_
_
_
_

El rey saudí despeja el camino hacia el trono para su hijo favorito

La reestructuración de la cúpula da alas a una política regional más activa

Ángeles Espinosa
El nuevo príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohamed bin Nayef.
El nuevo príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohamed bin Nayef.REUTERS

El rey Salmán de Arabia Saudí ha despejado este miércoles el camino a que le suceda su hijo favorito, Mohamed Bin Salmán. En una inesperada remodelación ministerial, apenas tres meses después de acceder al trono, el monarca ha sustituido al príncipe heredero, reemplazando a su hermano Muqrin por su sobrino Mohamed Bin Nayef, y ha nombrado como reemplazo de este a su propio vástago. La decisión marca el paso del poder de los hijos a los nietos del fundador del reino, Abdulaziz Ibn Saud.

Más información
El nuevo rey saudí renueva el Gobierno y la cúpula de seguridad
El nuevo rey de Arabia Saudí promete continuismo
El nuevo rey de Arabia Saudí agita el puño con la ofensiva en Yemen
Mohamed bin Salmán, un joven al servicio de la continuidad

Los cambios, incluidos en varios decretos reales promulgados de madrugada, confirman la emergencia de una nueva generación en un país caracterizado por la senectud de sus gobernantes, pero donde el 60% de la población tiene menos de 30 años. El propio Salmán, que en enero relevó al fallecido Abdalá, tiene 79 años y aunque los medios oficiales destacan su agilidad mental, ya ha sufrido algunos achaques.

Ahora, su hijo Mohamed (MBS, como se le conoce entre los diplomáticos), que aún no ha cumplido los 30, ya acumula los cargos de ministro de Defensa, jefe de la Corte del Rey y presidente de una macrocomisión encargada del desarrollo económico. El otro hombre fuerte del país, su primo Mohamed Bin Nayef (MBN) suma a sus 55 años los cargos de ministro del Interior y presidente de una macrocomisión responsable de la seguridad y la política exterior. Además, se da la circunstancia de que no tiene hijos varones, lo que elimina un posible obstáculo para MBS.

La concentración de poder en estos dos hombres que ya han dado muestras de favorecer una política regional más activa tiene especial relevancia en un momento en el que Oriente Próximo atraviesa un periodo muy tumultuoso. Por un lado, la violencia ha ocupado la mayoría de los países de la primavera árabe. Por otro, el horizonte de un acuerdo nuclear con Irán ha convertido el temor a la “dominación persa” en paranoia en los regímenes árabes.

MBS era hasta su nombramiento como titular de Defensa casi un desconocido para la población saudí. No obstante, desde que su padre fue declarado heredero hace dos años se había estado preparando para este momento trabajando en su gabinete y reuniendo cargos honoríficos y distinciones. Como puerta de acceso a Salmán se ganó fama de trabajador infatigable, pero también de tener un carácter inflexible.

La renovación generacional también ha permitido a Salmán apartar a algunos aliados de su antecesor, el fallecido rey Abdalá. El más llamativo es el relevo del veterano ministro de Exteriores, el príncipe Saud al Faisal, por el embajador en Washington, Adel al Jubeir. Saud, de 75 años, era uno de los últimos miembros del Gabinete que enlazaba con el pasado, como el todopoderoso ministro de Petróleo, Ali al Naimi, de 79 años, sustituido también este miércoles al frente de Aramco, la compañía estatal del petróleo.

A principios de año, Saud al Faisal fue operado de la espalda en EE UU y se encontraba fuera del país cuando murió el rey Abdalá. Su permanencia en el gabinete se interpretó entonces como un gesto hacia ese sector veterano de la familia real. Sin embargo, durante la visita del secretario de Estado norteamericano, John Kerry, a Arabia Saudí, se le vio caminar trabajosamente apoyado en un andador. Ahora toma su relevo al frente de la diplomacia saudí el influyente embajador en EE UU, que no pertenece a la familia real y fue el encargado de anunciar el lanzamiento de la operación militar en Yemen.

Esta intervención que el discurso oficial presenta como respaldada por la población saudí, despierta recelos entre la minoría chií y pequeños grupos críticos. Estos sectores se muestran convencidos de que la intervención militar en Yemen ha sido poco menos que una operación de imagen para rodear al joven MBS de un aura de héroe y ayudarle a crear una base de poder. En ciertos sectores parece haber resultado. Cuando una televisión local anunció su nombramiento, varios guardafronteras con los que esta corresponsal esperaba para hacer una visita a la demarcación con Yemen hicieron un signo de aprobación, sonriendo y expresando respaldo al joven príncipe.

Dos herederos para el reino saudí

• Mohamed bin Nayef, de 55 años, es sobrino del actual rey y ministro del Interior de Arabia Saudí desde noviembre de 2012. Es considerado un experto en la lucha contra el terrorismo, tras recibir cursos de formación en el FBI y Scotland Yard. También estudió en su juventud en un college de Oregón pero no llegó a graduarse. En 2009 sobrevivió milagrosamente cuando un terrorista se hizo explotar a pocos metros de él. En círculos diplomáticos se considera que tiene más vínculos personales con los altos funcionarios de Washington que casi cualquier otro miembro de la familia real. Hace algo más de un año se le encargó la política saudí hacia Siria.

• El hijo favorito del rey Salmán, Mohamed Bin Salmán, es desde este miércoles el segundo en la línea de sucesión. Con 30 años, es ministro de Defensa, por lo que ha atraído recientemente mucha atención internacional por su papel en la intervención saudí en Yemen. Es además el zar económico del reino del desierto. MBS, las siglas por las que se le conoce en círculos diplomáticos, fue segundo de su promoción en la licenciatura en Derecho que cursó en la Universidad King Saud.

“Es una buena noticia, significa que va a haber cambios”, explicaba después el teniente coronel Hamed Alahmari, del mismo cuerpo. “No es que antes no estuviera bien, pero es sangre nueva”, ha precisado. Poco después, cuando se ha sabido que el rey había anunciado una paga extra para todos los militares, los guardafronteras lo han celebrado visiblemente satisfechos.

En el opaco sistema de decisión saudí resulta complicado ver cómo van a trasladarse esos cambios a la política interna. La mayoría de los observadores consideran que hay que esperar y ver. De momento, y a pesar del rejuvenecimiento del Gabinete, no ha habido signos de la más mínima apertura. Al contrario, fuentes de derechos humanos critican que en las dos primeras semanas de reinado de Salmán se produjo la detención de al menos 50 activistas.

En el caso de las mujeres llama la atención que este miércoles haya sido destituida la saudí que alcanzó el más alto cargo en el Gobierno de su país, la hasta ahora viceministra de Educación Norah al Faiz. Su nombramiento fue uno de los guiños que el rey Abdalá hizo a las saudíes, cuya condición de ciudadanas de tercera clase se plasma en la segregación institucionalizada y la falta de una personalidad jurídica independiente de sus padres o maridos.

Dos activistas que fueron detenidas hace unos meses en la frontera entre Emiratos y Arabia Saudí por intentar entrar conduciendo su propio vehículo (algo que Riad prohíbe a las mujeres) quedaron en libertad condicional al poco de la llegada al trono de Salmán, lo que inicialmente se interpretó como un buen signo. Sin embargo, feministas saudíes denuncian que ambas mujeres siguen pendientes de un recurso que de no prosperar llevaría su caso al tribunal especial antiterrorista.

Incertidumbre en Aramco, la petrolera estatal

Uno de cada ocho barriles de petróleo que se producen en el mundo salen de las instalaciones de Saudí Aramco, la petrolera estatal de Arabia Saudí, lo que da idea de la importancia y las consecuencias que tienen los cambios en la cúpula de la compañía. De ahí el interés suscitado por la inesperada sustitución del todavía ministro del Petróleo, Ali al Naimi, como presidente ejecutivo de la petrolera estatal por el actual consejero delegado, Jalid al Falih, nombrado además ministro de Sanidad. Los cambios en Aramco fueron anunciados por la petrolera en su página web, sin una comunicación del Gobierno al respecto.

Las interpretaciones del movimiento son diversas aunque todas apuntan a que el primer exportador mundial de petróleo prepara la sucesión al frente del poderoso Ministerio que dirige desde hace 20 años Al Naimi, de 79 años. Algunos analistas sostienen que el nombramiento de Al Falih, de 59 años, como ministro de Sanidad le permitirá ganar experiencia en el Gobierno antes de asumir su nueva responsabilidad. Sin embargo, tiene un competidor en la pugna. El cuarto hijo del rey Salmán, el príncipe Abdulaziz Bin Salmán, fue nombrado a principios de año número dos del Ministerio del Petróleo y tiene una larga experiencia en el departamento, lo que podría poner fin a la tradición de que ningún miembro de la familia real se sitúa al frente del principal negocio del país.

En ningún caso, apuntan los expertos, se prevén cambios inmediatos en la política petrolera saudí. "Esa política no está sujeta a cambios en el gobierno", aseguraba a Reuters Mohammad al Sabban, antiguo asesor de Al Naimi. Tampoco parece que cualquier posible relevo vaya a producirse antes de la próxima reunión de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), que se celebra en junio en Viena.

El todopoderoso ministro del Petróleo saudí ha sido el principal impulsor de la política seguida por la OPEP, que en el último año, y a diferencia de otras crisis, ha rechazado recortar la producción del cartel con el fin de frenar el desplome de los precios en más de un 50%. Al Naimi ha defendido la importancia de mantener la cuota de mercado que la organización ha ido perdiendo a manos de los productores de fuera de la OPEP, especialmente en el mercado asiático.

Precisamente, Al Falih señalaba esta semana en Pekín que Arabia Saudí está realizando sustanciales inversiones en tres campos de gas de esquisto, lo que ha permitido a Estados Unidos superar en los dos últimos años al reino árabe como primer productor mundial de petróleo y ha contribuido a la caída de los precios. Al Falih advertía: "Arabia Saudí será la segunda frontera para el gas pizarra después de EE UU".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_