Crece la presión sobre Obama para que amplíe la campaña militar contra el EI
El senador demócrata Bill Nelson anunciaba el miércoles su decisión de presentar una propuesta de ley que le conceda la autoridad exigida por el Congreso para atacar a los yihadistas en Siria
Con un ciudadano norteamericano decapitado a manos del Estado Islámico, congresistas de ambos partidos ya reclamaban que el presidente ampliara la campaña militar contra el califato del terror. El degüello de un segundo no ha hecho más que incrementar esa presión hasta tal punto que el senador demócrata por Florida, Bill Nelson, anunciaba el miércoles su decisión de presentar una propuesta de ley que concediera a Barack Obama la autoridad exigida por el Congreso para atacar a los yihadistas del Estado Islámico en Siria.
“De esta manera no quedará duda de que el presidente tiene la autoridad legal que necesita para bombardear Siria”, dijo Nelson. “Debemos perseguir al Estado Islámico desde ya porque Estados Unidos es el único capaz de formar una coalición que frene las crueles y bárbaras intenciones del grupo”, informó el senador.
Con la autenticidad ya confirmada del vídeo que muestra la segunda decapitación de un periodista estadounidense, el presidente Obama aseguraba el miércoles desde Tallin (la capital de Estonia, donde el mandatario se encuentra de viaje oficial) que “el Estado islámico no nos intimidará”. “Haremos justicia”, declaró el presidente, quien utilizó la palabra “repulsión” para definir el estado de ánimo global. “No vamos a olvidar”, garantizó el presidente que 10 años después de los ataque terroristas del 11-S pudo anunciar haber dado caza a Osama Bin Laden. “No nos van a intimidar”, aseguró Obama, para a renglón seguido informar de que esos “actos horrendos” no hacían más que reforzar “nuestra determinación” de acabar con los extremistas.
El presidente al que ahora se exige contundencia y rapidez en su actuación contra Siria dio una marcha atrás que se considera tristemente famosa a la hora de atacar a las fuerzas del régimen sirio hace justo un año por su temor a que ni el Congreso ni el pueblo estadounidense apoyaran su decisión. Ese mismo Congreso demanda ahora un papel mayor por parte de EE UU en la guerra contra el EI. Tanto el presidente del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara, el republicano Ed Royce, como el demócrata de más peso dentro del mismo, Eliot Engel, abogaban también por una campaña aérea contra Siria y las milicias yihadistas del EI.
“Hay que apuntar al EI y a los campos de entrenamientos del EI donde se adoctrinan a los miles de jóvenes milicianos que llegan de todo el mundo para enseñarles a efectuar actividades terroristas”, dijo Royce. “Esos campamentos y la munición que hay en ellos deben ser objeto de nuestros ataques también”, insistió el legislador republicano.
Las peticiones de acción tras la decapitación de Steven Sotloff se suman a las que hicieron el pasado fin de semana los líderes de ambos Comités de Inteligencia del Congreso. Tanto el legislador republicano Mike Rogers como la senadora demócrata Dianne Feinstein criticaban la supuesta parálisis de la Casa Blanca. “Si hay algo que he aprendido de este presidente es que es muy cauto”, dijo Feinstein para matizar a continuación que quizá en esta ocasión estaba siendo “demasiado cauto”. Rogers fue más duro y dijo que la política exterior de Obama no solo estaba en “caída libre” sino que había dado alas a enemigos como Corea del Norte, China y Rusia.
Reporteros rehenes
La liberación de Theo Curtis el 24 de agosto fue la primera noticia que muchos periodistas tuvieron de su cautiverio. La cautela impera ante el secuestro de reporteros, por lo que es difícil saber cuántos están en manos de radicales en Siria e Irak. Reporteros Sin Fronteras estima que son 29, entre ellos nueve extranjeros. El Comité para la Protección de la Prensa (CPJ) rebaja la cifra a una veintena, la mayoría sirios.
El último número de Dabiq, revista del Estado Islámico, asegura, en el apartado dedicado al asesinato del reportero James Foley, que los yihadistas tienen aún en su poder a varios británicos y estadounidenses.
Entre los cautiverios más largos está el de Austin Tice, secuestrado por radicales en Siria hace dos años. Muchos de los rehenes identificados por el CPJ son, no obstante, sirios del canal Orient News.
A lo largo del verano, pero sobre todo desde que la semana pasada el presidente dijera en rueda de prensa que no deseaba poner el carro delante de los caballos y declarara no tener todavía “una estrategia” sobre lo que EEUU debería de hacer para atacar al EI en Siria, muchas han sido las voces levantadas en su contra. El miércoles, Obama insistía en que no pondría en marcha ninguna estrategia militar dentro de Siria hasta no tener absolutamente claros “los objetivos y sepamos que es una misión que va a funcionar”.
“Debemos organizarnos para acabar con este cáncer [en referencia al Estado Islámico]”, dijo Obama, quien por organización se refería a la cooperación “de los países de la región” y del resto de “la comunidad internacional”, algo que sin duda será tema de debate durante la cumbre de la OTAN en Gales a la que el presidente llegaba anoche.
En clave interna, el mandatario dijo necesitar del respaldo del Congreso y de los estadounidenses. Esto último parece que cuenta con ello. En los primeros meses de su presidencia, y según un sondeo del centro Pew, sólo un 38% pensaba que el presidente “no era suficientemente duro” en cuanto a la seguridad de EE UU se refería. Ese porcentaje se eleva hoy al 54%, una cifra que incluye a más de un tercio de demócratas.
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