Solana: “Reconocer Palestina podría equilibrar el terreno de juego”
El diplomático, el exdirector de Al Yazira Wadah Khanfar y la periodista Ángeles Espinosa analizan Oriente Próximo
¿Cuál es el principal reto que afronta Oriente Próximo? La periodista Ángeles Espinosa, que lleva tres décadas cubriendo la región, dirige la pregunta a Javier Solana, veterano diplomático español y Wadah Khanfar, exdirector del canal catarí Al Yazira y fundador del think tank Sharq Forum, en el marco de un coloquio en la ESADE de la Universidad Ramon Llull (Calle Mateo Inurria 27, Madrid). Para ambos ponentes, el idealismo frustrado tras la Primavera árabe y los vacíos de poder han sembrado el terreno para el avance del extremismo suní, como en el caso del grupo terrorista Estado Islámico.
“Creo que tenemos que señalar la responsabilidad de Assad, Bremmer y Maliki de cara al auge del Estado Islámico”, asegura Solana. El diplomático destaca así al presidente sirio, por la violenta represión de lo que en principio fue una protesta pacífica, Paul Bremmer, el diplomático estadounidense que administró Irak tras el derrocamiento de Sadam y depuró las instituciones del más mínimo rastro del partido baathista del dictador, y finalmente el exprimer ministro iraquí Al Maliki, que fue relevado en septiembre tras haber alienado y marginado a la minoría suní del escenario político.
Khanfar ve una conexión entre la mala experiencia del Islam político desde 2011 con el auge del extremismo suní. El Gobierno de los Hermanos Musulmanes, el primero después de la caída de Mubarak, ejecutó una agenda islamista sin ambages que lanzaba un mensaje poco inclusivo, siguiendo el precepto de que el “ganador se lleva todo”, puntualiza Solana. El derrocamiento de los islamistas por el general Al Sisi y la subsiguiente ilegalización de los Hermanos Musulmanes han excluido a la formación y estigmatizado el Islam como alternativa política. “De forma automática, millones de personas que fueron activistas durante la dictadura [de Mubarak] fueron etiquetados como equivalentes al Estado Islámico, a Al Qaeda. Esto supuso una definición demasiado amplia del terrorismo que incluye a cualquier opositor del status quo”, argumentó Khanfar.
Para Solana, hay que apoyar el ejemplo de Túnez, ya que si su transición continúa por esta vía se erigirá como un referente de cambio político pacífico. Tras meses de tensión, la formación islamista Ennahda, con un respaldo del 40% tras los comicios de 2011, optó por consensuar e incluir a laicos en el proceso político y en la redacción de la nueva Constitución.
El conflicto árabe-israelí ha sido uno de los temas donde los ponentes han presentado análisis y apuestas distintas. Para Solana, Europa ha apostado desde hace tiempo por la solución de los Dos Estados, financiando y apoyando la estructura provisional de la Autoridad Palestina: “Ha llegado el momento de que los europeos se pregunten: ¿De qué sirve seguir apoyando esta estructura provisional si no va a llegar a ser real, permanente?”. Solana ha elogiado las recientes pronunciaciones políticas en Europa a favor del reconocimiento de un Estado Palestino y asegura que este cambio de estatus “podría equilibrar el terreno de juego” de cara a las negociaciones con Israel.
A largo plazo, dos Estados no van a proveer seguridad a la gente de la región" Wadah Khanfar, exdirector del canal catarí Al Yazira
Por su parte, Khanfar sostiene que la solución de Dos Estados “no debería de ser el objetivo final”. “Creo que es políticamente correcto hablar de la solución de Dos Estados”, responde Khandar a Solana. “Pero, a largo plazo, dos Estados no van a proveer seguridad a la gente de la región. Cuando más se hable de esto, se hablará más de las diferencias religiosas y nacionales en vez de la asimilación o la coexistencia”. Khanfar sacó a colación el caso de Sudáfrica como un ejemplo de integración y reconciliación: “Vi el odio entre negros y blancos y presencié líderes que podían negociar un matrimonio en vez de un divorcio”
El coloquio ha tocado varias veces algunos problemas estructurales que han sido fuente de inseguridad y conflicto en la región. Solana destacó que el concepto de Estado-nación en Oriente Próximo surgió por primera vez por el reparto territorial ejecutado por Francia y Reino Unido tras el derrumbe del Imperio Otomano, plasmado en las “líneas rectas” del tratado Sykes-Picot que pasaron por encima de antiguas divisiones regionales y étnicas.
Khanfar fue más allá en su análisis del desafió a las actuales fronteras en Oriente próximo: alerta de la posibilidad de “una zona de sangre y lágrimas, desde Basra (Irak) hasta Trípoli (Libia), de confrontación alimentada por milicias fragmentadas”.
¿De qué sirve seguir apoyando esta estructura provisional [la Autoridad Palestina] si no va a llegar a ser real, permanente?"
Javier Solana, diplomático
Ante este escenario, Occidente no debería de apostar por una “cruzada” militarista como panacea, sino que debería de fomentar la cooperación entre países de la región y “ayudarles a ganar”. “El pecado original de Occidente al tratar con Oriente Próximo es el orientalismo”. Khanfar se refiere así al académico palestino Edward Said, que acuñó este término para referirse al punto de vista condescendiente y simplista de Oriente. Khanfar señaló que una forma de desincentivar la confrontación es la implantación de una Zona Económica Libre en la región, “para que guerrear se torne demasiado caro”.
Cuando un representante de la embajada de Jordania sacó a colación el doble rasero que los países occidentales aplican en la región, Solana reconoció que las circunstancias geopolíticas condicionaron la respuesta diplomática frente a la represión estatal en Siria: “Me gustaría decir que hemos sido coherentes”, zanjó.
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