“La mayoría de musulmanes y cristianos sirios está con El Asad”
"La religión es un instrumento para la guerra en Siria", dice el patriarca cristiano sirio
Loufti Laham (Daraya, Siria, 1933), nombre de pila, acerca la oreja para no perder palabra ni ripio. La primera pregunta va de su infancia, así que sonríe, se quita el copete y se pone cómodo. La Siria que recuerda no es la que hoy se resquebraja. Su país, el de esa pequeña localidad a nueve kilómetros al sur de Damasco, era uno en el que se vivía con normalidad fueras cristiano, como él -y el 5% de la población-, o musulmán. “Después de que muriera mi padre, cuando yo tenía cuatro años”, hace memoria, “mi madre se puso a trabajar para musulmanes, algo muy respetable dada la situación”. Laham, patriarca hoy de la Iglesia Greco-Católica Melquita (1,5 millones de fieles en todo el mundo; 350.000 en Siria) bajo el nombre de Gregorio III, marchó a Líbano de adolescente e ingresó en el seminario. Se ordenó como sacerdote en Roma y poco después, allá por el 62 o 63 -no recuerda exactamente- volvió a su tierra. “Me sentí muy feliz”, dice, sirva de ejemplo, “cuando llegué a Damasco como cura, con mis ropajes, y musulmanes sentados en la calle se levantaron a mi paso como gesto de reverencia”.
Gregorio III presentó esta semana junto a la fundación Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN) el informe anual sobre libertad religiosa. Según la AIN, el 42% de países vulnera el libre ejercicio de la religión. Y Siria está entre los 14 Estados donde existe “persecución ligada al islam extremista”. Sin pelos en la lengua, el patriarca no está muy de acuerdo. “La mayor parte de situaciones de persecución en Siria”, puntualiza, “tienen que ver con que alguien quiere quitarle el dinero a otro más débil”.
Pregunta. ¿La violencia en Siria está relacionada con la religión?
Respuesta. No, la situación es muy confusa. Los que vienen de Europa a Siria perdieron el sentido de la vida, así que están dispuestos a hacer lo que sea. No tienen nada dentro. Algunos de ellos se convirtieron al islam a través de Internet, ¿cómo van a perseguirte por tu religión? La situación es caótica.
P. Si no es la religión, ¿qué es?
R. No tiene nada que ver con el islam, con la religión. Quizá haya algunos elementos de tensión entre suníes y chiíes, pero como instrumento, la religión es siempre el mejor instrumento…
P. ¿Para hacer la guerra?
R. Sí, para todos, desde el principio, incluso para cristianos, la fe es a veces un instrumento. Con el ISIS [siglas en inglés del grupo yihadista autoproclamado Estado Islámico] también, pero no sé para qué. Quizá para entrar en Siria o para acelerar el proceso de división de los países de la región entre suníes, chiíes, yazidíes, kurdos… No hay futuro para el ISIS. No son bienvenidos. Los países árabes están divididos, ¿cómo se puede pensar entonces en un califato? ¿En dónde y para quién?
P. Pero antes del ISIS, Siria ya sufría una guerra civil. ¿Qué hay detrás del conflicto?
R. No lo sé. Si fuera por la democracia, Europa debiera haber tenido una idea más clara de la vida en Siria, Líbano, Jordania o Libia. ¡Pero no la tienen! No creo que fuera por la democracia. ¿Por la corrupción? Quizá, pero la corrupción está en todos lados. ¿Para luchar contra la tortura? En Guantánamo también hay. ¿Para luchar contra los servicios secretos? Espías de EE UU hay en todas partes. No veo qué nos pueden traer Francia, EE UU o la llamada Coalición [Nacional Siria] u oposición. Son de la vieja escuela del baazismo y no son diferentes al Gobierno.
P. Ellos piden democracia…
R. Pero son los mismos que los del Gobierno, los mismos que secuestraron a otros antes de desertar del Ejército. ¿Qué nos pueden traer? ¿Cuál es la alternativa a El Asad? Nunca he visto un programa de EE UU o Francia para nuestra gente. ¿Qué programa tiene la oposición? Ninguno.
P. ¿Hay cristianos que han huido del país?
R. Sí, tratamos de que no se vayan, pero respetamos su libertad. Se han ido de Alepo, por ejemplo. Muchos de clase media se han marchado porque tenían miedo a ser secuestrados. Lo mismo ha pasado en Damasco. Muchos se han ido a Suecia o Alemania porque tienen familia allí. También a Sudamérica.
P. ¿Cuántos se han ido?
R. Unos 450.000 cristianos han dejado sus hogares. Muchos están en Líbano porque está cerca y tenemos buenas relaciones. También a Jordania, Turquía y Egipto. Hay cristianos huyendo casi a diario de Siria. Lo sé porque vienen a pedirme los papeles de bautismo para presentarlos en las embajadas. Porque para salir de Siria sin papeles tienes que pasar al menos por 13 países grandes, por Grecia o el este de Europa para llegar a Viena. Imagina lo que cuesta esto. Muchos refugiados son manipulados en ese tránsito.
P. ¿Tenían los cristianos algún problema con El Asad?
R. No todos los cristianos están con El Asad, incluso sin la guerra, tampoco lo estarían. La discriminación, tensión y presión de El Asad y algunos de sus ministerios contra los cristianos también hizo que muchos se marcharan. Tampoco todos los sacerdotes están con El Asad. Pero la mayoría de la gente está ahora con El Asad, alrededor del 60%, la mayoría musulmanes, apoya al Gobierno pese a todos los problemas. La gente está cansada.
P. ¿De qué?
R. Cansados de las muertes, secuestros, la división, el ISIS… La gente está cabreada. Y no hay que olvidar que son pobres. Tras muchos bombardeos no hay éxito alguno. Y no hay sitio adonde ir. Si pudieran, muchos más huirían, como lo hizo mi familia. Y sin mi conocimiento.
P. ¿Dónde están?
R. En Alemania. Si no fuera por los sentimientos, muchos se irían del país. ¿Por qué vivir en una situación de guerra? Y no porque sean anti o pro-Asad sino simplemente por volar y vivir. Yo trato de darles moral para que se queden. También a los musulmanes.
P. ¿Necesitaba la comunidad cristiana siria una revolución?
R. No, pero tampoco los musulmanes. Ni siquiera los suníes. Ellos se han beneficiado del régimen más que los chiíes porque son la comunidad más grande. Muchos de los más ricos son suníes, muchos de los que se han beneficiado de Hafez el Asad y de ahora su hijo, Bachar, son suníes. Así que muchos quieren quedarse con El Asad. La mayoría de los sirios musulmanes son pro-Asad porque no ven otra alternativa. No soy el único en decirlo. Los hombres de negocios, por ejemplo, no quieren que otro país se lleve el dinero.
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