El Kurdistán reclama su soberanía ante la descomposición de Irak
El secretario de Estado norteamericano, John Kerry, visita Erbil para recabar el apoyo kurdo contra el avance del yihadismo
Estados Unidos no está dispuesto, de momento, a renunciar a la unidad de Irak. En un intento de contener las aspiraciones independentistas del Kurdistán iraquí, el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, se reunió este martes con el presidente kurdo, Masud Barzani, para pedirle que siga fiel al proyecto de Gobierno federal en Bagdad. La respuesta del histórico dirigente nacionalista kurdo fue tajante: “Nos enfrentamos a una nueva realidad y a un nuevo Irak”.
“Es un momento crítico para Irak y la formación de un Gobierno es el principal reto”, declaró Kerry, el primer secretario de Estado norteamericano que pisa el Kurdistán iraquí desde que en 2006 lo hiciese Condoleezza Rice bajo la Administración del presidente George W. Bush. Kerry viajó a Erbil un día después de haber mantenido una reunión en Bagdad con el primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, donde insistió en exigir responsabilidad a los líderes políticos para hacer frente a una “amenaza a la existencia” misma del país.
Washington busca el respaldo de los kurdos a la formación del nuevo Gobierno en Irak tras las elecciones del pasado abril, en las que se impuso la lista del primer ministro chií Al Maliki. Su ajustada victoria, sin embargo, le obliga a buscar otros socios entre las formaciones kurdas y suníes moderadas en un momento en que su Gobierno se muestra más debilitado que nunca. Las denuncias contra su gestión sectaria se suman a la mayor ola de violencia en Irak desde la invasión estadounidense en 2003. Más de un millar de personas han muerto en menos de un mes ante el avance de los milicianos yihadistas del Estado Islámico de Irak y el Levante (EIIL, una escisión de Al Qaeda), según datos de la representación de Naciones Unidas en el país. Solo en las provincias de Nínive, Diyala y Saladino (norte) han fallecido 757 civiles entre los días 5 y 22 de junio.
“Kerry ha venido al Kurdistán para convencer al Gobierno Regional de que trabaje junto a Bagdad y apoye al Gobierno central contra las milicias del EIIL”, considera Wladimir van Wilgenburg, analista de la Fundación Jamestown especializado en política kurda en Erbil, “pero es poco probable que los kurdos se unan si Bagdad no hace ninguna concesión”. Entre ellas, según Wilgenburg, se encuentran el reconocimiento de las zonas en disputa y la libre exportación de petróleo kurdo a Turquía. El Gobierno regional kurdo ha comenzado a exportar crudo a través de Turquía sin contar con la autorización de Bagdad.
Washington pide la formación de un Gobierno de unidad en Bagdad
El pasado 10 de junio, milicianos yihadistas del EIIL se hicieron con el control de Mosul, la segunda ciudad iraquí. Desde entonces, los radicales, apoyados por otros grupos insurgentes suníes, han avanzado desde la frontera siria hasta alcanzar las puertas de Bagdad. Las tropas kurdas, los peshmergas dependientes de Erbil, ha sido las únicas fuerzas capaces de detener el progreso del EIIL ante la huida de los soldados de Bagdad.
La retirada del Ejército iraquí de los territorios disputados con Erbil ha ofrecido a la entidad presidida por Barzani una oportunidad de oro para poner sus reivindicaciones de independencia encima de la mesa, así como a hacerse con el control de la estratégica ciudad petrolera de Kirkuk. En torno al perímetro de seguridad que rodea Mosul, donde solo permanecen en pie los peshmergas, los ánimos que muestran las tropas kurda no dejan lugar a dudas de sus intenciones. “Toda la tierra kurda está ahora bajo nuestro control”, asgura el comandante Baderhan Hayimusa a solo 500 metros del primer puesto de control de los yihadistas, “este el primer paso hacia nuestra independencia”.
No se trata solo de Mosul. Los kurdos han logrado avanzar hasta otras posiciones de mayoría suní y chií al sur de su región histórica como Tal Afar, Sinjar o Yalula, donde se están enfrentando al EIIL, además de haberse impuesto en Kirkuk.
Este mismo lunes, Barzani ya había adelantado su postura. “Durante los últimos diez años hemos hecho todo lo posible (…) para construir una nueva democracia en Irak”, declaró en una entrevista en la cadena de televisión CNN, “pero tristemente, no lo hemos conseguido”. “Ha llegado el momento de que el pueblo del Kurdistán decida su propio futuro y la decisión del pueblo es lo que vamos a reclamar”, dijo, en referencia a la convocatoria de un referéndum para decidir la soberanía sobre los territorios en disputa desde 2004.
Para Sirwan Kayo, analista kurdo basado en Washington y colaborador del Carnegie Endowment for Peace, la decisión aún no está tomada. “Pese a las actuales circunstancias, el Gobierno Regional kurdo se lo pensará dos veces antes de proclamar su independencia”, admite por correo electrónico, “los riesgos son muy altos. Erbil debería trabajar más en sus posibles alianzas para conseguir apoyos ante dar un paso más en su independencia”.
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