El yihadismo acelera el éxodo de cristianos en Oriente Próximo
El Estado Islámico difunde en un vídeo el asesinato de 28 fieles etíopes en Libia
El sacerdote iraquí Zuhir Gaggui vio por última vez su casa el pasado 7 de agosto. Eran las cuatro de la madrugada y huía sin llevar consigo más que “un par de camisas” ante la inminente llegada a su ciudad, Karakosh, de milicianos del Estado Islámico (EI). Horas antes, una bomba caída en la medina anunciaba que los yihadistas se aproximaban a esta localidad, de unos 50.000 habitantes y mayoría cristiana, a 30 kilómetros de Mosul, que para entonces ya estaba en manos de los terroristas. Poco después del alba, Karakosh caía también bajo el control del autoproclamado califato.
La historia del padre Gaggui es la de cientos de miles de cristianos árabes, especialmente en Siria e Irak, obligados al exilio ante la situación política y el avance del yihadismo en Oriente Próximo, cuna de las primeras comunidades cristianas, que han visto reducido drásticamente su número.
Aunque las cifras son difíciles de precisar, en Siria se calcula que unos 450.000 cristianos han tenido que abandonar su hogar desde 2011. En Irak, el millón y medio aproximado de cristianos de los noventa se redujo a algo más de medio millón tras la invasión estadounidense en 2003, un número que ha vuelto a caer con la expansión del EI. También Líbano ha perdido parte de su comunidad cristiana, especialmente en su guerra civil (1975-1990). “Es ahora más numerosa en el extranjero que en Líbano”, confirma la lingüista libanesa Rita Hanna El Daher, durante su participación en las jornadas que Casa Árabe organizó la semana pasada sobre cristianos en Oriente Próximo.
“El EI nos ofrece convertirnos, pagar, o el martirio”, dice el arzobispo de Homs
El Estado Islámico ha sido letal también para los cristianos. Ayer, los terroristas difundieron en un vídeo el asesinato de 28 cristianos etíopes en Libia. “Cuando llegan a una ciudad dan tres opciones a los cristianos: la conversión al islam, el pago de la jizya [impuesto especial] o el martirio”, explica monseñor Abdo Arbach, arzobispo de la ciudad siria de Homs.
Sin embargo, Arbach quiere desvincular los ataques contra cristianos de un conflicto religioso: “Cristianos y musulmanes hemos vivido siempre en paz en Siria, incluso ahora, después de cuatro años de guerra”. Y refuerza su argumento: “Los musulmanes son víctimas también del terrorismo”. “Los chiíes”, recuerda, “y los yazidíes también han sido asesinados por el Estado Islámico”.
Los cristianos árabes “son un elemento esencial” en la conformación de la identidad de una región que “no puede entenderse sin su legado cristiano”, analiza Jacinto González Núñez, profesor de la Universidad Eclesiástica de San Dámaso, que trata así de combatir la “propaganda” que intenta convertirlos en “extranjeros en su tierra”. “En el Evangelio según San Mateo se recoge que ‘la fama de Jesús se extendió por toda Siria”, cita González como ejemplo de la pronta consolidación cristiana en Oriente Próximo.
Pero acudiendo a ejemplos más recientes, el escritor palestino Edward Said o los libaneses Amin Maaluf y Gibran Jalil Gibran son sólo algunos de los cristianos célebres que ha alumbrado esta tierra, más vinculados a su identidad nacional que a su fe religiosa. “Porque los cristianos han sido siempre fieles a sus países”, defiende Zuhir Gaggui.
En Irak, “los cristianos se alistaron en el Ejército en la guerra contra Irán”, apunta Gaggui. También el anterior patriarca de los coptos, Shenouda III, proclamó que los cristianos no son “una minoría: “Somos egipcios y patriotas”, dijo, según recuerda monseñor Ermia, presidente del Centro Cultural Copto Ortodoxo en El Cairo. El presidente egipcio, Abdelfatá al Sisi, ha reforzado la relación con los cristianos. “Ha sido el primer mandatario que ha visitado nuestra catedral, cuando vino a dar el pésame por los coptos asesinados en febrero en Libia por el Estado Islámico”, añade Ermia.
“Siempre hemos sido fieles a nuestros países”, asegura un cura iraquí
Bishara Ebeid, cristiano palestino doctor en literatura copta, siriaca y árabe, hace gala de su identidad. “Cuando hace 11 años viene a Europa y me presentaba como cristiano árabe palestino la gente se quedaba sorprendida porque la mayoría sigue identificando a los árabes con el islam”, protesta. También de su patriotismo: “Los palestinos cristianos son parte de la cuestión palestina, los que viven en Israel, se consideran palestinos”.
Y es este íntimo vínculo entre lo cristiano, lo árabe y el patriotismo, uno de los argumentos para reclamar la defensa de las comunidades cristianas árabes, según Rita Hanna El Daher, no solo porque su asfixia supondría “un declive de la civilización árabe”, sino porque en ellas reside la clave para favorecer el entendimiento entre Oriente y Occidente, porque “sus fórmulas de convivencia ya están probadas y funcionan”.
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