Fidel Castro respalda el deshielo con EE UU sin mostrar entusiasmo
"No confío en la política de Washington", señala el líder cubano
El Gobierno cubano publicó una carta de Fidel Castro en la que, sin demostrar entusiasmo, respalda el deshielo con EU UU emprendido por su hermano Raúl, pero alerta sobre hipotéticas deslealtades de Washington durante el proceso hacia la normalización de relaciones diplomáticas. “No confío en la política de Estados Unidos ni he intercambiado una palabra con ellos, sin que esto signifique, ni mucho menos, un rechazo a una solución pacífica de los conflictos o peligros de guerra”, señala en un escrito calculadamente ambiguo, dirigido a una federación estudiantil, que difundió este martes el diario Granma, órgano oficial del Partido Comunista de Cuba (PCC). EE UU replicó este martes que la falta de confianza es mutua, pero que las negociaciones bilaterales tienen como objetivo “construirla”, porque existen razones “diplomáticas y estratégicas” para seguir conversando con La Habana.
Los destinatarios del mensaje no parecen ser los universitarios de La Habana, sino Estados Unidos y la militancia revolucionaria que esperaba conocer la opinión de su líder, de 88 años, sobre el actual acercamiento con el enemigo de siempre, con un país con el que se rompieron relaciones en 1961. “El presidente de Cuba ha dado los pasos pertinentes de acuerdo a sus prerrogativas y las facultades que le conceden la Asamblea Nacional y el Partido Comunista de Cuba”, escribió en referencia a Raúl Castro. “No he hablado con ellos”, señala en referencia a los delegados de Barack Obama. Intencionadamente, reservándose, a sabiendas de que sus opiniones tienen trascendencia y simbolismo, se situó al margen de la toma de decisiones pese a la generalizada certeza de que ningún acuerdo de calado con Estados Unidos se toma sin consultar al comandante.
"No confío en la política de Estados Unidos", señala el líder cubano
El mensaje se difunde tres días después de la primera ronda de contactos oficiales entre La Habana y Washington celebrados en la isla los días 21 y 22 de enero para consensuar una hoja de ruta plagada de obstáculos porque la Casa Blanca pretende introducir acuerdos y libertades de movimiento de sus diplomáticos en Cuba que les permitan influir sobre la población cubana y que esta exija democracia pluripartidista y elecciones libres. La Habana no parece dispuesta a compromisos bilaterales que pongan en peligro la institucionalidad construida en torno a la hegemonía del PCC. El tono de la carta a la Federación Estudiantil Universitaria, que no cita peyorativamente a Estados Unidos, salvo una alusión crítica a la política de Ronald Reagan (que nació en 1911 y murió en 2004) en África, es conciliatorio con reparos.
Fidel Castro, cuya sintonía con su hermano en los asuntos capitales pocos discuten, invoca la mediación de instancias internacionales si se registran atascos durante un proceso que será largo y susceptible de retrocesos a interrupciones. “Cualquier solución pacífica y negociada a los problemas entre Estados Unidos y los pueblos o cualquier pueblo de América Latina, que no implique la fuerza o el empleo de la fuerza, deberá ser tratada de acuerdo a los principios y normas internacionales”. Cuba y Estados Unidos acatarán los acuerdos de la Convención de Viena como una guía hacia la apertura de embajadas.
La retirada de Fidel Castro del poder ejecutivo en 2006 activó dudas sobre su grado de influencia en las decisiones importantes del Gobierno de su hermano. La histórica distensión anunciada el 17 de diciembre fue la más relevante y sobre ella el anciano dirigente aún no se había pronunciado. Lo hizo en un texto cuyo interés no sólo radica en los dos últimos párrafos, sino también en aquellos donde subraya los derechos humanos que la Cuba revolucionaria considera fundamentales en el planeta: la salud, la vivienda y la alimentación. Fidel Castro dedicó gran parte de sus 49 años al mando a denunciar a EE UU, que intentó derrocarle y cuya definición de los derechos humanos es otra.
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