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Un tribunal egipcio revoca la condena por corrupción a Mubarak

La condena de tres años de prisión impuesta al exdictador de Egipto queda anulada

Simpatizantes de Mubarak tras la resolución judicial.
Simpatizantes de Mubarak tras la resolución judicial.B. Fathy / A. Alyoum (EFE)

El interminable culebrón judicial sobre el futuro del exdictador Hosni Mubarak le queda al menos un capítulo más. Un tribunal de apelaciones egipcio anuló el martes por la mañana la condena de tres años de cárcel que recibió Mubarak el pasado mes de mayo por apropiación indebida de fondos públicos, y ordenó repetir el juicio. Habida cuenta que el veterano expresidente ya ha cumplido el plazo máximo de detención preventiva de dos años, probablemente será puesto en libertad durante los próximos días. O al menos, así lo espera su abogado, Farid el-Deeb, que ya ha anunciado que realizará esta petición a la fiscalía.

La anulación de los juicios más polémicos y mediáticos se ha convertido ya en algo habitual en Egipto. El propio Mubarak vio cómo un tribunal de casación ordenaba la repetición del proceso por el que fue sentenciado a cada perpetua en verano de 2012 por su responsabilidad en el asesinato de centenares de personas durante la revolución de 2011. El segundo juicio concluyó el pasado 29 de noviembre con la exoneración del exdictador, de su último ministro del Interior, Habib al-Adly y de seis altos cargos policiales. No obstante, el fiscal general ha anunciado que recurrirá la sentencia, por lo que no se descarta que pueda haber un tercer juicio.

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En el fallo inculpatorio del pasado mes de mayo, se consideraba probado que Mubarak destinó unos 15 millones de euros a renovar mansiones de su propiedad en lugar de construir un centro de comunicaciones para uso de la presidencia, tal como figuraba en el presupuesto del Estado. En ese mismo proceso, sus dos hijos, Gamal y Alá, fueron condenados a cuatro años de cárcel, uno más que su progenitor. Además, la sentencia les obligaba a devolver al erario público los 15 millones de euros e imponía una multa de unos 2,5 millones de euros.

Mubarak, que gobernó Egipto con mano de hierro tres décadas, fue destronado por una revolución en febrero del 2011 que contó con la plaza Tahrir de El Cairo como epicentro mediático. Unos dos meses más tarde, y a causa de la presión popular, fue arrestado y procesado por la represión ejercida por las fuerzas de seguridad durante la revuelta. Las organizaciones de derechos humanos estimaron que durante aquellos 18 días fallecieron más de 800 personas.

Actualmente, Mubarak, de 86 años de edad, se encuentra bajo arresto domiciliario y se aloja en un hospital militar del barrio cairota de Maady a causa de su delicado estado de salud. Puesto que ya ha cumplido el plazo máximo de dos años de prisión preventiva que fija la ley, en teoría, debería ser puesto en libertad durante los próximos días. Sin embargo, una fuente próxima a la familia Mubarak declaró al diario egipcio al-Shuruk que, incluso en el caso de que le sea permitido salir a la calle, lo más probable es que permanezca en el hospital de Maady, pues es la mejor forma de garantizar su seguridad.

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La noticia de la repetición del juicio se conoce cuando faltan menos de dos semanas para el cuarto aniversario del inicio de la revolución, el 25 de enero del 2011. En estos cuatro años, Egipto ha experimentado un convulso vaivén en su panorama político. Los islamistas Hermanos Musulmanes se impusieron en las primeras elecciones legislativas y presidenciales libres, pero tras un año de gobierno y una marcada caída de su popularidad, el Ejército dio un golpe de Estado. El entonces ministro de Defensa, Abdelfatá al Sisi, es hoy el presidente del país, y el nuevo régimen ha vuelto a apretar las tuercas de la represión. Miles de personas, tanto simpatizantes de la Hermandad como activistas laicos revolucionarios, languidecen en las cárceles del país. Además, en los medios de comunicación, se difunde la tesis que la revolución del 2011 no fue tal, sino una conspiración de potencias y milicias extranjeras.

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