El presidente de Burkina Faso dimite acorralado por una revuelta popular
La población había toma de nuevo la calle para pedir la salida del presidente
El general Honoré Traoré, jefe del Estado de Mayor de las Fuerzas Armadas de Burkina Faso, ha asumido este viernes a primera hora de la tarde la Jefatura de Estado de este país africano después de que el hasta ahora presidente, Blaise Compaoré, presentara su dimisión tras dos días de revuelta popular. El general Traoré tiene ante sí la tarea de pilotar una transición con el principal objetivo de organizar unas elecciones libres y democráticas antes de doce meses. Para ello está prevista la creación de un gobierno interino después de la apertura de un diálogo con todas las fuerzas políticas del país. La autoproclamación de Traoré, considerado un próximo del presidente saliente, deja sin embargo un sabor agridulce entre la mayor parte de los manifestantes, que en las últimas horas había aclamado al general retirado Kouame Lougué como su preferido para ocupar el cargo.
Al final, forzado por las revueltas callejeras, ha sido el propio Compaoré quien ha tomado la decisión de abandonar el poder mediante un comunicado hecho público al mediodía: “Pueblo de Burkina Faso, a la vista de la fuerte degradación de la situación sociopolítica, caracterizada por la persistencia de problemas de orden público, pillaje de los bienes públicos y privados, amenazas de división en el seno del Ejército nacional y con el objetivo de preservar las conquistas democráticas así como la paz social en nuestro país, he decidido aplicar el artículo 43 de la Constitución. Declaro que dejo vacante el poder a fin de permitir la puesta en marcha inmediata de una transición que debe conducir a elecciones libres en un periodo máximo de 90 días. (…) Por mi parte creo haber cumplido mi deber, teniendo por único objetivo el interés superior de la nación. Dios bendiga a Burkina Faso”. Según diversas fuentes, el ex presidente habría emprendido la huida por carretera en dirección a Ghana.
Decenas de miles de burkineses habían vuelto este viernes a las calles de las principales ciudades del país para exigir la dimisión Blaise Compaoré, quien aún se aferraba al poder tras el alzamiento popular que comenzó el jueves a raíz de la votación de un proyecto de ley en el Parlamento que le hubiera permitido volver a presentarse a las elecciones. Las revueltas, que se extendieron por todo el país, dieron lugar a que el general Traoré anunciara la disolución del Gobierno y del Parlamento, así como la apertura de un periodo de transición. Sin embargo, horas después el propio Compaoré aparecía en un canal de televisión privado anulando el estado de emergencia que había declarado por la mañana y asegurando que seguiría en el puesto hasta el final del periodo de transición, cuando cedería el poder a un presidente “democráticamente elegido”.
Pero las cosas se han precipitado este viernes. Desde primera hora de la mañana los manifestantes comenzaron a concentrarse en las principales ciudades del país, especialmente la capital, Uagadugú, y Bobo-Dioulasso, pero ahora con un claro objetivo, la caída definitiva de Compaoré, quien llevaba 27 años en el poder. “No dejaremos la calle hasta que el presidente anuncie su partida. La condición previa a cualquier discusión relativa a toda transición política es la partida pura, simple y sin condiciones del señor Blaise Compaoré”, aseguraba Zephirin Diabré, líder de la oposición.
A falta de cifras oficiales, la oposición ha asegurado que en el alzamiento popular ha habido 30 muertos y un centenar de heridos, mientras que fuentes hospitalarias han confirmado que al menos cinco personas fallecieron, tres en la capital y dos en Bobo-Dioulasso, y hay sesenta heridos. Durante la noche se produjeron algunos saqueos de comercios y bancos pese a la declaración de un toque de queda entre las 19.00 y las 6.00 horas.
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