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“Perdí la cuenta de los muertos a partir del número 20”

Un médico de MSF atendió a más de 1.100 inmigrantes en menos de 24 horas

Un rcontenedor con los cuerpos de 51 migrantes desembarca en el puerto siciliano de Palermo, Italia, del buque de la Guardia sueca Costera Poseidón.
Un rcontenedor con los cuerpos de 51 migrantes desembarca en el puerto siciliano de Palermo, Italia, del buque de la Guardia sueca Costera Poseidón.STRINGER (REUTERS)

El doctor canadiense Simon Bryant atendió el miércoles en menos de 24 horas a más de 1.100 de los 3.000 inmigrantes que pidieron auxilio desde embarcaciones a la deriva en el canal de Sicilia, al norte de las costas libias. Entre los centenares de indocumentados que viajaban hacinados en la bodega de una barcaza, medio inundada, encontró 52 cadáveres. “Nada más entrar, pude ver muchos muertos. Perdí la cuenta a partir del 20”, recordaba ayer el médico, que “solo intentaba buscar signos de vida”.

Exhausto, “sin haber dormido en toda la noche”, Bryant recordaba ayer en una entrevista con EL PAÍS “un día complicado y triste”. El trabajo comenzó tras la llamada de auxilio del barco sueco Poseidón pidiendo ayuda médica para atender a 450 personas que iban a bordo de una embarcación de madera. Hasta él llegaron Bryant y su compañera enfermera, también de Médicos Sin Fronteras. “Nada más entrar ya vimos que había tres personas recuperándose”. El primer impacto les hizo temer lo peor. Y así se confirmó al bajar a la bodega del barco, donde no entraba aire y se acumulaban los humos tóxicos de la combustión del motor.

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“Nos movimos muy deprisa”. Y lo hicieron “uno por uno, sacando fuera del agua las cabezas de las personas” para comprobar si todavía estaban a tiempo de que hubiera supervivientes. “Todo era muy complicado, a algunos cuerpos los encontramos completamente bajo el agua, porque entró agua del mar”, explicó. Algo habitual en las barcazas en las que viajan los migrantes porque, destartaladas, solo pueden mantenerse a flote mientras un viejo motor funciona. Cuando se para, el barco se hunde.

Los 52 muertos “se asfixiaron” por el calor, la deshidratación, los humos del motor y el hacinamiento. Ante tanta desolación, hubo un atisbo de esperanza: “Había una persona que todavía respiraba. Afortunadamente, logramos reanimarla con oxígeno y organizamos una evacuación en helicóptero a la isla de Lampedusa”, donde se recupera.

Bryant presta servicio en la nave My Phoenix, que operan conjuntamente Médicos Sin Fronteras (MSF) y la organización humanitaria MOAS. El barco se dirigía ayer, con más de 400 rescatados a bordo, hacia el puerto de Tarento (sur de Italia), al que previsiblemente llegará el sábado.

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