Una invitación a debatir sobre el BNDES
La política de préstamos del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social es parte de la política exterior de Brasil
El Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) se encuentra en la agenda brasileña. Pocas personas saben en realidad lo que hace esta institución. Ello puede explicar que tanto en el Congreso, en las calles y en las redes sociales haya mucha discusión sobre los que pasaron a ser llamados "fondos secretos", es decir el dinero de los contribuyentes brasileños utilizado en obras estratégicas en otros países, especialmente en América Latina y África.
De norte a sur, de este a oeste, el BNDES impulsa la construcción de carreteras, represas y oleoductos en América Latina. La política de préstamos del banco es parte de la política exterior de Brasil. Permite a las empresas brasileñas, conocidas por su formación técnica y de gestión, "salir al exterior", es decir, ser más competitivas en los mercados internacionales.
El 2 de junio pasado, el banco comenzó a publicar información relativa a sus concesiones de financiamientos en el exterior. Fue un paso importante en el camino de crear instituciones y reglas más claras.
El BNDES ofrece diversas líneas de crédito a estas compañías a fin de que puedan competir con sus rivales de todo el mundo. De esta forma, las empresas de construcción y sus respectivas obras generan un impacto en la creación de empleo, atracción de inversiones, estimulación del comercio y en la modernización tecnológica y la mejora de las condiciones de vida de la población en general.
Sin embargo, el desarrollo brasileño es inseparable de la economía mundial en general, y en particular de nuestra vecindad latinoamericana. América del Sur cuenta con un tercio del agua potable del mundo; no obstante, carece de regularidad de la misma para uso doméstico y de la agricultura. El subcontinente posee una de las mayores reservas mundiales de energía (hidráulica, térmica, solar, eólica, nuclear, etc.); pero los apagones siguen siendo moneda corriente. Sostiene la agricultura más productiva del mundo y ricos depósitos minerales; sin embargo, millones siguen viviendo en la pobreza.
Transformar el potencial de América Latina en desarrollo requiere la consolidación de un área regional verdaderamente integrada y competitiva. Este es el papel pensado en los últimos años por la entidad bancaria, el segundo objetivo en importancia del BNDES. Desde 2007, se han desembolsado 8.500 millones en América Latina dirigidos a proyectos para consolidar las conexiones continentales en sectores clave: energía, transporte y comunicaciones.
Menos conocidos son otros impactos de las obras y proyectos financiados por el banco, cuestión inevitable cuando se trata de obras de gran escala y envergadura. En Brasil es intenso el debate sobre cómo conciliar el desarrollo y la protección del medio ambiente; el progreso social y la preservación de la biodiversidad, uno de nuestros activos económicos y científicos para el futuro. Las expectativas para las operaciones del BNDES nunca han sido tan altas.
Este debate se vuelve aún más urgente en el momento en que Brasil está experimentando una doble encrucijada. Debido a las limitaciones presupuestarias, el BNDES anunció la revisión de sus donaciones y de su política de financiamiento. Sin embargo, este esfuerzo será improductivo si no se ahonda en otro debate, ya asumido por el pueblo y analistas avezados: cómo mejorar la gobernanza de las instituciones públicas y privadas.
Un estudio presentado esta semana por BRIO arroja luz sobre la importancia de asegurar que los recursos del BNDES se utilicen de manera eficaz y transparente. El estudio recoge información de diversas fuentes públicas y privadas, desde ciudadanos comunes a funcionarios gubernamentales de seis países latinoamericanos (Argentina, Bolivia, Ecuador, Panamá, Perú y Venezuela).
El resultado es una investigación detallada que busca identificar e iluminar los retos que existen por delante: la mejor manera de estructurar los proyectos, particularmente en relación con los estudios previos y los impactos sociales y ambientales.
Esta es una tarea urgente. Bien sabemos los inconvenientes asociados a los proyectos inapropiados. Resultan en litigios y controversias públicas que se están multiplicando, siempre con el mismo resultado: los retrasos en la entrega de las obras, las sospechas de corrupción y problemas que afectan a la población local, por no mencionar el desgaste para la imagen internacional de las empresas brasileñas.
En momentos en que la sociedad brasileña tiene cada vez más en cuenta la importancia vital de la transparencia y el diálogo en el tratamiento de los asuntos públicos, el BNDES está en condiciones de hacer su contribución a este esfuerzo colectivo por una mejora institucional. Como un promisorio documento, el gobierno brasileño envió a BRIO la información que los desembolsos del BNDES son "de carácter público (ya sea abierta o no), cuyo acceso es elevado por la Constitución a la categoría de derecho fundamental".
La madurez de nuestra democracia es el resultado de las instituciones que fortalecen las ideas contradictorias y la reconciliación permanente de los intereses, así como el debate franco de opiniones. No obstante, ello depende, sobre todo, de reglas claras y socialmente compartidas. Las reglas del juego. Se inicia el debate y con él ganamos todos.
Fernando Mello máster por la School of Foreign Service de la Universidad Georgetown. Ganador do los premios de Reportaje en Profundidad de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) y de Periodismo Investigativo Latinoamericano, es fundador del sitio BRIO.
Marcel F. Biato, Diplomático de carrera, se ha centrado especialmente en el estudio de temas vinculados a América Latina y al Derecho Internacional. Más recientemente, se desempeñó como Asesor Internacional de la Presidencia (2003-2010) y como embajador de Brasil en Bolivia (2010-2013)
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