Los nuevos bombardeos amenazan el alto el fuego alcanzado en Ucrania
El protocolo de la tregua de Minsk contempla más autonomía para el este ucranio
Las acusaciones recíprocas de romper el acuerdo de alto el fuego entre las fuerzas gubernamentales de Ucrania y los separatistas continúan de un lado y de otro, pero, de momento, todos coinciden en que se trata de incidentes locales esporádicos y que lo importante es mantener el delicado equilibrio que se ha logrado después de las negociaciones de Minsk (BIelorrusia). Tanto en Donetsk, uno de los bastiones de los rebeldes, como en el estratégico puerto de Mariúpol, en manos de las tropas de Kiev, cayeron proyectiles disparados por no se sabe qué fuerzas: tanto los separatistas rusohablantes como los ucranios niegan estar detrás de los ataques. Los incidentes se han cobrado al menos una vida, la de una mujer en Mariúpol, ciudad donde se declaró también un incendio. Otras tres personas, como mínimo, habrían resultado heridas.
A pesar de estos enfrentamientos, las autoridades de una y otra parte tratan de minimizar la situación con el fin de evitar que el proceso de paz comenzado con el protocolo de Minsk se vea frustrado. Detalles del documento firmado el viernes pasado en la capital de Bielorrusa entre separatistas y ucranios durante las conversaciones en las que participaron también representantes de Rusia y la OSCE se han hecho por fin públicos. Esta última organización ha publicado el documento completo con los 12 puntos pactados.
Además del alto el fuego, que, según el segundo punto, debe ser verificado por la OSCE, la liberación de los prisioneros (punto 5) y medidas para mejorar la situación humanitaria (punto 8), el protocolo contiene medidas que causarán polémica. Una de ellas es la "descentralización del poder" (punto 3), cuya redacción se puede prestar a diferentes interpretaciones.
El texto en cuestión dice: "Realizar una descentralización de poder, incluida la adopción de la Ley de Ucrania 'Sobre el ordenamiento temporal de la autogestión en determinadas regiones de las provincias de Donetsk y Lugansk' (Ley sobre estatus especial)".
Qué incluirá esa «autogestión» es algo que deberá concretarse en las rondas siguientes de negociaciones, aunque el presidente ucranio Petró Poroshenko adelantó en Cardiff (Gales) –en donde participó como invitado en la cumbre de la OTAN- que habría una cierta autonomía económica y que consultaría con las autoridades locales el nombramiento de los gobernadores.
Una persona muere en los enfrentamientos de Mariúpol, la primera tras el acuerdo
Pero esto es a todas luces insuficiente para los rebeldes, que, en principio, aspiran a la independencia. El citado punto no solo no ofrece una federalización del país sino que ni siquiera establece un estatus especial para todo el territorio de esas provincias, sino solo para el de ciertas regiones dentro de esas provincias, que cabe suponer son las que actualmente controlan los separatistas (Donetsk y Lugansk).
Además, el punto 10 contempla la salida del territorio ucranio “de las formaciones armadas ilegales, el armamento y los combatientes y mercenarios”, lo que puede interpretarse por los nacionalistas como el acuerdo de los separatistas —cuyos destacamentos son considerados por Kiev no solo ilegales sino incluso “terroristas”— para deponer las armas. Este punto no sería interpretado por los rebeldes del mismo modo, debido a que ellos consideran mercenarios a los batallones de voluntarios ucranios.
El presidente de la autoproclamada República Popular de Lugansk, Ígor Plotnitski, dijo este domingo al respecto: "La ley debe darnos libertad para el autogobierno popular y garantizarnos el derecho (...) de formar milicias populares armadas para vigilar el orden público". Plotnitski explicó que habían aceptado la inclusión de algunos puntos polémicos en el protocolo a regañadientes, para así hacer posible "el restablecimiento de la paz y la seguridad".
Para Plotnistki es posible "alcanzar compromisos" y dialogar para lograr un máximo acercamiento con la sociedad ucrania, pero solo si el diálogo es "de igual a igual". Está claro, sin embargo, que en Kiev son muchas las fuerzas que están categóricamente en contra no solo de dar la más mínima autonomía a los separatistas sino también de legalizar sus milicias.
Los rebeldes quieren que la ley sobre el estatus especial de sus regiones les permita mantener relaciones económicas con Rusia y con la Unión Aduanera, organización de la que forman parte, además de Moscú, Bielorrusia y Kazajistán.
Las otras medidas que recoge el protocolo son la supervisión de la frontera ruso-ucrania por parte de la OSCE y la creación de una "zona de seguridad en las regiones limítrofes" (4), la "inadmisibilidad de perseguir y castigar a personas en relación con los acontecimientos desarrollados" en la zona de conflicto (6), la continuación "del diálogo nacional" (7), la celebración de elecciones locales anticipadas (9), la adopción de un "programa económico para el restablecimeinto de Donbás" (11) y garantías a la seguridad personal de los participantes en las negociaciones (12).
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