Merkel anunció un acuerdo antiespionaje con EE UU inexistente
Los socialdemócratas acusan a los democristianos de haber mentido en la campaña de 2013
“Los americanos están preparados para negociar un acuerdo de no espionaje mutuo”. Estas palabras pueden salirle caras a la canciller Angela Merkel. La jefa del Gobierno alemán las pronunció en septiembre de 2013, al estallar el escándalo del espionaje estadounidense. Entonces aspiraba a revalidar su cargo en las elecciones de ese mismo mes y quería mostrar su dureza ante un asunto que indignaba a sus potenciales votantes. El problema es que, como se ha sabido ahora, el presidente Barack Obama nunca tuvo la menor intención de ofrecer el acuerdo anunciado por la líder democristiana.
“Puedo decir aquí públicamente que todo el mundo en la cancillería trabajó de buena fe”, replicó el lunes Merkel en una rueda de prensa a una revelación hecha el fin de semana por el Süddeutsche Zeitung. La información calienta aún más un escándalo que es cada día más y más peligroso para el Gobierno. Tras una década en el poder, Merkel mantiene una popularidad muy alta, pero en las últimas semanas ha caído cinco puntos, hasta el 70%, según una estadística difundida por la televisión pública.
Las nuevas revelaciones contribuyen a empeorar las relaciones entre democristianos y socialdemócratas, los dos grandes partidos que gobiernan en coalición. Destacados líderes del SPD han acusado al entonces ministro de la Cancillería y responsable de supervisar los servicios secretos, Ronald Pofalla, de mentir a la opinión pública. Pofalla había ido aún más lejos que su jefa y había dicho que eran los estadounidenses los que habían ofrecido el acuerdo mutuo de no espionaje. “Si es verdad que EE UU nunca pensó ofrecer ese acuerdo, entonces los conservadores mintieron en la campaña de 2013”, añadió el lunes la secretaria general de los socialdemócratas, Yasmin Fahimi.
La revelación de que el Gobierno habría mentido a la ciudadanía supone un duro golpe para su credibilidad. En la rueda de prensa gubernamental de todos los lunes, el portavoz de Merkel, Steffen Seibert, esquivó durante casi una hora las preguntas sobre el engaño. “Todos los miembros del Gobierno informamos de buena de fe”, repitió hasta una decena de veces ante unos periodistas que no se daban por satisfechos. “Habrá un acuerdo de no espionaje entre la NSA y el BND [los servicios secretos estadounidenses y alemanes, respectivamente]. Este convenio debe asegurar que no se violen las leyes de los dos países. Ya tenemos la confirmación verbal de los americanos”, decía el mismo portavoz en agosto de 2013.
La realidad era sin embargo muy distinta. Los correos electrónicos que en esos meses se intercambiaron los consejeros de política exterior de Merkel, Christoph Heugen, y de Obama, Karen Donfried, dejan claro que los estadounidenses no dieron las garantías de atenerse a las leyes que los alemanes pedían. “Para nosotros es totalmente decisivo poder aclarar al comité de investigación parlamentario que los servicios secretos americanos no pondrán en duda bajo ninguna circunstancia las leyes alemanas en nuestro territorio”, escribía el representante de Merkel el 31 de julio de 2013.
Pero los estadounidenses se mantuvieron siempre firmes en su postura. “Para nosotros lo importante es respetar las leyes americanas. Nuestros expertos no se sienten preparados para juzgar el cumplimiento de las normas alemanas”, había dejado claro la consejera de Obama ya en julio. “No habrá acuerdo de no espionaje”, insistió en un correo de enero de 2014.
Las malas noticias para Merkel no acaban aquí. El Bild lanzó el domingo otra bomba con potencial destructivo. Según las informaciones del tabloide, la Agencia Nacional de Seguridad de Estados Unidos intentó espiar al grupo industrial Siemens con la ayuda de sus colegas alemanes.
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