La OTAN prepara su fuerza de acción inmediata en el Este para fin de año
Los 28 países aliados acuerdan gastar más en defensa ante los nuevos desafíos
La OTAN quiere tener lista para final de año la fuerza de acción inmediata que aprobaron el viernes los 28 Estados aliados contra “cualquier agresor potencial”. Con la intervención rusa en Ucrania como principal motor de esta iniciativa, la Alianza Atlántica perfiló algunos detalles del nuevo instrumento, compuesto por varios miles de soldados de fuerzas terrestres, aéreas, marítimas y especiales, desplegables en pocos días. Reino Unido, uno de los países más combativos con la estrategia de Moscú en Ucrania, se compromete a aportar 3.500 militares a esta tropa de acción inmediata.
La Alianza Atlántica puso en marcha hace años una pretendida fuerza de acción rápida, que hasta ahora no se ha utilizado. Con este nuevo proyecto, que los militares denominan punta de lanza de un plan más complejo, la organización intenta disuadir a Rusia de cualquier movimiento militar que afecte a sus Estados miembros. “El mensaje es muy claro: la OTAN protege a todos sus aliados. Cualquier agresor potencial debería saber que, si atacara a uno solo, se enfrentaría a todos”, enfatizó Anders Fogh Rasmussen, en uno de sus últimos discursos como secretario general de la organización, cargo que abandonará en octubre.
Las medidas de disuasión contra Rusia que dieron sentido a la organización en su nacimiento, en 1949, vuelven a la estrategia central aliada. El mando militar definirá a partir de ahora esa fuerza rápida, que tendrá un cuartel central en Polonia y algunos más de apoyo en otros países del este. El objetivo es que sea un grupo de militares —el presidente polaco habló el viernesde 5.000, aunque en la Alianza insisten en que es imposible de precisar ahora— muy compenetrado, no constituido por tropas rotatorias, según explicó Adrian Bradshaw, el comandante supremo adjunto de la OTAN para Europa.
Para ese potencial despliegue en cuestión de horas, los militares deberán contar con equipos situados en el este de Europa, la zona más inerme desde el punto de vista defensivo. El acuerdo fundacional firmado con Rusia en 1997 excluía la existencia de bases militares en la región oriental para evitar muestras de hostilidad por parte aliada. La garantía de que las tropas están preparadas para un despliegue inmediato vendrá de ejercicios militares que se desarrollarán con muy poco tiempo de antelación para asemejarlos a una situación real.
El diseño de esa fuerza va directamente ligado al refuerzo que la OTAN realizará en el este, con tropas rotatorias que garanticen la protección del territorio y una mayor presencia de aviones de vigilancia aérea. El presidente estadounidense, Barack Obama, aseguró que su país contribuirá con mil millones de dólares (780 millones de euros) a este plan de acción rápida. “Rusia tiene que saber que las acciones tienen consecuencias”, advirtió en referencia a las sanciones que han impuesto la Unión Europea y Estados Unidos a Moscú y cuyo efecto, en opinión del líder estadounidense, ha impulsado al presidente ruso, Vladímir Putin, a impulsar un alto el fuego.
Todos estos proyectos militares contrastan con los constantes recortes presupuestarios en defensa que han aplicado casi todos los Estados de la OTAN en los últimos años. Los líderes de los 28 Estados pactaron por escrito poner fin a esa tendencia a la baja, aunque con compromisos mucho más modestos de lo esperado. Los países que no inviertan un mínimo del 2% de su producto interior bruto en defensa deberán alcanzar esa meta en el plazo de 10 años. El mismo plazo tendrán para cumplir con otra de las directrices aliadas: que el 20% de ese gasto se destine al desarrollo y la innovación de equipos militares.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.