Un coliseo en medio del ‘sertão’
El municipio de Alto Santo, de 16.300 habitantes y sin equipo de fútbol profesional, construye un estadio que imita las ruinas romanas
Las empleadas de la tienda llevan cinco años viendo crecer esta mole de piedra desconcertante a la entrada del municipio de Alto Santo (16.300 habitantes), en el Estado de Ceará. Un estadio de fútbol que por fuera imita un coliseo romano en pleno sertão —término brasileño usado para referirse a esa región de clima semiárido en el interior del nordeste del país—. Todas las ventanas dan a las obras, todavía sin pintar. Nilcivania Holanda, dependiefútnta de la estación de servicio de 22 años, está orgullosa del paisaje. “Es bonito, ¿verdad?”, dice sonriente, apoyada en el mostrador. “Todos los turistas se paran a sacarle fotos”.
Fuera de la estación de servicio hace un calor aplastante y el paisaje es árido, sequísimo y naranja, plagado de casitas bajas. ¿A quién se le ocurrió este delirio arquitectónico en un lugar donde lo típico son las fiestas en las que los jinetes tumban un toro agarrándolo del rabo? Hasta que llegó esta obra, en Alto Santo el imperio romano solo salía por televisión. Los vecinos comentan que el único local que efectivamente ha visitado en su vida Roma es el exalcalde que,al regresar de su viaje a Europa, empapado de historia, diseñó el coliseo. En el futuro planea, por si fuera poco, darle un toque propio y pop a la fachada pintándola de amarillo y azul, los colores del club de fútbol de Alto Santo. “A la gente le llama mucho la atención, pero es solo por la fachada. Por lo demás es un estadio normal”, repite sin inmutarse Márcio Jeine, secretario de Deportes.
El proyecto, claro, ha estado rodeado de polémica. El pueblo no tiene equipo de fútbol profesional desde 2008 (aquel año se clasificó tercero en la serie C del Campeonato Cearense) pero el Ayuntamiento planea tener acabado el estadio para el próximo enero, con 6.000 asientos y capacidad para ampliarlo hasta 20.000. Jeine sostiene que las instalaciones del municipio (un estadio cubierto y algunos campos de fútbol modestos) se quedaban cortas ante la afición al deporte de la zona, y baraja formas de aprovechar las instalaciones, como alquilárselo a equipos vecinos. Cuando acabe, la obra habrá costado aproximadamente 1,3 millones de reales (533.000 dólares) salidos de las arcas del Gobierno federal.
La obra habrá costado aproximadamente 1,3 millones de reales (533.000 dólares)
Los vecinos están divididos. Quienes están en contra no quieren dar su nombre, porque todos se conocen en esta ciudad pequeña. Alto Santo vive de la producción de ropa y de tejas, pero muchos trabajan directa o indirectamente para el Ayuntamiento.
A algunas casas, además, el coliseo se les ha echado encima. Unas vecinas toman el fresco sentadas en la calle cuando se pone el sol. No quieren dar su nombre a los periodistas, pero están furiosas porque el césped del futuro estadio, plantado hace cuatro años, se riega con mimo mientras ellas se conforman con agua racionada y turbia. El futuro pinta aún peor: el proyecto incluye una pared de unos ocho metros de altura que estará a unos cinco de sus puertas. No cabrán las ambulancias, ni el camión cisterna, ni los coches. Se acabaron las tertulias al atardecer. El muro les va a tapar la luz del sol.
Otros se muestran esperanzados, como un empleado del nuevo hotel municipal que da cabezadas a la sombra. La casa de 21 cuartos, todavía llena de polvo y con los muebles sin montar, será inaugurada dentro de tres meses para acoger el hipotético turismo del futuro. “La ciudad ha mejorado mucho en los últimos años, antes las calles eran barrizales”, asegura optimista.
Desde el edificio, pomposamente llamado Palace Hotel, se avista el estadio de cemento, como una alucinación producto del calor. Un vecino afirma que tras tanto tiempo ya ni se da cuenta de la mole. Y luego le entra la curiosidad. “¿De España? Por ahí también tienen coliseos, ¿no?”.
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