Criticar al presidente turco sale caro
Al menos 67 personas han sido acusadas de “injurias” a Erdogan desde agosto
La exmodelo Merve Büyüksaraç vive su segundo periodo de fama. La primera vez ocurrió en 2006, cuando su delicado rostro y sensual figura conquistaron al jurado de Miss Turquía. Esta vez, la situación es más seria: la popularidad le ha llegado porque podría ir a la cárcel. Nada más y nada menos que por insultar a quien hoy ocupa el sillón presidencial de Turquía, Recep Tayyip Erdogan.
El delito de Büyüksaraç fue compartir en la red social Instagram un poema satírico publicado por la revista de humor Uykusuz en el que, sin nombrarlo, se criticaba a Erdogan, quien entonces era todavía primer ministro. “Insultar no es mi estilo, y el poema no contiene ningún insulto. Lo compartí simplemente porque era gracioso. Igual que otras 960.000 personas”, explica Büyüksaraç, de 26 años, en declaraciones a EL PAÍS.
Pero Erdogan no es un hombre al que se conozca precisamente por su sentido del humor, y uno de sus abogados interpuso una queja contra Büyüksaraç en base al artículo 125 del Código Penal (injurias a cargos públicos). Esta semana, la Fiscalía ha completado el sumario de acusación, en el que pide entre uno y dos años de cárcel para la ahora diseñadora, y un tribunal de primera instancia deberá decidir si lo admite a trámite.
El poema que puede costar la cárcel a Miss Turquía 2006
Durante once años robé, y seguiré robando.
¿Quién será el loco que me juzgue? Lo dudo
Soy como un aluvión que brama, el Derecho sobrepaso
Siguiendo licitaciones y cobrando sobornos, así es como vivo [1]
Si en casa he escondido unos cuantos miles de millones de dólares,
tengo un hijo como Bilal que puede borrar las huellas [2]
¡Nación, no temas al monstruo de Pensilvania! [3]
Tengo votantes que dicen: "Bueno, roba, pero algo sabrá..."
[1] Se refiere al presunto caso de corrupción del que se acusó a su círculo más cercano en diciembre de 2013.
[2] El hijo de Erdogan se llama Bilal y en febrero de 2014 una presunta conversación entre ambos se filtró en Internet. En ella, Erdogan pedía a su hijo que se deshiciese de elevadas cantidades de dinero y el hijo respondía que no sabía cómo hacer desaparecer los restantes 30 millones de euros. El Gobierno afirmó que el audio era un montaje.
[3] Se refiere al predicador Fethullah Gülen, residente en Pensilvania (EE UU). Hasta hace unos años, un gran aliado de Erdogan, pero actualmente su mayor enemigo. El Gobierno turco considera que la investigación judicial sobre los casos de corrupción fue un montaje de los miembros de la cofradía de Gülen.
Büyüksaraç no es la única. Desde que Erdogan accedió a la Presidencia de la República el pasado agosto, los artículos 125 y 299 —que castiga los insultos al jefe de Estado— se han usado profusamente. Según el recuento de la web informativa Diken, hay al menos 67 casos abiertos. Can Dündar, un veterano y reputado periodista, declaró este jueves en tres casos diferentes por los que se le acusa de “insultar” a Erdogan a razón de una serie de artículos sobre presuntos casos de corrupción relacionados con colaboradores del mandatario turco. “Ser juzgado se ha convertido en parte consustancial de la profesión”, lamentó Dündar a la salida de los juzgados: “Erdogan persigue una política coercitiva impulsando los casos de injurias contra cualquier atisbo de crítica. Intenta castigar a cualquiera que alce la voz en los medios, que ya están bajo asedio. Pero veréis que no conseguirá nada, porque continuaremos hablando y escribiendo”.
Incluso algunos menores de edad han sido procesados por el mismo motivo. El pasado diciembre, M.E.A., un estudiante de 16 años, fue arrestado tras decir en una manifestación que Erdogan era un “ladrón, propietario de un palacio ilegal”, criticando la polémica y suntuosa residencia presidencial inaugurada por el nuevo jefe de Estado. Aunque luego fue puesto en libertad condicional, M.E.A. se enfrenta hasta a cuatro años de cárcel por sus palabras. Y durante la pasada semana, se abrieron procesos judiciales contra otros cuatro estudiantes, siempre en base al artículo 299.
Pero quienes más se han visto afectados son los integrantes del Movimiento de Junio Unido (BHH, por sus siglas en turco), una organización política surgida de las protestas de Gezi de 2013 y que intenta imitar a Podemos, aunque de momento con menor éxito. Un total de 27 integrantes de BHH están acusados de “insultar al presidente” simplemente por corear eslóganes o compartir artículos críticos en Internet, explica a EL PAÍS uno de los dirigentes del movimiento, Alper Tas: “Hay que preguntarse por qué esto no ocurría con anteriores presidentes como [el también islamista moderado, Abdullah] Gül o [el laico Ahmet Necdet] Sezer. Y la razón es que Erdogan no es un presidente como manda la Constitución, es decir, imparcial, sino que se comporta de forma partidista”.
En el caso de BHH ya existe el precedente de uno de sus militantes que ha sido absuelto por un tribunal tras ser acusado de injurias por haber desplegado una pancarta en la que se acusaba a Erdogan de “ladrón” y de “asesino” (en referencia a la muerte de varios jóvenes a manos de la policía). Pero Tas es pesimista y cree que este tipo de juicios “continuarán” debido a la presión que ejercen tanto Erdogan como el Gobierno. La exmodelo Büyüksaraç, en cambio, es más optimista y considera poco probable que la Fiscalía logre sancionarla: “Creo que lo que busca el Gobierno es amedrentar a la gente, usando para ello a los periodistas, a los famosos o a gente como el Movimiento de Junio”.
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