Un atentado del PKK kurdo dispara la tensión en Turquía
El grupo mata a dos policías en represalia por el ataque en Suruç
El asesinato de dos policías, cuya autoría reclamó el grupo armado PKK, ha añadido tensión a la ya de por sí candente situación en la frontera sur de Turquía, utilizada por los militantes de los diversos grupos combatientes para infiltrarse en Siria. El ataque se produce como venganza ante lo que la organización kurda considera “colaboración” del Gobierno islamista moderado de Ankara con los yihadistas del Estado Islámico (EI), uno de cuyos militantes acabó el lunes con la vida de una treintena de jóvenes izquierdistas en Suruç.
Un yihadista de 20 años, autor del ataque
Las pruebas de ADN han permitido identificar al supuesto autor del atentado que el pasado lunes mató a 32 jóvenes en la localidad turca de Suruç, cercana a la frontera Siria. Se trata de un joven de 20 años, Seyh Abdurrahman Alagöz, exestudiante de ingeniería mecánica en una universidad de la provincia de Adiyaman.
Según los medios turcos, el joven dejó los estudios junto a su hermano mayorpara unirse al Estado Islámico en Siria hace medio año. La madre explicó al diario digital Radikal que Seyh Abdurrahman regresó a Turquía a principios de este mes. No explicó dónde había estado y poco después se perdió el contacto.
Durante su periodo en Adiyaman, los hermanos frecuentaron un salón de té al que acudían simpatizantes del EI.
Alarmados porque no habían acudido a su puesto de trabajo, compañeros de los policías Okan Acar y Feyyaz Yumusak fueron en la mañana de este miércoles al hogar donde convivían en Ceylanpinar, una localidad situada junto a la frontera turco-siria. Los cuerpos de los dos agentes veinteañeros, el uno de Antidisturbios y el otro de la unidad Antiterrorista, yacían sin vida en la vivienda. Cada uno había recibido un disparo. Aunque en un principio se barajó la hipótesis de un suicidio, el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) anunció en un comunicado que fueron ejecutados por un comando fedayín del grupo kurdo. Se cree que, tras el asesinato, los pistoleros huyeron a territorio sirio controlado por las Unidades de Protección Popular (YPG), las milicias kurdas enfrentadas al Estado Islámico (EI) y que mantienen estrechos lazos con el PKK.
La organización armada kurda alegó que los agentes eran “colaboradores” del EI y que se trató de una operación de “represalia por la masacre de Suruç”. Si bien nadie duda de la autoría yihadista del atentado del pasado lunes, los nacionalistas kurdos acusan al Gobierno del AKP (Partido para la Justicia y el Desarrollo) de no haber hecho nada por prevenirlo y de permitir la actividad del EI en territorio turco.
De hecho, varios interrogantes siguen pendientes de respuesta, entre ellos, cómo un terrorista suicida pudo infiltrarse en Suruç, una ciudad en la que la presencia de las fuerzas de seguridad es constante, y cómo pudo introducirse en el acto político donde se inmoló y en el que prácticamente todos los participantes —militantes izquierdistas— habían sido registrados e identificados por la policía. El primer ministro, el islamista Ahmet Davutoglu, negó que su Gobierno haya apoyado a grupos terroristas y afirmó que el acto terrorista, que costó la vida a más de 30 personas, fue cometido “contra toda Turquía”.
Con el asesinato de los dos policías, el PKK entra de lleno en el conflicto en torno a la frontera turco-siria, tras dos años de alto el fuego para facilitar las negociaciones de paz con el Gobierno de Ankara. El grupo armado kurdo —en las listas de organizaciones terroristas de Turquía, la UE y EE UU— anunció el fin de su tregua el pasado 12 de julio ante la falta de avances del proceso de paz y la amenaza del EI, y su líder militar, Murat Karayilan, hizo un llamamiento al pueblo kurdo a “armarse” y prepararse para la “autodefensa”. Desde entonces, el PKK ha llevado a cabo ataques contra objetivos civiles, policiales y militares (el lunes falleció un soldado en un combate).
Selahattin Demirtas, líder del pro-kurdo Partido de la Democracia de los Pueblos (HDP), lamentó la muerte de los policías y del militar afirmando que “los asesinados son hijos de trabajadores y del pueblo oprimido”. Pero la facción más radical del PKK parece haberse impuesto a los llamamientos a la paz y al desarme hechos desde el HDP, considerado su brazo político.
Ante la complicada coyuntura que se avecina, el Ministerio del Interior ha suspendido las vacaciones de la policía a partir de la semana que viene y se espera que el Ejecutivo ordene reforzar la seguridad en la zona fronteriza.
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