Giardinelli: “Solo los sectores privilegiados sienten nostalgia”
El escritor argentino critica “el comportamiento irracional de burguesías” de su país
Mempo Giardinelli es uno de los escritores argentinos más prolíficos de la actualidad, pero no solo por sus obras literarias. Exiliado en la última dictadura militar argentina (1976-1983) en México, este autor de novelas como ‘Que solos se quedan los muertos’ y ‘Final de novela en Patagonia’, ensayos como ‘El país de las maravillas’ y cuentos como ‘Kilómetro 11’ también dirige una fundación que lleva su nombre y que fomenta la lectura y asiste a comedores en el pobre noreste de Argentina. Desde allí, desde su casa de Resistencia, capital de la provincia de Chaco, analiza su país en una entrevista realizada por correo electrónico.
Pregunta. ¿Cómo ve a la sociedad argentina?
Respuesta. Como lo que es y no tiene por qué sorprender: una sociedad muy compleja, dinámica, siempre en formación. Con enormes virtudes y recursos naturales, pero también con graves taras históricas que costará mucho superar. Una de ellas es el comportamiento irracional de ciertas burguesías urbanas acomodadas, de pésimas conductas, maciza ignorancia, mala educación y casi nulo espíritu solidario. Eso choca con el comportamiento de vastos sectores marginales en los que hay demasiado resentimiento y también ignorancia. Y en otro plano también subrayo el tremendo descuido ambiental generalizado, que en Argentina es casi un suicidio ecológico colectivo.
"La inversión en escuelas fue extraordinaria; la deuda es la calidad educativa"
P. Algunos la ven en decadencia, con nostalgia por lo que fue antes de la última dictadura, y otros consideran que está en el mejor momento histórico.
R. Esa nostalgia solo la sienten los sectores más privilegiados. Pero la verdad es que la Argentina de casi todo el siglo XX fue un país muy injusto e inequitativo. Hoy, en materia de equidad social y aun con todo lo que falta hacer, no tengo dudas de que estamos en uno de los mejores momentos de nuestra historia.
P. ¿Cómo valora estos 12 años de kirchnerismo?
R. El balance, en general, es muy positivo en materia de soberanía y equidad. No fui ni soy kirchnerista, pero acompañé sus mejores políticas, entre ellas sus decisiones económicas, así como critiqué y suelo criticar duramente sus malas decisiones. Todo balance político es, casi por definición, un claroscuro.
P. ¿Qué herencia deja?
R. Muy positiva en derechos civiles adquiridos, así como en derechos humanos y el combate a la impunidad de los genocidas. Hoy tenemos una mayor y mejor conciencia democrática y hay un fuerte proceso de inclusión. Sus déficits más graves son el nulo esfuerzo por la transparencia, la pésima política ambiental, la tolerancia a ciertos gobernadores provinciales impresentables y que las políticas sociales no alcanzaron a un mayor porcentaje de la población.
P. ¿Deja una sociedad dividida?
R. La sociedad argentina está dividida desde hace 200 años. El kirchnerismo fue solo una etapa y una víctima más de esa división. Y eso porque la sociedad viene siendo incendiada por una oposición ciega consiente de ser manipulada por el infame sistema multimediático, que es antidemocrático, prebendario, cínico, mentiroso y golpista. Todo eso. Claro que también hay que decir que el kirchnerismo no quiso o no supo llamar al diálogo.
P. ¿Cómo ve la cultura y la educación de la Argentina actual en perspectiva histórica?
R. La cultura en Argentina se ha valorizado en todo sentido y se ha federalizado, lo que es muy bueno. También la inversión en infraestructura escolar fue extraordinaria en estos 12 años. La gran deuda es mejorar la calidad educativa, aunque no con las recetas interesadas de los economistas neoliberales puestos a educadores. Ellos son parte del problema, no de la solución.
P. ¿Cómo ve el fenómeno de una pobreza que, aunque se redujo mucho respecto de 2002, se consolida en niveles altos respecto del pasado de Argentina?
R. Comparando 2015 con 2002, se hizo muchísimo y la recuperación social fue extraordinaria. Necio el que no lo quiere ver. Pero igualmente cierto es que lo hecho no alcanza y que la deuda social sigue siendo enorme e inocultable. Lo que hace falta entonces es profundizar los procesos de inclusión, salud y educación, con transparencia y sin discursos mentirosos, como es frecuente escuchar tanto en oficialistas como en casi toda la oposición.
P. ¿Le preocupa que se hable de ‘mexicanización’ de Argentina?
R. México es un país maravilloso con enormes problemas, y ese tipo de adjetivaciones ofensivas sólo denota la ignorancia y cretinismo de quienes dicen semejantes tonterías.
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