario que es bastante superior al que estaba en el programa del PS, pero inferior al del Bloco. Nos pareció mejor el pacto.
P. En los tres acuerdos firmados por el PS se habla mucho de subida de salarios y pensiones, pero muy poco de dónde va a sacar el dinero el Estado.
R. El programa del PS descapitalizaba la Seguridad Social. Quería cortar cuatro puntos porcentuales del pago a los trabajadores y los empresarios. Eso se ha anulado. Los cortes previstos por el PS costaban al Estado más que los gastos que propone el Bloco. La austeridad no es una política ideológica, es una política de clase, la austeridad hace una transferencia de rendimientos del trabajo al capital. Nosotros equilibramos un poco el juego, no tanto como quisiéramos.
P. Pese a las protestas de la izquierda, el jueves el Gobierno en funciones cerró la privatización de las líneas aéreas TAP. Si no hay dinero suficiente para la Sanidad o la Educación, ¿por qué ese empeño en destinar recursos públicos a las aerolíneas TAP?
R. La TAP da dinero, lo que arrastra es una deuda por una mala gestión. Un país depende de sus sectores, ligados unos a otros. Un país precisa tener algún control sobre sus transportes públicos, y el aéreo es importantísimo porque es la mayor empresa exportadora nacional, esencial en un país turístico, y esencial en la comunicación de Portugal a sus comunidades, pues tenemos una gran parte de nuestra población fuera del país. Un país que deja de comunicarse con sus comunidades es un país que empieza a desaparecer. Ninguna venta va a pagarnos jamás el valor que tiene todo eso.
Los cortes previstos por el PS en su programa electoral costaban al Estado más que los gastos que propone el Bloco
P. ¿Y por qué no mencionaron a TAP en su acuerdo, como hicieron con el Metro de Oporto?
R. Porque no conseguimos llegar a un acuerdo con el PS, que quiere que se privatice el 49%. Nosotros defendemos una TAP 100% pública. La historia en Portugal nos dice que eso del 49% es peligroso. Fue así con la eléctrica EDP y con la telefónica PT: acabaron todas privatizadas o en intereses extranjeros. En estos momentos Portugal Telecom está destruida.
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