El angustioso viaje de ida y vuelta de la joven mexicana Alondra Luna
Una niña regresa con su familia a México después de ser enviada por la Justicia a EE UU con una mujer que decía ser su madre
Un grupo de agentes federales irrumpió el pasado jueves en una pequeña escuela de secundaria de Guanajuato, Estado del centro de México. Buscaban a una de las alumnas, Alondra Luna Nuñez, de 14 años. Tenían órdenes de Interpol para llevarla ante un juez. Los policías sacaron a la fuerza a la niña, la presentaron en el juzgado y al día siguiente Alondra Luna estaba volando rumbo a Houston (Texas). Allí la esperaba Dorotea García, una mujer que afirmaba ser la madre biológica y que había puesto una denuncia EE UU para recuperar a quién creía su hija. El problema es que Dorotea García resultó no ser la madre, y que las pruebas definitivas de ADN se hicieron mal y tarde, casi una semana después de haber sustraído a la niña de su verdadera familia.
Gustavo Luna Romero y Susana Núñez Granados, los padres de Alondra, han permanecido entre la estupefacción y el espanto durante estos días. La angustia acabó el pasado miércoles de madrugada, cuando una llamada desde EE UU le confirmaba que su hija volvía a casa.
“Pensé que ya me iba a quedar a vivir allá. Porque la juez no quiso que me hiciera la prueba de ADN. Yo sí quería pero ella se negó a eso. Entonces yo le pedí a la señora Dorotea que me hiciera la prueba porque yo no iba a esta en paz. Y salió negativa”, explicó la propia Alondra en una improvisada rueda de prensa nada más aterrizar de regreso en el aeropuerto de Guanajuato a media mañana del pasado miércoles.
La denunciante creyó que la niña era su hija, arrebatada por su exmarido hace ocho años
La cadena de despropósitos está formada por distintas instancias políticas, judiciales y policiales tanto de México como de EE UU. “Todas las autoridades estuvieron involucradas en esto”, subrayó el padre de la niña en declaraciones a medios mexicanos. El culebrón comienza con un viaje de Dorotea García, ciudadana mexicana pero residente en EE UU, a su país de origen en busca de su hija, quién le fue arrebatada hace ocho años por su exmarido.
Siguiendo una pista que le lleva a Guanajuato cree ver en Alondra a su niña pérdida basándose en su edad, su nombre —su hija también se llama Alondra— y en una cicatriz que tiene entre las cejas. García pone la denuncia en Houston y el Departamento de Justicia realiza una solicitud formal a la Secretaría de Exteriores mexicana, que tramita la orden y le pasa la pelota a un jugado de Michoacán, estado de origen de la denunciante.
La jueza Cinthia Mercado es la que ordena a la policía federal que vaya a por la niña, y quien tras una audiencia despachada a toda velocidad —en la que según testigos citados por medios mexicanos fue rechazada la realización de la prueba de ADN— decide trasladar al día siguiente a a Alondra a Houston.
Los padres de la niña, que dicen no guardar rencor a la denunciante, han anunciado acciones legales para subsanar el daño que esta sucesión de errores les han causado a ellos y a su hija. Miguel Márquez Márquez, gobernador de Guanajuato, anunció su apoyo a la familia en la cruzada por depurar las responsabilidades de las distintas autoridades implicadas. Los padres anunciaron también que la niña está siendo apoyada por un gabinete psicológico y que tardará unos días en reincorporarse a la escuela.
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