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Netanyahu reconoce que Hamás tiene dos rehenes israelíes en Gaza

El movimiento islamista pretende intercambiar a los cautivos por palestinos presos

Juan Carlos Sanz
Ilan Mangisto, hermano del hombre desaparecido, lee un comunicado flanqueado por sus padres, en Ashkelon.
Ilan Mangisto, hermano del hombre desaparecido, lee un comunicado flanqueado por sus padres, en Ashkelon. AMIR COHEN (REUTERS)

Los israelíes se despertaron este jueves con la revelación de que Hamás mantiene desde hace meses prisioneros en Gaza a dos ciudadanos de Israel. Un juez levantó en parte la prohibición de informar sobre los rehenes, impuesta por la censura militar, cuando ya uno de los casos se había convertido en un secreto a voces en las redes sociales. El primer ministro, Benjamín Netanyahu, confirmó finalmente que un judío de origen etíope y un árabe-israelí que habían entrado en la Franja se encontraban en poder del movimiento islamista palestino.

El dirigente de Hamás Jaled Meshal había asegurado el miércoles en Qatar que unos mediadores europeos le habían trasladado una propuesta de Israel para liberar a los dos rehenes y devolver los restos de dos militares muertos en Gaza durante la operación militar lanzada por Israel en la Franja el pasado verano. Meshal advirtió de que su organización no daría una respuesta hasta que fueran puestos en libertad los más de 50 palestinos que Israel volvió a detener tras haber sido excarcelados en 2011 en el intercambio por Gilad Shalit. Este joven soldado israelí fue capturado por un comando palestino en 2006 y permaneció cinco años secuestrado en la Franja hasta que Israel negoció su liberación a cambio de la salida de las cárceles israelíes de más de un millar de presos palestinos.

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“Estamos trabajando para que regresen los dos israelíes que cruzaron la frontera hacia Gaza”, aseguró el jueves Netanyahu. “Hacemos a Hamás responsable de su seguridad”. El movimiento de resistencia islámica mantuvo silencio en Gaza, pero el Ministerio de Defensa israelí ha confirmado a través de un comunicado que uno de los rehenes es Areva Mengistu, de 28 años, quien según informaciones de inteligencia se encuentra detenido en el enclave palestino.

Este judío de origen etíope que, según sus familiares, padece trastornos mentales, se internó en Gaza el pasado mes de septiembre, poco después del último conflicto, a través de la playa tras caminar desde la ciudad de Ashkelon, situada unos 20 kilómetros al norte. El otro rehén es un beduino del desierto del Neguev y ciudadano árabe-israelí que entró en la Franja en abril a través de paso fronterizo de Erez y de quien la censura militar ha impoedido conocer la identidad.

La familia de Areva Mengistu había iniciado una campaña en las redes sociales para indagar su paradero ante la ley del silencio impuesta por las autoridades israelíes. Un juez de Ashkelon, donde reside la familia, ha ordenado levantar parcialemente el secreto que pesaba sobre las informaciones a petición del diario Haaretz. Un hermano del judío de origen africano pidió a Hamás que libere al rehén por razones humanitarias, ante su frágil estado de salud.

Foto de Avraham Mangisto cedida por la familia.
Foto de Avraham Mangisto cedida por la familia.EFE

La existencia de rehenes israelíes en manos de Hamás no solo era un secreto para la opinión pública. El exministro de Exteriores Avigdor Libermann aseguró que el primer ministro no le había informado del caso de Mengistu cuando formaba parte del Gobierno. Otros miembros del Gabinete precisaron que solo tuvieron conocimiento de su captura a través de la comunidad judía etíope. Lo mismo dijo el líder de la oposición, el laborista Isaac Herzog, a quien el jefe del Gobierno está obligado por ley a informar periódicamente de los asuntos que afectan a la seguridad de Estado.m Un familiar del joven negro judío se quejó del trato recibido. “Si hubiera sido un prisionero blanco ya estaría en libertad”, declaró al periódico Haaretz.

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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