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Los republicanos no logran reunir los votos para su propia propuesta migratoria

Aplazan hasta el viernes las vacaciones estivales para evitar marcharse sin una solución a la crisis de los menores en la frontera. Tampoco el Senado logra aprobar los fondos pedidos por Obama

Silvia Ayuso
El líder republicano John Boehner antes de la votación en la cámara baja
El líder republicano John Boehner antes de la votación en la cámara bajaAP

Los peores temores del líder republicano en la Cámara de Representantes, John Boehner, amenazan con cumplirse: si no logra un acuerdo de, literalmente, última hora, los legisladores iniciarán sus vacaciones de verano el viernes sin aportar ninguna apariencia de solución a la crisis política interna más candente de las últimas semanas en Estados Unidos, la provocada por la llegada masiva de menores centroamericanos a la frontera.

La cámara baja debía concluir este jueves sus actividades y colgar el cartel de “cerrado por vacaciones” durante las próximas cinco semanas. Pero tras la súbita retirada de la propuesta de ley propia sobre la situación en la frontera, por falta de votos en el hemiciclo pese a que tienen la mayoría, los líderes republicanos decidieron prolongar las sesiones del Congreso al menos hasta el viernes.

El objetivo: evitar a toda costa servirle en bandeja a los demócratas del presidente Barack Obama el argumento que ya vienen esgrimiendo acerca de la falta de voluntad de los conservadores por hacer algo productivo para resolver la crisis creada por los menores indocumentados.

Y que seguramente se redoblará después de otro fracaso más promovido por los republicanos este jueves: la propuesta legislativa alternativa de los demócratas en el Senado, que preveía proporcionar 2.700 millones de dólares de fondos para solucionar la crisis migratoria, no llegó el jueves ni a la fase de votación en el pleno, ya que ni siquiera pudo superar un obstáculo de procedimiento impulsado por la minoría republicana en esa cámara.

El miedo de la cúpula republicana es que los demócratas aprovechen las largas semanas de receso para hacer calar en el electorado el mensaje de inacción republicana frente a los menores -y son ya casi 60.000- llegados solos hasta la frontera. Y ello después de haber provocado también el fracaso de una propuesta de reforma migratoria integral con su negativa a permitir que fuera votada en la cámara baja. 

Eso es lo que precisamente Boehner quería impedir con la aprobación de su ahora fracasada iniciativa, sobre todo porque tras las vacaciones, habrá muy poco tiempo legislativo hasta las elecciones parlamentarias de noviembre para cambiar la narrativa.

La propuesta de ley H.R. 5230 fue retirada súbitamente el jueves de la lista de elementos a votar. Y es que pese a que los republicanos son mayoría en la Cámara de Representantes, no lograron reunir el número de votos mínimos necesarios -218- para que pudiera ser aprobada. Aunque la cancelación de la votación dio una mala imagen, mucho peor habría sido una derrota en el hemiciclo que dominan.

Mas aunque desde la víspera se sabía que los republicanos estaban teniendo dificultades para aunar sus filas tras la propuesta, la decisión tomó a muchos por sorpresa, puesto que la cámara baja del Congreso estadounidense llevaba varias horas de su última jornada de trabajo discutiendo precisamente esta iniciativa.

Ésta preveía proporcionar 659 millones de dólares suplementarios al gobierno para afrontar la crisis fronteriza, muy por debajo de los 3.700 millones que había solicitado la Casa Blanca al Congreso.

La propuesta de ley -que la Casa Blanca ya había dicho que vetaría si se aprobaba- contaba además con el decidido rechazo demócrata por los condicionantes que traía añadidos: el envío de la Guardia Nacional a la frontera y, sobre todo, la enmienda de la ley de 2008 contra el tráfico humano de tal manera que se permita, al igual que ya sucede con los mexicanos, la deportación inmediata de los menores centroamericanos que llegan a la frontera, en vez de garantizarles un proceso judicial.

Pese a la dureza de la propuesta de ley, ésta seguía sin embargo sin convencer a los republicanos más conservadores, muchos de los cuales consideraban que no iba lo suficientemente lejos.

Al frente de lo que los medios estadounidenses han calificado como una revuelta conservadora está el senador republicano Ted Cruz, quien la noche del miércoles consiguió convencer a algunos de los miembros del Tea Party de que la iniciativa promovida por Boehner no bastaba.Su demanda: que se incluyera en la propuesta una cláusula para prohibirle a Obama que amplíe a otros grupos de indocumentados su orden ejecutiva de acción diferida que desde 2012 ha beneficiado a cientos de miles de jóvenes sin papeles.

Finalmente, los republicanos parecían haber alcanzado una solución negociada: este jueves se votaría primero la H.R. 5230 con los fondos adicionales para la crisis e, inmediatamente después, la propuesta para delimitar la “acción diferida” de Obama. Pero ni aun así lograron los conservadores asegurarse suficientes votos en su cámara como para aprobar la ley, por lo que ésta fue retirada de forma abrupta.

La cúpula republicana -Boehner y sus recién estrenados líderes de la mayoría, Kevin McCarthy y Steve Scalise- convocaron de inmediato una conferencia a puertas cerradas para tratar de buscar una solución que no les haga parecer que se van con las manos vacías. Una imagen que tratarán de cambiar el viernes, aunque según medios estadounidenses no tienen todavía garantías de éxito.

Además, más allá de lo que logren, el mal parece estar hecho: la debacle en el pleno de la Cámara de Representantes está considerada una prueba de la fractura interna que la cuestión migratoria está causando en el Partido Republicano.

“Golpe a la cúpula republicana”, “derrota humillante” o “desbarajuste” fueron algunas de las expresiones que eligió la prensa estadounidense para titular la situación.

Los demócratas no perdieron la oportunidad de afilar sus críticas.

“Al cederle el control de la agenda de la Cámara de Representantes a Ted Cruz, los republicanos de la extrema derecha han mostrado su verdadera cara”, afirmó la presidenta del Comité Nacional Demócrata, Debbie Wasserman Schultz. “Si de verdad les preocupara encontrar soluciones a nuestro quebrado sistema migratorio, aprobarían la ley bipartita del Senado o aprobarían la petición de fondos del presidente. En vez de ello, su prioridad es deportar niños, hacerle daño a la comunidad migratoria a toda costa y obstaculizar cualquier avance en la reforma” migratoria.

Pero las críticas también llegaron desde las propias filas republicanas.

“La Casa Blanca de Obama debería poner en nómina a Ted Cruz”, dijo el congresista Peter King.

Incluso un republicano cuyo conservadurismo no deja lugar a dudas, Rick Perry, gobernador de Texas -es decir, del estado de Cruz- manifestó su indignación por la falta de acción de los congresistas de su partido.

“Resulta increíble que el Congreso abandone su puesto cuando nuestra crisis fronteriza sigue creando sufrimiento humanitario y cuando inmigrantes criminales siguen representando una amenaza clara a nuestros ciudadanos y nuestra nación”, dijo en un comunicado. “El Congreso y el presidente tienen el deber de atender nuestros problemas de la frontera sin dilación. El Congreso no debería entrar en receso hasta que haya acabado su trabajo”.

La falta de acción también abre un futuro inmediato inquietante para muchos congresistas republicanos.

“Voy a tener que explicar mucho”, reconocía a la prensa tras la fracasada votación el congresista texano Blake Farenthold.

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Sobre la firma

Silvia Ayuso
Corresponsal en Bruselas, después de contar Francia durante un lustro desde París. Se incorporó al equipo de EL PAÍS en Washington en 2014. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, comenzó su carrera en la agencia Efe y continuó en la alemana Dpa, para la que fue corresponsal en Santiago de Chile, La Habana y Washington.

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