Hillary Clinton apela al voto de la generación del milenio
Los 'millennials' son la generación más diversa, más conectada y con más iniciativa
Los estudiantes mostraban en carteles las cifras de 25.000, 30.000 y 40.000 dólares. Cada una corresponde a su deuda pendiente tras acabar una carrera universitaria. Junto a ellos, el senador Bernie Sanders, candidato a la presidencia por el Partido Demócrata, presentaba un plan para acabar con la situación económica que condiciona el futuro de miles de jóvenes estadounidenses. La deuda de los universitarios asciende a 1,2 billones de dólares y es uno de los asuntos que más preocupan a la generación de los millennials, el grupo de votantes entre 18 y 34 años que entiende la política de manera distinta y ya está cambiando la campaña electoral de 2016.
Los millennials son la generación más diversa: cuatro de cada diez votantes entre 18 y 34 años es hispano o pertenece a una minoría—, la más activa tecnológicamente y también la que menos confía en el proceso electoral como promotor de cambio. Sanders, el demócrata que ha sorprendido en este comienzo de campaña con una asistencia masiva a sus discursos, defiende un nuevo sistema que facilite el acceso a la educación superior. Su rival, Hillary Clinton, ofrece financiar los títulos de las universidades públicas con un fondo de 350.000 millones de dólares.
Facebook es la principal fuente de noticias políticas para un 61% de los millennials y sólo un 37% se informa a través de la televisión
A más de un año de las elecciones, los demócratas han arrancado con propuestas relacionadas con los asuntos que más preocupan a los millennials. Estas propuestas contrastan con otros ciclos electorales en los que las guerras en Irak y Afganistán o la crisis económica protagonizaron las campañas. Además de la deuda estudiantil, ya han abordado la igualdad salarial, la justicia social, el medioambiente, la inmigración o la reforma del sistema de prisiones.
Clinton parte como favorita —un 47% de los jóvenes entre 18 y 29 años votaría por ella, según una encuesta del Instituto de Política de la Universidad de Harvard— pero tanto ella como el resto de candidatos dependen de una generación de votantes totalmente diferente a las anteriores. Para convencerles, deberán explotar la tecnología y apostar por políticas sociales.
Michelle Diggles, analista del think tank progresista The Third Way, destaca que esta generación está marcada por haber crecido rodeados de tecnología y permanentemente conectados a Internet, su fuente de información. Facebook es la principal fuente de noticias políticas para un 61% de los millennials y sólo un 37% se informa a través de la televisión, según el Centro Pew Research, frente a un 60% de baby boomers —nacidos entre 1946 y 1964— que sigue confiando en la televisión y un 39% que confía en las redes sociales.
Tanto Sanders como Clinton intentan explotar este terreno a través de las redes sociales. El senador tiene cinco veces más seguidores en Facebook que Jeb Bush. La exsecretaria de Estado presume en las redes sociales con retratos de su etapa de estudiante. “Les está diciendo que entiende su realidad”, explica Diggles.
Los candidatos deberán superar el reto de traducir esas interacciones en votos, advierte Kei Kawashima, directora del Centro de Información y Participación Ciudadana de la Universidad Tufts. En 2008 votaron el 51% de los jóvenes entre 18 y 34 años, uno de los niveles más altos de la historia, pero la participación descendió a un 45% en las presidenciales de 2012 y a un 19,9% en las legislativas de 2014.
“Esta generación confía menos en las instituciones y en el proceso electoral, el Congreso o el sistema judicial”, explica Kawashima. Apenas uno de cada cuatro millennials considera que el voto es una manera efectiva de provocar un cambio social. Acostumbrados al activismo a través de Internet, “lo que más les interesa es que las propuestas tengan impacto, no quién la proponga”, explica Kawashima.
La generación del milenio es la que ha impulsado la economía colaborativa de empresas como Uber o Kickstarter y la disrupción de modelos de negocio tradicionales. Han crecido en la peor recesión económica de las últimas décadas y con cifras de paro históricas. “No se han conformado con la economía que heredaron sino que han dicho ‘no nos gusta y tenemos la tecnología y la capacidad para cambiarla”, asegura Kawashima. “Muchos están desempleados o subempleados así que han preferido crear su propio puesto de trabajo”, afirma. Clinton ha recogido el guante y ya ha propuesto medidas para proteger a los empleados de servicios como Uber.
A pesar de que tanto Sanders como Clinton han intentado apelar muy temprano a los valores más progresistas de los millennials, Diggles alerta de que la mayoría de ellos no se alinea con ideas de derechas ni de izquierdas, un 50% se declara independiente y hasta un 48% se describe como moderado. Según las expertas, los jóvenes decidirán su voto en función del impacto de las políticas y no tanto de quién es el candidato que las defiende.
La candidata demócrata ya intenta dominar ese equilibrio. Sus propuestas en materia de inmigración, armas, deuda estudiantil o reforma del sistema judicial están más a la izquierda que sus propuestas de hace ocho años. Pero en cuestiones de política exterior es más conservadora y cercana al electorado de su generación, los baby boomers. Como reconoció su director de campaña, John Podesta, esta primavera, la auténtica pelea está en “enganchar la pasión de los votantes más jóvenes”.
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