Loretta Lynch se distancia de Holder para superar el escrutinio republicano
La fiscal de Brooklyn puede convertirse en la primera mujer afroamericana en ocupar el cargo de fiscal general en EE UU
“Yo seré Loretta Lynch”.
La aspirante a suceder al fiscal general Eric Holder tuvo que hacer esta afirmación en varias ocasiones durante la sesión de confirmación en el Senado. Los legisladores republicanos intentaron aprovechar cada oportunidad para vincular a Lynch, que puede convertirse en la primera mujer afroamericana en ocupar este cargo, con el de su predecesor. Desde las leyes de supresión de voto hasta la reforma migratoria o la implementación del nuevo sistema sanitario, todas las grandes medidas del presidente Obama han enfrentado a Holder con los republicanos y las dos sesiones de esta semana fueron el epílogo a una de las relaciones más difíciles entre la Casa Blanca y el Senado.
Lynch se mantuvo escueta y directa. Respaldó todas las iniciativas del presidente y de su fiscal general, y se mostró abierta a escuchar a los republicanos. Pero éstos tenían enfrente a un perfil difícil de derribar, especialmente en un momento en el que Estados Unidos acaba de ver reabiertas algunas heridas raciales que muchos creyeron ver cicatrizadas con la llegada de Obama al 1600 de Pennsylvania Avenue.
La hasta ahora fiscal del distrito de Brooklyn, en Nueva York, es descendiente de un pastor de Carolina del Norte y de una de las muchas mujeres que lucharon contra la segregación de las minorías en el Sur del país. Lynch definió a su madre como “una profesora valiente que no dejó que Jim Crow determinase quién era y que se negó a utilizar baños públicos segregados porque no representaban el país en el que ella creía”.
Lynch deberá abordar también grandes desafíos como la reforma de la NSA o los crecientes ataques informáticos
Varios demócratas recordaron estos datos durante sus intervenciones en la audiencia del pasado miércoles, retratando a Lynch como una candidata “histórica” o, en palabras de Patrick Leahey, alguien que creció “escuchando a sus padres hablar del sur de Jim Crow”, en referencia a las leyes discriminatorias contra los afroamericanos.
Con este telón de fondo, los republicanos intentaron enfrentar a Lynch con las principales medidas aprobadas por Holder al frente de Justicia y que constituyen importantes avances para las minorías del país. Chuck Grassley, el senador republicano que preside el Comité de Justicia, repasó los diferentes casos que han marcado el mandato de Holder, aunque después cerraría su discurso enfatizando que no veía razón para temer que Lynch no ejerza su cargo como le exige la Constitución.
La fiscal heredará de Holder algunos de los casos que más tensión han causado estos últimos años entre los republicanos y la Administración demócrata. El Departamento de Justicia mantiene, por ejemplo, varias demandas abiertas contra leyes de supresión de voto aprobadas por gobernadores republicanos en Texas, Carolina del Norte o Pensilvania.
Holder criticó abiertamente el endurecimiento de los requisitos para votar comparándolos con los impuestos que debían pagar los afroamericanos en el Sur segregado antes de ejercer su derecho en las urnas. Su sucesora dijo no estar “familiarizada” con estos casos y que esperaría el resultado de las cortes, pero en otras ocasiones ha felicitado al Departamento de Justicia por querellarse contra normativas que considera discriminatorias.
Su oficina en Brooklyn ha sido la encargada hasta ahora de investigar el fallecimiento de Eric Garner
Los republicanos también buscaron en la reforma de inmigración de Obama una de las posibles divisiones entre Lynch y el presidente, pero no la encontraron. La candidata a liderar el Departamento de Justicia definió la decisión de cancelar las deportaciones de casi cinco millones de indocumentados como “razonable”. Después llegaría el respaldo a la iniciativa de Holder para no defender ante el Supremo la normativa federal que definía el matrimonio como la unión entre un hombre y una mujer, cuya revocación en 2013 supuso uno de los mayores avances para la igualdad de los homosexuales.
Más allá de los casos que han enfrentado a los republicanos con Holder, Lynch deberá abordar también grandes desafíos como la reforma de la Agencia Nacional de Seguridad, los crecientes ataques informáticos a instituciones y empresas privadas en EE UU y su difícil equilibrio con las libertades civiles, así como la reforma del sistema penitenciario para responder a la saturación en las cárceles del país.
La audiencia para la confirmación de Lynch es además la primera que se celebra después de que los republicanos estrenen mayoría en ambas cámaras, como resultado de su victoria en las elecciones legislativas de noviembre. La abogada deberá superar todavía la confirmación del Senado con la ayuda de algunos votos republicanos, aunque se espera que el proceso salga adelante. Lynch ha superado dos votaciones en 2000 y 2010 -procedimiento requerido al tener un cargo federal- y en ambas con pleno respaldo de los republicanos.
De lograr esta nueva confirmación, el mayor reto de la fiscal puede ser la reconciliación entre las minorías raciales y las autoridades policiales tras las recientes muertes en Ferguson y Nueva York de Michael Brown y Eric Garner, ambos a manos de agentes. Su oficina en Brooklyn ha sido la encargada hasta ahora de investigar el fallecimiento de Garner, una experiencia de la que podrá servirse para retomar el “diálogo” abierto entre las autoridades y la sociedad civil con respecto a la discriminación que denuncian algunas minorías.
Incluso en esto, Lynch promete distanciarse de su predecesor. “Usted me ha preguntado en qué manera seré diferente de Eric Holder”, respondió Lynch a una de las preguntas formuladas por el senador republicano y líder del Tea Party, Ted Cruz. “Yo seré Loretta Lynch”.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.