Los malos recuerdos de la crisis impulsan al kirchnerismo
La mejora desde 2001 es tan significativa que la crisis actual no desgasta al Gobierno
Si Argentina fuera un país europeo o uno de esos que pueblan la tabla media de la OCDE, los datos actuales de la economía hundirían al Gobierno en las encuestas. Argentina tiene una inflación cercana al 26%, apenas crece, no crea empleo, aumenta su déficit, sufre un lento goteo de cierre de fábricas, apenas llegan inversiones y hay varios escándalos de corrupción en los juzgados. Pero el país austral no vive un ambiente económico ni político normal, y el Ejecutivo llega a las elecciones primarias del domingo con la presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, con unos índices de aprobación del 40% que no tiene ninguno de los presidentes de su entorno latinoamericano, acosados por la crisis económica y diversos escándalos. En Argentina, los ciudadanos, especialmente las clases populares que auparon a los Kirchner al poder, no se comparan con el año pasado. Tienen como referente el año 2001, cuando sufrieron una de las peores crisis de su historia. La mejoría desde entonces es tan colosal que el apoyo al kirchnerismo es enorme.
Renta multiplicada
La renta per cápita de los argentinos ha pasado de 2.711 dólares (2.450 euros) en 2002, en lo más profundo de la crisis —los Kirchner llegaron en 2003— a los 12.922 dólares (11.860 euros) de 2014. La situación no es boyante, de hecho se parece mucho a la de antes de la crisis, pero el recuerdo de 2002 es demasiado fuerte. En estos años, según el Banco Mundial, la clase media se duplicó pasando de 9,3 millones a 18,6 millones. Y se llevó el gasto en sanidad al 8% del PIB y el de educación al 6%. Aun así, los resultados educativos son muy malos en el informe PISA.
Los Kirchner han promovido una economía basada en promover el consumo y la protección a la industria local para garantizar el empleo. Todos los argentinos recuerdan los despidos masivos de 2002, las bajadas radicales de salarios, la devaluación. El desempleo ha pasado del 21,5% en 2002 al 7,1% en 2015.
El consumo es una de las claves de la situación de calma política. En 2002 se vendían 82.345 coches en Argentina. El año pasado fueron 613.848. Gracias en parte al apoyo del Gobierno, todo se paga en cuotas. Desde un electrodoméstico —se ofrece en 18 cuotas— hasta unas zapatillas. Y así los ciudadanos pueden consumir, irse de vacaciones y mantener una sensación de bienestar pese al parón económico. El Plan Ahora 12 permite financiar de forma gratuita en 12 meses —un auténtico chollo con un 26% de inflación— el calzado, la ropa o los muebles. Argentina es el único país donde el Gobierno financia la compra de la ropa de cualquier precio. Así se mueven unos 100 millones de euros mensuales.
La pobreza es importante y está volviendo a crecer por culpa de la recesión que amenaza a Latinoamérica. Pero sigue muy lejos de las cifras de 2002. Ese año llegó al 57%, ahora está en el 25% según cálculos sindicales. Ese salto llena de votos las arcas del peronismo en el poder.
Otra de las claves son los sueldos. Se ha pasado de un salario medio de 263 dólares en 2002, en plena devaluación, a los 1.431 dólares de 2015, al menos en la economía formal. Empresarios y economistas avisan de que la situación es explosiva por la baja competitividad, pero los trabajadores aplauden la última subida del 27%.
Planes sociales como la Asignación Universal por Hijo, que tiene 3,5 millones de beneficiarios y es el principal ingreso de un millón de familias pobres, explican también las encuestas positivas para el Gobierno.
Y por último, el otro gran granero de votos: los pensionistas. Se ha pasado de una cobertura en 2002 que solo tenían el 54,5% de los jubilados al 95% de pensionistas que cobran ahora del Estado. Para rematar la idea, la presidenta compareció ayer en plena campaña electoral —con emisión obligatoria para todas las televisiones— para anunciar que este año los pensionistas van a tener un aumento del 33%. Y así espera ganar.
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