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Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Hibernación de la crisis ucrania

Las sanciones y la caída del petróleo bastan para desear la rebaja de la tensión

Manifestantes y la Policía se enfrentan ante el Parlamento / Foto: AFP | Vídeo: ReutersFoto: reuters_live
Pilar Bonet

El presidente de Rusia, Vladímir Putin, su colega de Ucrania, Petró Poroshenko, y la UE tienen motivos para tratar de rebajar las tensiones y contener el reguero de sangre en Ucrania. La cumbre euroasiática de Milán, el 16 y el 17 de octubre, es una oportunidad para que la diplomacia recupere el protagonismo sobre las cargas de artillería que siembran la muerte en Donbás (las provincias de Lugansk y Donetsk).

A partir de los acuerdos firmados en septiembre en Minsk bajo la égida de la OSCE se podría llegar a un pacto equivalente a un programa de hibernación para pasar el invierno con el gas ruso fluyendo hacia Europa por los oleoductos de Ucrania y con los habitantes de este país a salvo del frío y las bombas. El pacto, si se confirma, no resolvería el problema de la desconfianza mutua entre las élites políticas implicadas y dejaría entre paréntesis la anexión de Crimea.

Ayer, el ministro de Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, se reunió con los miembros de la Asociación de Negocios Europea (AEB) en Moscú. Lavrov instó a renunciar a los “enfoques politizados” y a retomar los temas congelados por las sanciones, entre ellos la iniciativa rusa de crear una zona de libre comercio entre la UE y la Unión Aduanera para 2020 y el gasoducto Corriente del Sur (South Stream). Bruselas pone “la política por encima de la economía”, dijo el ministro, según el cual “la colaboración económica con los Estados de Oriente se realizará en cualquier caso, pero preferiríamos hacerlo no como alternativa a la cooperación con la UE, sino paralelamente a ella”.

Los empresarios hicieron méritos ante Lavrov. Un italiano se jactó de haber organizado un viaje de colegas paisanos suyos a Crimea y otro pidió “preferencias” para los que se oponen a las sanciones. Magnánimo o arrogante —según la perspectiva— Lavrov les recomendó que “mejor estimulen a sus Gobiernos a avanzar en la dirección necesaria”.

Europa puede perder más 40.000 millones de euros en 2014 y 50.000 millones en 2015 por las sanciones, aseguró. La voz discordante fue la de Vygaudas Usackas, el embajador de la UE en Rusia, que se refirió a las “acciones ilegales en Crimea” y la “desestabilización en Donetsk”, que “han dañado la confianza”.

En nombre de la AEB, Philippe Pegorier recordó que la inversión directa de la UE en Rusia, —170.000 millones de euros— es el 75% del total. “La comunidad de negocios europea en Rusia está irritada por ser sacrificada por las autoridades europeas y rusas”, dijo el representante de Alstom, que criticó con simetría a la UE, por la diplomacia del teléfono y a Rusia, por las propuestas de autosuficiencia.

Puede que la caída del precio del petróleo perjudique más a Moscú que las sanciones occidentales, pero, ambas cosas combinadas bastan para desear rebajar la tensión. Para que Donbás hiberne sin traumas añadidos hay que saber quién pagará la factura por la reconstrucción y qué harán los líderes separatistas, que evidencian divergencias entre ellos.

Hay indicios de que Moscú trata de reajustar sus relaciones con los jefes insurgentes, para quienes lo básico de cara al invierno es que permanezca abierta la frontera con Rusia. Y eso es lo que quiere evitar Kiev apoyándose en los documentos de Minsk, según los cuales la OSCE debe vigilarla.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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