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Texas deja atrás la era Perry, el gobernador más longevo en el cargo

El republicano, aspirante a la nominación presidencial, se marcha con un balance ambiguo en uno de los mayores Estados: crecimiento económico y recortes sociales

El gobernador de Texas, Rick Perry.
El gobernador de Texas, Rick Perry. David J. Phillip (AP)

El gobernador Rick Perry pasará a la historia en los próximos días como el gobernador que más mandatos ha acumulado al frente del Estado de Texas. Deja un legado mixto, amigos y enemigos y un futuro político incierto con grandes ambiciones. Perry pronunciará este jueves su discurso final en el Capitolio estatal, en Austin, para luego continuar el camino que inició hace meses: catapultar su campaña para la nominación republicana para la presidencia.

El ancla para cimentar nuevos apoyos en el ámbito nacional será precisamente la dirección que ha dado a Texas en los últimos 14 años. En su defensa está el crecimiento económico. En 2014 el empleo en Texas creció a un ritmo de 3,2% anual, sobrepasando el promedio nacional de 2,8%, según datos de la Reserva Federal de Dallas. La tasa de desempleo llegó a 4,9% en diciembre, casi un punto abajo de la tendencia en el país, y el índice de producción llegó a 15,8% en diciembre tras un fuerte incremento.

“Perry puede clamar el éxito del ‘modelo Texas’”, asegura Matthew Wilson, profesor de Ciencia Política en Southern Methodist University en Dallas. “Se ha convertido en el centro del dinamismo para Estados Unidos. Ciertamente ha sido en parte a causa del movimiento en la industria de gas y petróleo, pero también por la diversificación económica por la política de bajos impuestos y menos regulaciones”.

Compañías como SpaceX y Toyota decidieron colocar ejes claves de sus operaciones en el estado, luego que Perry consiguiera con éxito promover el “modelo de Texas”, un concepto que se basa en bajos impuestos y regulaciones para propiciar un ambiente que invite a la llegada de nuevas empresas.

Perry fue quien lideró el despliegue de la Guardia Nacional hacia la frontera con México

El ‘modelo de Texas’ también ha generado críticas. Su financiación ha implicado recortes en áreas como educación o programas de apoyo social.

En 2010 el gobernador insistió en que los estados deberían ser capaces de renunciar al sistema público de pensiones de jubilación. En 2011 la propuesta presupuestaria de Perry incluyó reducir el gasto en educación en 4.000 millones de dólares. Cuando Obamacare (el nombre que recibe la reforma sanitaria del presidente Obama), abrió la posibilidad de expandir Medicaid (la protección sanitaria pública para las personas con menos ingresos), Perry lo rechazó, a pesar que el estado tiene el mayor porcentaje de su población sin seguro médico (25%) en comparación con el resto del país.

“Está claro que su legado es una mezcla. Ha gobernado un estado en rápida transición y parte de eso ha sido acomodar nuevos desafíos, algunos de ellos han sido exitosos y otros no”, asegura Brandon Rottinghaus, profesor del Departamento de Ciencia Política de la Universidad de Houston.

La otra baza de Perry es la inmigración, un tema siempre controvertido en el ámbito nacional, pero que también en Texas tiene un peso enorme por el alto flujo de población inmigrante. El estado cuenta con cerca de dos millones de indocumentados.

En 2001, Perry promulgó la legislación que permitió a los jóvenes indocumentados pagar matrículas universitarias como residentes del estado, en lugar de hacerlo como estudiantes internacionales, lo que implicó una enorme diferencia en el acceso.

Pero en el verano de 2014 Perry fue quien lideró el despliegue de la Guardia Nacional hacia la frontera y se convirtió uno de los mayores críticos de la estrategia de seguridad del presidente Barack Obama.

El ancla para cimentar nuevos apoyos a nivel nacional será precisamente la dirección que ha dado a Texas en los últimos 14 años

“No ha perseguido un estilo confrontacional en inmigración, como ocurrió en estados como California y Arizona. Cuando envió a la Guardia Nacional a la frontera fue más un gesto simbólico que nada. Quería ser percibido como un líder que toma acción”, comenta Wilson.

“Cuando mandó a la Guardia Nacional estaba más interesado en cómo sería recibido en Iowa y New Hampshire, sobre todo para potenciar su carrera presidencial”, señaló Mark Jones, académico y experto en política de la Universidad de Rice Texas. Iowa y New Hampshire son los primeros estados en votar en el proceso de nominación para la presidencia.

Tras dejar su cargo, Perry enfrentará uno de los desafíos políticos más difíciles de su carrera: el camino para la nominación republicana tiene al menos 22 posibles candidatos a la vista, incluyendo el exgobernador Mitt Romney.

A diferencia de los demás, Perry afronta ahora una acusación por abuso de poder en el servicio público. “No creo que sea condenado, sería una injusticia política. Al mismo tiempo la existencia del caso no lo ayuda en sus ambiciones presidenciales”, dice Jones.

“La gente mira lo que pasó la primera vez que se presentó como candidato y tiene dudas respecto a su desempeño. Hay otras alternativas que parecen una mejor opción”, añade Rottinghaus.

Este es el año de las grandes donaciones, el tiempo en que la tarea principal es convencer a la elusiva base republicana. Perry tiene todas sus cartas sobre la mesa, empezando por sus credenciales en Texas. La pregunta es si será suficiente.

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