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Obama se compromete a reforzar la defensa de los árabes ante Irán

EE UU intenta calmar la inquietud de sus socios por acuerdo nuclear con Teherán

Barack Obama, junto al emir de Qatar, el jeque Al Thani.Foto: reuters_live
Marc Bassets

Estados Unidos ha asumido este jueves el compromiso de garantizar la defensa de las monarquías del Golfo ante amenazas externas y ha anunciado que reforzará la cooperación militar. En Camp David, escenario de cumbres históricas, el presidente Barack Obama ha intentado calmar la inquietud entre los árabes suníes por el acercamiento de EE UU al Irán chií. La ausencia de algunos de los líderes invitados y las discrepancias de fondo deslucieron la reunión.

La cumbre de Camp David (Maryland) es un ejercicio de persuasión, una señal por parte de EE UU de que, pese a los nuevos movimientos en un Próximo Oriente convulsionado por el ascenso de los yihadistas del Estado Islámico, los viejos amigos siguen contando.

“Hemos decidido ampliar nuestra asociación”, ha dicho el presidente Obama en una rueda de prensa. Acabar con los conflictos en la región, ha añadido, obliga a un diálogo que debe incluir a Irán y a sus vecinos suníes.

Los desplantes proyectan la imagen de una alianza dañada como consecuencia del giro de EE UU en su política hacia Irán

En un comunicado difundido al final de la cumbre, la Casa Blanca dice que el compromiso de EE UU de impedir las agresiones externas a sus aliados, incluso con el uso de la fuerza, es “inequívoca”. Los líderes se han referido específicamente a Irán y a sus “actividades desestabilizadoras en la región”. También han abordado la profundización de cooperación militar. El texto cita el envío de armamento, el antiterrorismo, la seguridad marítima, la ciberseguridad y la defensa antimisiles.

En la residencia presidencial de los montes Catoctin, a cien kilómetros de Washington, Obama ha recibido a representantes de los miembros del Consejo de Cooperación del Golfo (GCC, en sus iniciales en inglés): Arabia Saudí, Kuwait, Catar, Bahréin, Emiratos Árabes Unidos y Omán. De estos, solo han acudido a la reunión dos monarcas, el de Catar y el de Kuwait.

En el último momento, y a espaldas de la Casa Blanca, el rey Salmán de Arabia Saudí, recién ascendido el trono, suspendió la visita. El rey Hamad bin Issa al-Khalifa de Bahréin tenía previsto viajar a Reino Unido para asistir a una exhibición de caballos con la reina Isabel.

Obama ha convocado la cumbre el 3 de abril, el mismo día en que, en Lausana (Suiza), los negociadores iraníes, estadounidenses, chinos, rusos y europeos llegaron a un acuerdo preliminar para limitar el programa nuclear de Irán a cambio de levantar las sanciones internacionales.

Camp David, donde en 1978 se alcanzó la paz entre Israel y Egipto, debía servir para fortalecer las alianzas de EE UU y aliviar el miedo a que un Irán integrado en la comunidad internacional represente una amenaza mayor para sus vecinos. Ha ocurrido lo contrario: los desplantes de los últimos días proyectan la imagen de una alianza dañada como consecuencia del giro de EE UU en su política hacia Irán, enemigo desde hace más de tres décadas.

Washington propone un intercambio: más cooperación militar a cambio de una oportunidad a la paz con Teherán.

EE UU rechaza la petición de algunos países de crear un tratado de defensa mútua. Sostiene que está demostrada la disposición a acudir en ayuda de estos países cuando están amenazados

EE UU rechaza la petición de algunos países de crear un tratado de defensa mutua, al estilo de la OTAN. La Casa Blanca sostiene que está demostrada la disposición a acudir en ayuda de estos países cuando están amenazados. Y recuerda que EE UU tiene en la región del Golfo 35.000 militares, portaviones y buques militares y baterías de misiles Patriot, entre otro material.

El viceasesor de seguridad nacional de Obama, Ben Rhodes, explicó a la prensa en Camp David que la Casa Blanca está abierta a la idea de dotar a los países del GCC del estado de grandes aliados fuera de la OTAN. Pero Rhodes insistió en que las conversaciones en la cumbre se han centrado más en garantías públicas de la ayuda en seguridad que EE UU puede conceder a esos países.

Las tensiones no son nuevas. La reacción de EE UU a las primaveras árabes y después los titubeos ante la guerra civil en Siria alimentaron los recelos en Arabia Saudí. La bajada del precio del petróleo, gracias en parte al uso de nuevas técnicas de extracción en los campos de Texas y Dakota del Norte, ha reducido la dependencia estadounidense de los saudíes. En la guerra por delegación entre chiíes y suníes, en Siria o en Irak, EE UU se ha encontrado a veces en el mismo campo que Irán.

Según la Administración Obama, el acuerdo con Irán impedirá que este país obtenga la bomba atómica. Para sus vecinos del golfo, lo opuesto es verdad: el acuerdo nuclear no solo deja abierta la posibilidad de que algún día Teherán consiga el arma, sino que refuerza a Irán como potencia regional y altera los equilibrios de la región. Israel, otro aliado de EE UU, comparte la inquietud.

La idea de Obama es que, si se frena el programa nuclear iraní, se evitará de paso una carrera nuclear. Pero, como explicó a The New York Times uno de los líderes árabes que acudió a Camp David, puede suceder lo contrario: que los saudíes igualen cualquier capacidad de enriquecimiento de uranio que se le autorice a Irán. La Casa Blanca admite que, si la negociación nuclear, se culmina con éxito, permitirá integrar a Irán en la comunidad internacional. El mapa del Próximo Oriente se redibuja.

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Sobre la firma

Marc Bassets
Es corresponsal de EL PAÍS en París y antes lo fue en Washington. Se incorporó a este diario en 2014 después de haber trabajado para 'La Vanguardia' en Bruselas, Berlín, Nueva York y Washington. Es autor del libro 'Otoño americano' (editorial Elba, 2017).

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