Turquía ocupa una aldea siria para alojar un santuario asediado por el EI
700 soldados en un centenar de vehículos repatrían a los guardas de la tumba del abuelo del fundador del imperio otomano
Tanques y tropas del Ejército turco penetraron la noche del sábado al domingo en Siria como parte de una operación militar de evacuación de un pequeño enclave, que según los tratados internacionales pertenece a Turquía, ante el peligro de que éste cayese en manos del Estado Islámico. A cambio, Ankara se ha anexionado otra pequeña porción de terreno sirio cercana a su frontera.
El enclave en cuestión, situado en una península del río Eúfrates, una treintena de kilómetros en el interior de Siria, consistía en un puesto militar y un mausoleo que acoge los restos de Suleyman Shah, abuelo del fundador de la dinastía otomana. El lugar es territorio soberano de Turquía en virtud de un tratado internacional de 1921 y estaba protegido por 38 soldados turcos, cuya misión se renovaba periódicamente. En los últimos tiempos, la situación en los alrededores de la tumba ha sido objeto de la máxima preocupación en Ankara debido a los combates entre diversas facciones participantes en la guerra civil siria y, de hecho, el último contingente de soldados no había podido ser reemplazado debido a la inseguridad reinante. El pasado marzo el Estado Islámico (EI) llegó a amenazar a Turquía con atacar a sus soldados si no los retiraba del lugar y, esta semana, algunos medios locales habían publicado que los militares estaban asediados por los yihadistas y que Ankara estaría negociando con el EI su liberación, hecho que fue negado por el Gobierno turco.
La operación de rescate –coordinada por las Fuerzas Armadas de Turquía y los servicios secretos- fue lanzada a las 21.00 del sábado, hora local, cuando 39 tanques y 57 blindados a bordo de los cuales viajaban 572 comandos de las Fuerzas Especiales traspasaron la frontera con Siria. Desde el aire, el operativo contó con el apoyo de radares aerotransportados AWACS, drones y helicópteros de combate. Según los periodistas turcos, en la parte de Turquía cercana a Siria se bloquearon todas las líneas telefónicas –cuya red es utilizadas por los grupos combatientes al otro lado de la frontera- y en los últimos días se había declarado “área militar”, aumentando así el control de las Fuerzas Armadas sobre los movimientos en la zona.
La intervención tenía dos objetivos: por un lado, parte de los vehículos desplegados se dirigió al mausoleo de Suleyman Shah, que alcanzaron a las 00.30 del domingo, después de recorrer territorio controlado por el EI y las milicias kurdas YPG. Allí se recogió a los soldados y los objetos sagrados contenidos en el mausoleo, tras lo cual los edificios fueron volados para evitar que el EI los pueda utilizar como refugio.
Por otro lado, los tanques tomaron posiciones en la aldea de Ashma (Esmesi en turco), a unos 200 metros de la frontera, donde los soldados izaron la bandera turca. El Ministerio de Exteriores turco explicó en un comunicado que el terreno conquistado “es de la misma extensión” que el de Suleyman Shah y que se utilizará “de manera temporal” para alojar el mausoleo.
Al amanecer, la operación había sido concluida “sin que se produjesen combates”, aseguró el Estado Mayor, aunque informó de la muerte de uno de los militares que participaron en ella por causa de un accidente.
“Nuestra bandera ondea ahora en la aldea de Ashma”, afirmó el primer ministro de Turquía, Ahmet Davutoglu, en una comparecencia de prensa, en la que explicó que se ha informado al Consulado sirio de este punto, justificando la acción militar turca en la importancia “simbólica” del enclave y en que ya en “dos ocasiones” en el pasado se había trasladado la tumba de Suleyman Shah dentro de territorio sirio. El Gobierno sirio declaró que los turcos no esperaron a recibir luz verde para penetrar en su territorio y la televisión pública del país árabe ha tildado la acción de “agresión flagrante”.
Davutoglu dijo que la Coalición contra el EI que lidera EEUU fue informada de los movimientos turcos una vez comenzaron pero puntualizó que “no se pidió permiso ni ayuda” a ninguno de los actores implicados. Esta declaración llega después de que, esta misma semana, el portavoz de las YPG kurdas, Polat Can, asegurase que Turquía había pedido ayuda para proteger el mausoleo. También el Gobierno cantonal de la ciudad kurdo-siria de Kobane ha manifestado que la operación turca contó con su visto bueno. Las propias YPG han subrayado que el pueblo de Ashma fue recuperado recientemente por las fuerzas kurdas de manos del Estado Islámico.
Turquía, opuesta al régimen de Bachar el Asad, ha reivindicado el establecimiento de una zona tapón en el norte de Siria para acoger a los refugiados sirios y permitir a los rebeldes organizarse, una idea que por el momento no ha encontrado demasiado apoyo en los foros internacionales. El pasado año, se filtró una conversación entre la cúpula del Ejército, los servicios secretos y el Gobierno turco en las que se hablaba de utilizar la tumba de Suleyman Shah para fabricar un “casus belli” que justificase la intervención en Siria, aunque el Ejecutivo aseguró que el audio había sido manipulado.
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