El plan de paz de Poroshenko se estrella en la frontera ruso-ucrania
Tanto Rusia como los líderes separatistas rechazan el documento del líder ucranio
Varios tiroteos en la frontera entre Ucrania y Rusia, de los que dan cuenta una y otra parte con diversas versiones, indican el fracaso sobre el terreno del alto el fuego ordenado en la noche del viernes por el presidente Petró Poroshenko. El plan de paz del líder ucranio ha sido rechazado tanto por los representantes rusos como por los líderes separatistas. El documento del jefe del Estado ucranio consta de 15 puntos, que enumeran los pasos militares y políticos destinados a superar el conflicto armado y restablecer el control de Kiev sobre las regiones orientales del país.
Desde el mismo viernes, los observadores políticos se mostraron escépticos sobre las posibilidades del documento, que teóricamente es el resultado de las conversaciones mantenidas por representantes ucranios y rusos bajo los auspicios de la OSCE. Entre los problemas para la puesta en práctica del plan, que prevé la creación de corredores para que los combatientes puedan marcharse (hacia Rusia) y el establecimiento de una franja-tampón desmilitarizada de 10 kilómetros a lo largo de la frontera, están la estructuración y secuencia de los pasos a dar. También la definición precisa de los interlocutores, ya que las autoridades en Kiev no reconocen como tales a los líderes separatistas. La ambigüedad de Moscú, escindida entre el papel de árbitro y de participante en el conflicto, también supone un problema.
El plan de Poroshenko prevé, además, la descentralización del sistema político, que haya elecciones a dirigentes regionales y también un estatus oficial para la lengua rusa. Pasos, que requieren enmiendas constitucionales, que no están detallados y se quedan cortos en relación a las demandas de los separatistas, que pretenden el reconocimiento de los referendos de autodeterminación celebrados en sus regiones.
El ministro de Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, comparó desde Arabia Saudí, donde se encontraba, el plan de presidente ucranio con un ultimátum, y señaló que falta en él una propuesta para el comienzo del diálogo, según la agencia Itar-Tass. El jefe de la diplomacia rusa coreó así la primera reacción del Kremlin, que en una nota difundida el viernes por la noche aseguraba que un análisis inicial de la declaración de Poroshenko indicaba que no se trata de “una invitación a la paz y a las negociaciones, sino de un ultimátum a los combatientes del sudeste de Ucrania para deponer las armas”.
El alto el fuego declarado por Poroshenko tenía lugar sobre el telón de fondo de un tiroteo sobre el puesto fronterizo de Dolzhanski, en el que se destruyó un edificio y fue herido un aduanero ruso, señalaba la nota, según la cual Rusia espera “explicaciones y disculpas” de la parte ucraniana. “Preocupa mucho que al mismo tiempo que se anuncia un plan de paz se produce una activación de la operación bélica, a resultas de la cual hay heridos ya en la parte rusa”, apuntó Lavrov. Según la agencia Itar-Tass, el ministro dijo que los países occidentales “deben ejercer con pasos concretos” la “responsabilidad asumida de mantener la estabilidad en Ucrania”.
Moscú y Kiev se acusaban mutuamente de los incidentes en la frontera, y Rusia cerró dos puntos fronterizos, Novoshajtinsk y Donetsk (que corresponden a los puestos ucranios de Izvaryno y Dolzhanski, respectivamente), debido a los tiroteos en la parte ucrania, según informaba la emisora el Eco de Moscú. El ministerio de Exteriores de Ucrania, a su vez, exigía a las autoridades rusas explicaciones sobre la concentración de equipos militares a lo largo de la frontera. Por orden de Putin, el sábado comenzó una inspección por sorpresa sobre la disposición de combate en el distrito central ruso (más al Este de la zona fronteriza). En esta inspección, que durará siete días, participarán 65.000 militares, más de 5000 unidades de equipo bélico y más de 200 aviones y helicópteros, según la emisora. Mientras, el Comité de Instrucción de Rusia ha dictado una orden de busca y captura contra el ministro de Interior ucranio, Arsen Avakov, y el gobernador de la región de Dniepropetrovsk, Igor Kolomoiski, por “empleo de armamento y métodos de guerra prohibidos”.
Los insurgentes, por su parte, han dicho que no se desarmarán hasta que las tropas gubernamentales se marchen del Este de Ucrania. Los portavoces ucranios acusan a los rebeldes de realizar varios ataques a pesar del alto el fuego, y que un mínimo de seis guardas fronterizos fueron heridos en la noche del viernes al sábado. Aseguraron también que los guardafronteras ucranios en el puesto de Izvaryno tuvieron que buscar refugio en el territorio ruso. La versión de los insurgentes, recogida por la agencia rusa Itar-Tass, es que las fuerzas armadas ucranias habrían disparado su artillería en dirección a la Federación Rusa, a lo que Moscú habría reaccionado con el cierre del puesto.
Las tropas ucranianas que participan en la operación contra los insurgentes están intentando sellar la frontera con Rusia, en la que hay agujeros por donde se filtra la ayuda a los separatistas. Kiev ha acusado a Moscú de haber entregado armamento pesado a los rebeldes. El gobernador en funciones de la región rusa de Rostov, Serguéi Bóndarev, dijo a Itar-Tass que al iniciarse los tiroteos en la cercanía de la frontera se produjo una desbandada de fugitivos ucranios que corrieron campo través en dirección a Rostov. Bondarev afirmó que la situación no se ha tranquilizado, y que Ucrania no permite cruzar la frontera a la gente que se ha concentrado junto a ella. Según Bondarév, en las clínicas de Rostov están internadas siete personas heridas en los tiroteos fronterizos y en la Federación Rusa, entre ellos el aduanero ruso arriba mencionado. En Rostov, añadió, se alojan casi 13.000 fugitivos del conflicto en el Este de Ucrania.
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