Los expertos proponen sistemas para destapar daños psíquicos en pilotos
La Agencia de Seguridad Aérea recomienda una base europea de datos médicos tras la catástrofe de Germanwings
Los problemas psicológicos de pilotos de líneas aéreas son difíciles de detectar por parte de los médicos que los evalúan y, además, la información no llega a la compañía correspondiente si el afectado opta por no comunicarla escudándose en su derecho a la privacidad. Por eso, un grupo de expertos de la Agencia Europea de Seguridad (EASA) recomienda ahora que las autoridades modifiquen sus legislaciones para “asegurar un adecuado equilibrio entre la confidencialidad del paciente y la protección de la seguridad pública”.
A petición de la Comisión Europea, 14 expertos de la EASA han elaborado un informe con recomendaciones a raíz de la catástrofe del pasado marzo en Los Alpes, donde el copiloto Andreas Lubitz estrelló deliberadamente un A-320 de Lufthansa con 150 personas a bordo. Lubitz, en tratamiento psiquiátrico, no había comunicado sus problemas de salud a la compañía. Para evitar casos similares en el futuro, la EASA recomienda la creación de una base europea de datos médicos que compartan los examinadores de la salud de los pilotos. Se intenta así detectar casos peligrosos aunque el afectado opte por no comunicar sus problemas.
Los expertos alertan de antemano de que es “muy difícil” para los médicos que realizan las evaluaciones detectar desequilibrios psicológicos si no es a través de “profundos análisis clínicos”, que no se hacen habitualmente. Aseguran, además, que existe un auténtico “turismo médico” entre los pilotos. Como la certificación médica obtenida en un Estado de la UE es válida en los demás, algunos pilotos optan por conseguirla donde es más barata o donde los médicos son “menos rigurosos”.
No solo eso. En un momento en el que la movilidad laboral de pilotos europeos es permanente, la renovación y revalidación de sus certificados la realizan en ocasiones ante médicos que desconocen los datos de exámenes anteriores.
La base de datos, que sería compartida por los médicos del sector aeronáutico, recogería inicialmente solo datos básicos del piloto y de quien ha evaluado su salud, así como algunas informaciones clínicas genéricas. Sin embargo, los autores del informe apuntan a la posibilidad futura de crear un sistema “completo” de intercambio de datos. Los sindicatos y asociaciones de pilotos se oponen rotundamente a la fórmula.
Los expertos insisten también en que debieran establecer métodos “no punitivos” para que los pilotos puedan comunicar potenciales problemas de salud a sus empresas sin arriesgar a sufrir graves consecuencias laborales y salariales.
Para detectar problemas psicológicos antes y después de obtener las licencias de vuelo, los autores de informe recomiendan una mejor formación de los médicos especializados. En ese terreno, piden que se refuercen las pruebas para detectar desequilibrios entre los aspirantes a pilotar aviones. También aconsejan análisis aleatorios de drogas y alcohol, que serían obligatorios tras accidentes o incidentes. Algunas compañías, como la alemana Lufhansa, ya los realizan.
Para la EASA, la catástrofe de Germanwings puso de relieve que la detección de problemas psiquiátricos entre pilotos se ha convertido en una prioridad para los analistas e investigadores del siniestro. En este sentido, consideran de menor trascendencia el hecho de que, debido a los sistemas de seguridad en la cabina, Lubitz hubiera podido quedar solo y con la puerta bloqueada. Al respecto, insisten en la conveniencia de que todas las compañías, como ya lo hacen la mayoría, obliguen a que en la canina haya siempre al menos dos personas.
La comisaria de Transportes, Violeta Bulc, ha señalado este viernes que, una vez recibido el informe de la EASA, el Ejecutivo comunitario analizará en los próximos meses si se modifica la legislación europea sobre seguridad aérea.
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