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El envío de la Guardia Nacional de Texas a la frontera causa el rechazo de México

Un retén de soldados ocupará posiciones en el río Bravo, el afluente que marca la división entre EE UU y México

Juan Diego Quesada
Un agente en la frontera entre Texas y México
Un agente en la frontera entre Texas y MéxicoERIC GAY (AP)

El anuncio del gobernador de Texas, Rick Perry, de desplegar este miércoles a lo largo de la frontera a la Guardia Nacional, una milicia estatal, ha provocado la condena de México, que considera irresponsable y errónea la medida. La oleada de niños migrantes que cruzaban solos a Estados Unidos, una crisis que vivió su momento más álgido hace dos meses y puso en entredicho la política migratoria del presidente Barack Obama, está en el origen de la decisión del republicano Perry.

El Gobierno texano hizo el anuncio a través de un comunicado en el que detalló que las primeras tropas, en un número que no se ha dado a conocer, ocuparán posiciones en el río Bravo, el afluente que marca la división entre los dos países. Aunque el foco principal está en la migración, Perry considera que los militares también sirven para frenar las actividades de los carteles de la droga y las pandillas que operan en uno y otro lado. El negocio principal de los narcotraficantes mexicanos sigue siendo el trasiego de droga hacia su vecino del norte.

El Gobierno de México ha reaccionado con dureza a la decisión unilateral del gobernador Perry. La cancillería mexicana subrayó que resulta “irresponsable manipular el estado actual de la seguridad fronteriza con fines políticos”. El país que preside Enrique Peña Nieto coincide en este punto con senadores demócratas que consideran que Perry está tomando medidas populistas. “Se reitera que el fenómeno migratorio debe ser atendido desde una perspectiva integran y regional, con una visión de mediano plazo y responsabilidad compartida, que garantice la paz, inclusión y prosperidad de la región”, difundió la Secretaría de Relaciones Exteriores en un comunicado hecho público a media tarde.

Perry ya había anunciado en julio lo que hoy ya es un hecho concreto. En medio de la crisis de los niños migrantes, el gobernador dijo que colocaría a 1.000 soldados en la frontera para ayudar a la Patrulla Fronteriza que se ocupa de la seguridad en la franja. A principios de julio el político le había comentado sus intenciones al presidente Obama. Mientras Washington discutía cómo abordar la llegada de menores que huyen de la vivencia y la miseria de sus países, principalmente centroamericanos, el sucesor de George Bush en 2000 dio un primer paso y dijo que el despliegue militar lo financiaría su administración. Organizaciones sociales como Border Network for Human Rigths consideran deplorable el despliegue porque enfrentaba a niños con soldados.

México considera que Perry está tomando medidas populistas

Los menores centroamericanos llegados a la frontera tras cruzar México en un camino en el que están expuestos a todo tipo de peligros, buscan en muchos casos reunirse con sus padres que desde hace años residen en Estados Unidos. La migra, como le dicen los migrantes a la patrulla fronteriza, ha registrado decenas de miles de casos (50.000 en verano) de niños que viajan sin compañía. Obama ha sido criticado por la izquierda por ser demasiado duro con los inmigrantes, ya que ha deportado a unas dos millones de personas desde que llegó a la Casa Blanca, y por la derecha por supuestamente haber creado falsas esperanzas de una regularización masiva de sin papeles.

El gobernador Perry asegura que más 2.200 voluntarios se ofrecieron para integrar el retén de 1.000 hombres que tienen autorización de patrullar en los límites entre México y Estados Unidos. El número definitivo es una incógnita. Los soldados cuentan con equipos de “alta visión óptica” y visión nocturna que permite localizar con precisión a las personas que estén intentando cruzar la frontera. En muchos casos solo serán niños en busca de sus padres. 

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Sobre la firma

Juan Diego Quesada
Es el corresponsal de Colombia, Venezuela y la región andina. Fue miembro fundador de EL PAÍS América en 2013, en la sede de México. Después pasó por la sección de Internacional, donde fue enviado especial a Irak, Filipinas y los Balcanes. Más tarde escribió reportajes en Madrid, ciudad desde la que cubrió la pandemia de covid-19.

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