La autoridad aérea alemana acusa a Lufthansa de no informar sobre Lubitz
La aerolínea asegura que en ningún momento ocultó datos relevantes sobre el copiloto
Dos semanas después de la tragedia aérea que costó la vida a las 150 personas que volaban en el Airbus A320 de Germanwings con destino a Düsseldorf, los distintos implicados siguen dando versiones contradictorias de las causas que permitieron el siniestro. La Oficina Federal de Tráfico Aéreo acusa a Lufthansa —empresa matriz de Germanwings— de no haberle informado de los problemas mentales del copiloto Andreas Lubitz, que supuestamente habría estrellado a propósito el avión. La aerolínea niega esta versión y asegura que en ningún momento ocultó datos relevantes a la autoridad aérea alemana, la LBA.
La primera piedra la lanzó el domingo el periódico Welt am Sonntag, que publicó la información según la cual Lufthansa habría faltado a su obligación de informar de la “depresión grave” que el propio Lubitz comunicó a la compañía en 2009. El caso es más grave aún porque en abril de 2013 entró en vigor una normativa europea que recoge explícitamente la obligación de informar a las autoridades sobre las enfermedades graves —como una depresión— que padezcan los pilotos o copilotos. Desde entonces, los médicos de Lufthansa examinaron dos veces al copiloto que, según informó la pasada semana la Fiscalía de Düsseldorf, había sido tratado hace años por “tendencias suicidas”.
La LBA confirma lo publicado por el periódico alemán y asegura que no tuvo “ninguna información sobre la situación médica de Lubitz” hasta el 27 de marzo de 2015, es decir, tres días después de la catástrofe aérea sucedida en los Alpes franceses. Las autoridades aéreas acusan a los médicos que trabajan para la aerolínea de no haberle hecho llegar la “grave depresión” que padecía el copiloto. “Lufthansa cumple con sus obligaciones de información respecto a la LBA”, responde un portavoz de la compañía.
La propia Lufthansa admitió la semana pasada que Lubitz le había informado en 2009 sobre un “episodio previo de depresión grave”. Tras un periodo de descanso que se tomó en la escuela que la aerolínea tiene en la ciudad alemana de Bremen, aportó esta información como parte de la documentación remitida para continuar con su proceso formativo. Tras recibir entonces la confirmación médica de que era apto para volar, Lubitz se sometió a las pruebas anuales previstas. Y las superó todas. Pero desde 2009 no hubo un peritaje psiquiátrico que examinara sus capacidades, tan solo exámenes generales. Finalmente, fue contratado por Germanwings en septiembre de 2013 para trabajar como copiloto.
Lufthansa explica que no puede dar más datos para no entorpecer la investigación que lleva a cabo la Fiscalía de Düsseldorf, organismo al que dice haber enviado todos los datos relevantes. A última hora de este lunes, la aerolínea emitió un comunicado en el que reiteraba su intención de "no frustrar la investigación del caso" por parte de la Fiscalía, y añadía que una disposición del reglamento europeo protege la situación de "determinados certificados anteriores de aptitud para pilotos". "En consecuencia, no surgió un deber adicional de remitirlos a la LBA como consecuencia del cambio de la situación legal", añade la nota.
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