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Obama viajará a Kenia como presidente por primera vez este verano

El mandatario no visita el país donde nació su padre desde 2006, cuando era senador

Barack Obama junto a su padre en una foto proporcionada por su campaña en 2008.
Barack Obama junto a su padre en una foto proporcionada por su campaña en 2008.

Barack Obama regresará a Kenia. El primer presidente afroamericano de Estados Unidos volverá a pisar el país de nacimiento de su padre como prometió en 2010. Obama, inmerso en su segundo y último mandato en la Casa Blanca, y libre de la presión de la política interna, visitará el país africano el próximo mes de julio con motivo de una cumbre económica para emprendedores a nivel global.

El viaje supone el reencuentro del presidente con sus raíces paternas tras su última visita, realizada en 2006, cuando ya era senador. Como él, Ronald Reagan y Bill Clinton regresaron a un país donde contaban con lazos familiares, Irlanda. Allí también tiene vínculos Obama. Sin embargo, la visita de éste al país europeo permanece en la memoria de muchos kenianos junto a una pregunta: ¿por qué a Irlanda sí y a Kenia no?

Obama renunció a parar en el país de su progenitor durante una gira por el África subsahariana que sí le llevó a Tanzania, Senegal y Sudáfrica en junio de 2013. Entonces, Kenia celebraba unas elecciones presidenciales en las que uno de sus principales candidatos se enfrentaba a un juicio en el Tribunal Penal Internacional, acusado de instigar la violencia tras los comicios de 2007, cuando murieron más de 1.200 personas. El asesor de Obama para seguridad nacional, Ben Rhodes, justificó entonces que Obama conserva “un vínculo personal y familiar muy profundo” con el país, pero que “ese no era el mejor momento para viajar”.

Sentía que todo lo que hacía, todo lo que tocaba, respiraba o pronunciaba, llevaba el peso de toda mi vida”, escribió tras uno de sus viajes a Kenia

En Kenia todavía residen varios familiares de Obama y el país ha esperado su llegada desde que es presidente. La nación africana fue su destino durante tres viajes en su juventud en los que buscó “los sueños de su padre”, en un intento de “deshacer un embrollo del que no era responsable”, como escribió él mismo en sus memorias, en referencia al contexto familiar en que se crió. Obama había crecido junto a su madre en Hawai y en Yakarta, Indonesia, para después regresar a EE UU al cuidado de sus abuelos. La figura paterna estuvo ausente desde los dos años, pero también fue la pieza que faltaba en el puzle con el que construyó su identidad.

El presidente Obama siempre ha destacado, tanto en su biografía -Los Sueños de mi Padre, publicada en 1995- como en sus discursos y entrevistas, la influencia en la configuración de su persona del espíritu de su madre, una joven blanca de Arkansas que se quedó embarazada a los 17 años, y el de sus abuelos. La historia del primer presidente afroamericano de EE UU es también la de miles de jóvenes que crecen guiados únicamente por la figura de sus madres. Pero también es la de otros miles que descienden de parejas birraciales y que deben trazar en su juventud una nueva identidad.

Y esa persona, lejos de las calles de Chicago o de la Universidad de Columbia de Nueva York, y aún más lejos del abrazo de sus abuelos en Hawai, descubrió en Kenia, durante una visita en 1987, “que el círculo se empezaba a cerrar”. Su padre, que tuvo cuatro hijos con dos mujeres a lo largo de su vida, había fallecido en un accidente de coche en Nairobi cinco años antes, a los 46 años. “Sentía que todo lo que hacía, todo lo que tocaba, respiraba o pronunciaba, llevaba el peso de toda mi vida”, escribió.

En Kenia, Obama empezaría a completar ese círculo que, según explicaría después, solo terminó cuando decidió mudarse de Nueva York a Chicago. Hasta entonces, el ahora presidente demócrata había evitado sumirse de lleno en la búsqueda de su identidad racial. En Indonesia su madre intentó minimizar el impacto de los comentarios de otros niños que le insultaban por ser negro. En Hawai, la mezcla de etnicidades de los estudiantes a su alrededor diluyó aún más la diferencia del único estudiante afroamericano de la escuela. Pero en Chicago, independientemente del Obama que quisiera construir de cara al futuro, más allá de la historia que quisiera contarse a sí mismo, el futuro presidente sí era un joven negro más que trabajó como ayudante comunitario mientras leía memorias de los líderes del movimiento por los derechos civiles.

Este verano, el mandatario norteamericano escribirá un nuevo capítulo en la historia del primer afroamericano, hijo de una mujer blanca de Kansas y un estudiante negro de Kenia que avanzó desde el trabajo en la granja de sus padres hasta estudiar en una universidad de EE UU, al regresar al país que le dio su nombre, Barack, y su apellido, Obama.

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