La huida de miles de iraquíes por la amenaza yihadista desborda el Kurdistán
Más de la mitad de los 1,6 millones de desplazados dejaron su hogar en agosto
La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) ha elevado este viernes el número de desplazados por el conflicto iraquí a 1,6 millones de personas. Resulta alarmante que más de la mitad de esa cifra se haya producido desde principios de este mes, cuando el autodenominado Estado Islámico (EI) intentó expandir su presencia a zonas controladas por las tropas kurdas (peshmerga). Casi el 90% de esos nuevos desplazados internos han encontrado refugio en la región autónoma del Kurdistán, cuyo sistema sanitario no da abasto.
Un hospital móvil y una ambulancia montan guardia a la entrada del campo de desplazados de Baharka, uno de los tres que las autoridades kurdas han habilitado desde junio para quienes huyen del avance yihadista. En el primero, un médico y dos enfermeros pasan consulta cada mañana para solucionar los habituales casos de diarrea, deshidratación y pequeñas infecciones de todo tipo entre sus 2.500 ocupantes. La ambulancia se encarga de trasladar a los más graves a alguno de los hospitales públicos.
“Estamos desbordados”, declara Saman Barzangy, el director general de Sanidad de la provincia de Erbil. “Nuestros servicios han visto cómo se duplicaban o triplicaban los pacientes, en especial las maternidades”, añade.
Los datos de la OIM apoyan su desasosiego. Hay 485.000 acogidos en la provincia de Dohuk, 170.000 en la de Erbil y 88.000 en la de Suleimaniya, que se distribuyen en dos centenares de lugares. La mayoría están en edificios a medio construir y descampados, en condiciones de higiene precarias.
“Cifras tan abrumadoras apuntan a una crisis a largo plazo que puede desembocar en un número aún mayor de gente necesitada de asistencia vital, ya que muchos de quienes han llegado a la región kurda llevan semanas, sino meses, huyendo”, advierte Brian Kelly, el coordinador de Emergencias de la OIM en Irak.
Barzangy recuerda, por su parte, que en el Kurdistán, el problema se arrastra desde hace dos años, cuando empezaron a llegar los refugiados sirios, 215.000 en toda la región, que se suman a los desplazados iraquíes. Además, desde enero, la Administración central ha dejado de transferir fondos al Gobierno kurdo y éste afronta dificultades para pagar a los empleados públicos, incluido el personal sanitario, y para abastecer a los hospitales.
“Se han triplicado los pacientes, sobre todo en maternidad” El jefe de Sanidad
“Necesitamos todo tipo de suministros médicos, equipos, apoyo logístico y, sobre todo, ambulancias, porque los desplazados están dispersos en numerosos lugares [apenas un 15% se concentran en campos] y tampoco tenemos suficientes para enviar al frente a recoger a los heridos”, resumen Barzangy.
De momento, y a pesar de las apabullantes cifras y de que las temperaturas superan los 45ºC, se ha evitado la aparición de enfermedades contagiosas. Además, con la ayuda de la ONU, se ha llevado a cabo una campaña de vacunación contra la polio, una enfermedad que en Irak se erradicó en 1998, pero de la que se han declarado varios casos en Siria. Incluso si se mantiene esa situación, queda por delante un enorme trabajo de asistencia psicológica.
“La actual crisis de Irak no tiene parangón. Mucha gente que tenía una forma de vida, una familia y una relativa estabilidad, vive ahora en un estado de permanente ansiedad ante la incertidumbre sobre su futuro y la imposibilidad de regresar a sus hogares”, dice Kelly.
En muchos casos, los desplazados han caminado durante varios días hasta poder sentirse seguros. En el camino, han visto como el EI mataba o secuestraba a sus seres queridos. Sus relatos son a cual más atroz.
“Mucha gente va a necesitar también ayuda psicosocial en las próximas semanas para hacer frente a lo que han padecido”, concluye por su parte Thomas Weiss, jefe de la misión de la OIM en Irak.
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