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Abbas intenta resucitar en la ONU el debate sobre Palestina

El conflicto israelo-palestino parece haber quedado en segundo plano en la ONU

Mahmoud Abbas en la ONU, el 28 de septiembre de 2015.
Mahmoud Abbas en la ONU, el 28 de septiembre de 2015. Jason DeCrow

Tensiones crecientes en la Explanada de las mezquitas de Jerusalén, la población palestina empobrecida y desengañada, una franja de Gaza aislada física y políticamente, un diálogo imposible con el movimiento islámico Hamas, el avance inexorable de las colonias israelíes, un proceso de paz inexistente y una comunidad internacional ausente. Este es el desalentador panorama que presentará este miércoles ante la ONU el presidente palestino Mahmud Abbas.

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Los líderes mundiales tendrán frente a ellos a un dirigente de 80 años invadido por la "frustración" ante la falta de resultados después de 10 años en el poder, explican responsables palestinos en Ramala (Cisjordania), y el tono de su discurso, que horas antes de ser pronunciado sigue siendo un misterio, ha provocado numerosas especulaciones.

¿Abbas decidirá enterrar los acuerdos de Oslo de 1993 y decretará la consiguiente disolución de la Autoridad Palestina ante la imposibilidad de avanzar hacia la creación de un Estado? ¿Intentará movilizar a la comunidad internacional para relanzar un nuevo proceso de paz? ¿Dará un ultimátum a Israel? ¿Anunciará su dimisión?

"Abbas lleva 10 años haciendo todo lo que le pidieron, siendo obediente y evitando el altísimo coste en vidas de una tercera Intifada y no ha recibido nada a cambio", afirman responsables palestinos en Ramala. "Está claro que la situación en Gaza, Cisjordania y Jerusalén-este es insostenible. La Autoridad Palestina no tiene autoridad. Se menciona a menudo que Abbas podría disolverla y 'entregar las llaves' a Israel. ¿Qué llaves? Ni siquiera tenemos las llaves", agregan estas fuentes.

La última gran decepción para los dirigentes palestinos se produjo el lunes cuando el presidente estadounidense Barack Obama no mencionó el conflicto israelo-palestino en su discurso, centrado sobre todo en la crisis siria.

"¿Piensa el presidente Obama que puede derrotar al Estado Islámico y al terrorismo, o lograr la paz y la seguridad en Oriente Próximo, ignorando la constante ocupación israelí, los asentamientos y los ataques en la Mezquita de Al Aqsa?", se preguntaba Saeb Erekat, jefe del equipo negociador de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP).

Un artículo firmado por Abbas y publicado el martes por el diario Huffington Post hace prever que probablemente no lance ante la ONU la "bomba" anunciada hace algunas semanas. El presidente palestino insiste en que no se pueden seguir respetando ciertos acuerdos con Israel si la situación no avanza en los próximos meses y recalca que la solución al conflicto son negociaciones "multilaterales" y no directas con Israel, que "ejecuta políticas destinadas a destruir lo que queda de Palestina".

"La ONU debe dar a mi pueblo más que esperanza", escribe Abbas, quien tras su discurso participará en el simbólico izado de la bandera palestina en la sede de la ONU, tal y como fue aprobado a mediados de mes. Palestina es desde 2012 un Estado observador no miembro de Naciones Unidas.

Un presidente "listo para marcharse"

A mediados de agosto Abbas presentó su dimisión como líder de la OLP y en las próximas semanas el organismo deberá renovar su Comité Ejecutivo, compuesto por 18 miembros, y elegir una nueva dirección. Es el principio de la salida de Abbas, quien, según sus allegados, está "listo para marcharse" y desea ir dejando paulatinamente todos sus cargos, aunque el panorama sobre su sucesión es incierto.

Si antes de retirarse, Abbas decidiera disolver la Autoridad Palestina, nacida tras los acuerdos de Oslo de 1993 para ser un organismo de transición hasta la creación a medio plazo de un Estado palestino, obligaría a Israel a asumir tareas de seguridad y administrativas en las grandes ciudades de Cisjordania, hoy controladas por los palestinos, una tarea engorrosa que el gobierno del primer ministro Benjamin Netanyahu desea evitar.

Paralelamente, en los últimos meses, la OLP, entidad que aspira a representar a todos los palestinos del mundo, ha ido incrementando sus atribuciones y eclipsando a la Autoridad. Por ejemplo, la estrategia de "internacionalizar el conflicto" y el proceso de incorporar a Palestina a organismos internacionales como la Corte Penal Internacional (CPI) llevan la firma de la OLP.

Un sondeo realizado en estos días por el Centro palestino de investigaciones políticas de Ramala muestra, en palabras de su director, el politólogo Jalil Shikaki, que el abismo "entre los palestinos y sus dirigentes nunca había sido tan profundo". Un 65% de los palestinos quiere que Abbas deje su puesto y el mismo porcentaje de encuestados ya no cree en la solución de dos Estados, debido al avance de las colonias israelíes. Un 42% cree que la lucha armada es la vía más efectiva para establecer un Estado palestino y solo un 29% apuesta por las negociaciones.

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