Un muerto en una ola de explosiones en El Cairo

Cinco explosiones han sacudido la mañana del jueves el área metropolitana de El Cairo provocando al menos un muerto y una decena de heridos, según han informado fuentes del ministerio del Interior. Una de las bombas, de elaboración casera, fue colocada delante de comisarías de policía, y las otras cuatro frente a establecimientos comerciales en áreas residenciales de la capital. Egipto experimenta una insurgencia islamista desde el verano del 2013, cuando un golpe de Estado depuso al presidente islamista Mohamed Morsi. El goteo de atentados se ha cobrado ya las vidas de centenares de miembros de las fuerzas de seguridad.

El explosivo que causó la víctima mortal estalló en las puertas de un restaurante del barrio popular de Imbaba. En Waraq, una zona contigua, se produjo el atentado contra la comisaría de policía del barrio, provocando heridas a tres agentes. Otras tres bombas, de poco potencia, estallaron en el barrio de Mohandissin, cerca del centro de la ciudad, sin causar víctimas. Su objetivo fueron tiendas de telefonía móvil.

Habitualmente, los atentados terroristas tienen como blanco las fuerzas de seguridad, ya sea de la policía o el Ejército. Sin embargo, en las últimas semanas han tenido lugar también diversos ataques contra intereses comerciales, la mayoría dirigidos contra una cadena estadounidense de restaurantes de comida rápida. Esta ofensiva terrorista llega cuando faltan solo un par de semanas para la celebración en la ciudad turística de Sharm el Sheij de una conferencia de inversores internacionales. El Gobierno otorga una gran importancia a esta cita, ya que espera atraer varios miles de millones de euros para la maltrecha economía del país.

La oleada de atentados se produce dos días después de que el presidente del país, Abdelfatá al Sisi, haya promulgado una nueva ley antiterrorista que expande la definición de lo que constituye una actividad terrorista. De acuerdo con la norma, se puede aplicar la nueva legislación a los miembros de “cualquier asociación, grupo o banda que haga una llamada a desestabilizar el orden público, o ponga el peligro el bienestar y la seguridad de la sociedad, obstruya el trabajo de las autoridades públicas o el transporte público o privado”.

Las organizaciones de derechos humanos han denunciado que una definición tan amplia y vaga del término “terrorismo” puede llevar a la aplicación de la legislación, que incluye penas muy severas contra cualquier grupo opositor, incluso aunque utilice medios no violentos de desobediencia civil. La nueva ley representa el corolario de una serie de decretos y normas aprobados por el nuevo régimen para silenciar cualquier voz o movimiento disidente. La principal es la llamada “ley de manifestaciones”, en aplicación de la cual han sido sentenciados varios iconos de la revolución del 2011.

Por otro lado, según declararon fuentes del Ejército egipcio a la agencia Reuters, el miércoles fallecieron 26 militantes yihadistas y otros 20 resultaron heridos en el transcurso de varias operaciones antiterroristas en el norte de la península del Sinaí. Esta zona es el epicentro de la insurgencia islamista, y donde han tenido lugar los ataques más mortíferos contra las fuerzas de seguridad. La mayoría de ellos han sido reivindicados por el grupo Ansar Bait al-Maqdis (partisanos de Jerusalén). En varios foros de internet afines al grupo se ha publicado que la milicia ha jurado lealtad al líder del autodenominado Estado Islámico, convirtiéndose así en su filial en el Sinaí. Sin embargo, la semana pasada uno de sus portavoces negó la veracidad de la información.