Grecia y los acreedores pactan los detalles técnicos del tercer rescate
El ministro de Finanzas griego matiza que quedan "dos o tres asuntos menores pendientes"
Atenas y el cuarteto de acreedores (FMI, Comisión, BCE y Mecanismo de Estabilidad) cerraron este martes la negociación técnica sobre el tercer rescate, que costará 85.000 millones de euros y durará hasta julio de 2018. Con este nuevo acuerdo, en el que destaca la rebaja de los objetivos presupuestarios, Grecia calcula que se ahorrará unos 20.000 millones en medidas de austeridad. La decisión final, no obstante, la tomará el Eurogrupo, que está previsto se reúna este viernes tras la votación, el jueves, del texto del Memorando de Entendimiento y una treintena de medidas prioritarias en el Parlamento griego.
“Hay acuerdo aunque aún quedan flecos menores” que resolver, resaltó el ministro de Finanzas griego, Euclidis Tsakalotos, tras más de 20 horas de reunión que concluyeron con un acuerdo que contempla una serie de medidas impopulares, como la modificación del régimen fiscal agrario o la supresión de las jubilaciones anticipadas.
Una de las mayores concesiones que los acreedores harán a Atenas será la reducción del superávit fiscal en un 11% del PIB durante los próximos tres años, según un documento de trabajo interno al que ha tenido acceso este diario. Esto permitirá ahorrar a las arcas griegas unos 20.000 millones en medidas de austeridad. De esta forma, “habrá un ajuste fiscal leve” que se traducirá en un objetivo de déficit del 0,25 % del PIB para 2015, un superávit primario —el resultado de los ingresos públicos por impuestos menos el gasto sin contar con los intereses de la deuda— del 0,5 % para 2016, de 1,75% para 2017 y de 3,5% para 2018, lo que contrasta con los objetivos prácticamente inalcanzables de memorandos anteriores, que oscilaban entre el 3% y el 4,2% del PIB.
Esta caída responde a las dificultades económicas que ha sufrido el país, agravadas por el corralito que decretó el Gobierno el 28 de junio, una semana antes del referéndum del 5 de julio.
Otro punto clave acordado este martes entre Atenas y el cuarteto consiste en la “recapitalización bancaria inmediata” que contará con 10.000 millones y se completará, según el documento, a finales de este año. Las autoridades helenas consideran este paso “crucial”, pues han negociado que serán los acreedores quienes harán frente a parte de la deuda de los bancos, alejando así el temor de los depositarios a sufrir quitas. Grecia lanza así el mensaje de que, en principio, no se recortarán los depósitos de más de 100.000 euros, como ocurrió en el rescate a Chipre en 2013.
Tras el pacto de este martes, los acreedores esperan ahora un compromiso “político” que llegará con la aprobación unánime del Memorándum de Entendimiento (MoU, por sus siglas en inglés) por parte de los 19 ministros de Finanzas de la eurozona en una cumbre del Eurogrupo que se celebrará, previsiblemente, este mismo viernes en Bruselas, según fuentes europeas.
Quedan, sin embargo, algunos pasos decisivos antes de zanjar la saga griega; la votación en el Parlamento heleno del documento acordado este martes y, sobre todo, de las medidas prioritarias —más reformas— para que Grecia tenga acceso al primer tramo del rescate. Fuentes diplomáticas se mostraron este martes optimistas y aseguraron que las medidas superarán la votación. “La naturaleza de la situación requiere la convocatoria inmediata del Parlamento para proceder a la aprobación de la operación y permitir el desembolso de la primera entrega”, declaró este martes el primer ministro griego, Alexis Tsipras.
Está aún por ver si esas acciones urgentes incluyen medidas relativas al impuesto de la renta, la modificación del régimen fiscal agrario, la desregularización de algunas profesiones y la apertura de los comercios en domingo, aunque es muy probable que exista alguna mención en el Memorándum, que aún no se ha hecho público.
Lo que sí incluyen las medidas prioritarias, según la versión inglesa del diario Kathimerini, son, entre otras cosas, la eliminación de la jubilación anticipada, el retiro de exenciones tributarias para las islas a finales de 2016 —una de las históricas líneas rojas del Gobierno de Syriza—, la desregulación del mercado de energía y la creación del fondo de activos estatales, que pretende recabar 50.000 millones en activos en 30 años.
Falta de liquidez
Ante la falta de liquidez en las arcas helenas, los acreedores deberán decidir estos días si se activan o no el segundo crédito puente del verano —el primero fue a mediados de julio— para que Grecia pueda afrontar sus pagos más inmediatos: 3.500 millones de euros al BCE el 20 de agosto.
Fuentes del Gobierno heleno sostienen que ese debate está fuera de la mesa de negociación y que el país entraría directamente a la línea de liquidez del tercer programa, cifrado en 85.000 millones a tres años. “Técnicamente y en la práctica no hay necesidad de acceder a un segundo crédito puente”, explicaron las mismas fuentes. Y el acuerdo alcanzado este martes parece ir en la misma línea, pues especifica que Grecia recibirá “los fondos necesarios para resolver las demoras y atrasos en los pagos públicos”. La Comisión, sin embargo, declaró este martes que “aún no está decidido”.
El tiempo apremia y tanto Bruselas como Atenas buscan contrarreloj un acuerdo “preferiblemente antes del día 20”, según dijo la semana pasada el presidente del Ejecutivo comunitario, Jean-Claude Juncker, y reiteró este martes el Gobierno de la UE.
Tras el anuncio este martes del princio de acuerdo, la Bolsa de Atenas abrió con una tendencia al alza que llegó hasta el 2%. Los intereses de los bonos griegos a dos años, además, cayeron cuatro puntos.
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