Indonesia ejecuta a siete extranjeros condenados por narcotráfico
Los fusilados son tres nigerianos, dos australianos, un ghanés y un brasileño
A pesar de los numerosos esfuerzos diplomáticos y hasta la intermediación directa de varios jefes de Estado, Indonesia ha ejecutado ocho condenados por delitos de narcotráfico, siete de ellos extranjeros. Los reos, algunos de los cuales estaban en el corredor de la muerte desde hace más de diez años, fueron fusilados ante un pelotón poco después de la medianoche del martes (hora local).
Los familiares de los condenados se desplazaron desde este sábado hasta la prisión de máxima seguridad de Nusakambangan, situada en la costa sur isla de Java, después de que los convictos recibieran ese día la notificación obligatoria que las autoridades entregan 72 antes de la ejecución. Los familiares agotaron el martes las últimas horas con sus allegados, al tiempo que la seguridad del recinto se reforzó y se observó la entrada de personal médico y ataúdes. Uno de los condenados, el australiano Andrew Chan, se casó el lunes con su pareja indonesia en una ceremonia dentro del centro penitenciario.
"Ya no volveré a verlo. Se lo van a llevar y lo van a fusilar. Pido al gobierno que no lo mate. Por favor, ¡que no lo mate hoy!", suplicó ante la prensa Raji Sukumaran, madre de otro de los condenados, informa Reuters. Las pocas esperanzas que le quedaban de que se ganara la batalla legal se esfumaron cuando el portavoz de la Fiscalía indonesia, Tony Spontana, confirmó que la sentencia se llevaría a cabo de inmediato.
Entre los fusilados están tres nigerianos, dos australianos, un ghanés y un brasileño, además de un indonesio, todos ellos condenados por tráfico de cánnabis, cocaína o heroína. En el último momento una ciudadana filipina se salvó de la pena capital después de que una mujer que supuestamente la reclutó para que trasladara droga en su maleta se entregara a la policía en Filipinas.
En unas declaraciones recientes al periódico local The Jakarta Post, la abogada del ciudadano brasileño ejecutado, mostró su decepción por la confirmación de la sentencia y recordó que su cliente, Rodrigo Gularte, padecía esquizofrenia y trastornos bipolares desde que era adolescente. Gularte fue arrestado en 2004 cuando trataba de pasar seis kilos de cocaína escondidos en tablas de surf.
El país asiático endureció el castigo a los traficantes de drogas en 2013 alegando el sufrimiento que provocan a otras personas y reanudó las ejecuciones tras una moratoria de cinco años. Esta ha sido la segunda tanda de ejecuciones tras la realizada en enero, cuando fueron fusilados otros cinco extranjeros, también por narcotráfico, y un indonesio, por asesinato. Un condenado de nacionalidad francesa logró una prórroga de dos semanas al tener aún una recurso pendiente de resolución.
El presidente indonesio, Joko Widodo, es el único que puede indultar a un condenado a la pena capital. Sin embargo, y a pesar de las peticiones de clemencia por parte de sus homólogos de otros países como Dilma Rousseff, Tony Abbott o François Hollande, Widodo descartó interceder. Su cruzada contra las drogas cuenta con un fuerte apoyo de la opinión pública en el país, si bien provoca el rechazo de gran parte de la comunidad internacional y tensa las relaciones con los países afectados.
"Por supuesto que habrá consecuencias", aseguró la ministra de Asuntos Exteriores australiana, Julian Bishop, antes de que se aplicara la sentencia. Las autoridades indonesias consideran que la presión internacional es una injerencia al sistema judicial del país y aseguran que los extranjeros "no pueden obligar a modificar una sentencia firme". En enero, Brasil y Holanda ya respondieron a la ejecución de dos de sus ciudadanos con la retirada temporal de sus embajadores en Indonesia.
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