Liberado el británico apresado por tener relaciones gais en Marruecos
Ray Cole regresa a su país tras ser detenido cuando paseaba con su pareja de 20 años
Ray Cole, el jubilado británico de 69 años detenido y condenado en Marruecos a cuatro meses de cárcel por tener relaciones homosexuales con su pareja marroquí de unos 20 años, fue liberado esta tarde y regresa ya en avión a su país. Así lo ha confirmado su hijo, Adrian, y la página web de la organización Change.org que le ayudó a montar la campaña de ayuda que cosechó en poco tiempo más de 21.400 firmas para lograr su liberación y repatriación al Reino Unido.
Cole, residente habitualmente en Deal, al sur de Londres, había sido condenado en un juicio el pasado 2 de octubre. Su hijo, varias organizaciones no gubernamentales y de derechos humanos y hasta el diputado tory de su circunscripción, habían montado estos días una fuerte campaña de boicot turístico contra Marruecos para lograr su puesta en libertad y esa presión ha dado hoy sus frutos.
La homosexualidad continúa siendo un delito en Marruecos y está tipificada en el Código Penal con penas de seis meses a tres años de prisión. El artículo en cuestión apunta contra los que cometieran “actos licenciosos o contra natura con un individuo del mismo sexo”. La propia página web del Ministerio de Asuntos Exteriores británica (Foreign Office) alerta de que “la homosexualidad es una infracción penal en Marruecos”. Pero los casos de detenciones y encarcelamientos de extranjeros, aunque suceden como denunció de nuevo el pasado verano Human Rights Watch, no son habituales, como admite Gillian Edwards, el responsable de la asociación de turoperadores británica.
Ray Cole había reconocido en su entorno su homosexualidad hacía poco tiempo. Este verano acudió a Marruecos a disfrutar de las vacaciones. Allí tenía, además, a su compañero, Jamal Jam Wald Nass, de unos 20 años. El pasado 18 de septiembre ambos acudieron a un centro comercial del barrio de Gueliz, en Marraquech, y fueron controlados y seguidos por la policía, según se ha sabido ahora, porque habían mantenido algún tipo de gestos o actitud “con connotación sexual”. La policía les detuvo luego, en una parada de autobús.
Tanto Ray como su pareja fueron encarcelados en la prisión de Oudaya, con muy mala fama como muchas otras en Marruecos. Estuvieron casi una semana incomunicados. Ray Cole, que sí admitió haber mantenido relaciones sexuales con su pareja, estaba tan confuso y nervioso que rechazó en un primer momento la ayuda del consulado británico. El joven marroquí negó esa relación y sostuvo que solo era amigo de otra hija diplomática de Ray (Gemma). De la situación actual de este hombre se desconoce todo.
El pasado 2 de octubre ambos fueron condenados a cuatro meses de cárcel porque el juez consideró determinantes unas fotos con actos sexuales que se habrían encontrado en los móviles personales de los dos. El hijo de Ray calificó ese juicio como una “farsa”.
Adrian Cole, tras tardar varias semanas en poder tener una conversación con su padre, había apelado este lunes a su liberación y repatriación cuanto antes a su país porque le observaba ya muy deprimido y porque en su día había sufrido dos ataques al corazón. El hijo había denunciado también que en la cárcel de Oudaya su padre dormía en el suelo de una sala preparada para 40 personas con otros 60 presos condenados por delitos de violación, pedofilia y asesinatos.
La familia, la organización Change.org y la Asociación Marroquí de Derechos Humanos (AMDH) habían lanzado una muy seguida campaña en Twitter (con la etiqueta #freeraycole) y en Facebook para lograr sulibertad.
Charlie Elphicke, el diputado conservador (tory) de la circunscripción de Cole (en Dover-Dale), había pedido incluso el boicot turístico contra Marruecos: “He hecho todo lo posible para liberarle y exhorto a no visitar Marruecos porque si alguien va a correr el peligro de enfrentarse a acusaciones falsas y delitos medievales. Marruecos no es seguro para los turistas británicos”. Los ciudadanos británicos eran hasta ahora el cuarto cupo en importancia (tras franceses, españoles y alemanes) en los destinos turísticos marroquíes con casi medio millón de visitantes al año.
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