El avión español que se estrelló en Malí no se desintegró en pleno vuelo

El avión MacDonnel Douglas MD83 de la compañía española Swiftair operado por Air Algérie que se estrelló hace dos semanas en el norte de Malí con 116 personas a bordo, incluidos 54 franceses y los seis miembros de tripulación españoles, no se desintegró en pleno vuelo, según apuntan los primeros elementos de la investigación desvelados este miércoles. La Oficina de Investigación y Análisis francesa (BEA, por sus siglas en francés), encargada por las autoridades de Malí de esclarecer los hechos, ha indicado también que la caja negra que graba las conversaciones de los pilotos se encuentra en mal estado y no se ha podido analizar. Los investigadores no descartan pese a todo una “acción deliberada” y entregarán un primer informe a mediados de septiembre.

“No creo que podamos excluir la tesis de una acción deliberada, pero de momento no podemos decir más”, ha señalado Remy Jouty, el director del BEA, al término de la conferencia de prensa en París en la que ha desvelado los primeros elementos de la investigación. El análisis se centra por ahora en la trayectoria del avión; el estudio de “las causas vendrá después”. Los primeros elementos de esta trayectoria parecen indicar que “el avión no se desintegró en varios trozos en vuelo, lo cual no excluye que pueda haber sufrido daños durante el mismo”, ha señalado, al tiempo que ha recordado que el impacto fue “extremadamente violento” y que el “análisis de los restos del aparato en el lugar es complicado”.

Los investigadores se basan de momento en los elementos extraídos de la caja negra que graba los parámetros de vuelo. El avión, que despegó de Uagadugú pasada la medianoche del jueves 24 de julio con 116 personas a bordo —las autoridades habían anunciado 118, pero el viernes precisaron que dos de ellas no habían embarcado— con destino a Argel se dirigía hacia el norte. Tras el despegue, el vuelo AH5017 subió a una altitud de 9.500 metros y estableció ahí su ritmo de crucero.

El aparato registró “variaciones de ruta relativamente moderadas”, como las habituales en tormentas, que los satélites meteorológicos confirman. Se observa luego una disminución progresiva de la velocidad y, al cabo de un tiempo, de la altitud. El último dato sitúa al aparato, que cayó mientras giraba a la izquierda, a unos 490 metros del suelo a una velocidad de 740 kilómetros por hora. Los expertos calculan que el impacto se produjo un segundo después.

Los investigadores no pueden contar de momento con la información clave de la segunda caja negra, la que graba las conversaciones y sonidos en cabina. Esta resultó “muy dañada” por el impacto y sus datos no se han podido leer. “Hemos iniciado acciones para ver si podemos recuperar las informaciones, pero de momento es demasiado pronto para conocer los resultados”.

“El choque ha sido casi instantáneo”, declaró durante la mañana el coronel Patrick Touron, jefe adjunto del Instituto de Investigación criminal de la gendarmería francesa, recién regresado a Francia de su misión en el lugar del impacto. “Estamos convencidos, a la vista de la naturaleza del choque, de que [las víctimas] no han sufrido”, añadió. Junto a expertos españoles, malienses y argelinos, los 22 gendarmes franceses examinaron durante una semana el lugar del accidente, a 150 kilómetros de Gao. Lograron recuperar más de 1.000 muestras humanas y de objetos personales, por lo que confían en poder identificar a todas las víctimas.