La fiscalía arresta al supuesto cabecilla de la matanza del Heavens
El detenido como autor intelectual del asesinato de 13 jóvenes por un ajuste de cuentas es un narcomenudista de México DF
La fiscalía de México DF ha anunciado este jueves que ha detenido al supuesto autor intelectual del asesinato de 13 jóvenes secuestrados hace un año en una discoteca de la capital y hallados tres meses después en una fosa común.
El arrestado es Joel Javier Rodríguez Fuentes, 28 años, un narcomenudista de la capital que dirigía una red de tráfico de droga en bares y restaurantes del cogollo de ocio de la capital: zonas de clase media-alta como La Condesa, La Roma o Polanco.
Rodríguez Fuentes, alias El Javis, ha caído a cuatro días del aniversario del crimen, 26 de mayo. Lo detuvieron este miércoles en el Estado de México, que limita con la capital. El Javis, buscado desde hace meses por la fiscalía local y por la federal (Procuraduría General de la República), llevaba encima 2.130 pastillas psicotrópicas y cuatro trozos de cocaína en piedra.
En la rueda de prensa no se han permitido preguntas. De momento han sido detenidas 24 personas por este crimen, que creó revuelo en la capital por el tamaño de la matanza, más propia de regiones gangrenadas por el narco como Tamaulipas o Michoacán que de la delincuencia organizada de perfil bajo que impera en el DF, que por su población (nueve millones, sin contar el área metropolitana) y por su potente economía es el mayor mercado de droga en México.
La hipótesis que mantiene la fiscalía sobre la causa del rapto (que tuvo lugar a un paso del Ángel de la Independencia, uno de los símbolos del centro de la ciudad) y del posterior asesinato colectivo es que se trató de un ajuste de cuentas. Tres días antes había sido asesinado un vendedor de droga al menudeo en una discoteca de un barrio cercano.
La desproporción del ajuste de cuentas (13 por uno) todavía no tiene una explicación comprensible. La mayoría de las víctimas (siete hombres y seis mujeres entre los 16 y los 34 años) eran del barrio de Tepito, un epicentro del tráfico de droga en la capital, pero, hasta donde llega la información oficial de las autoridades, ninguno había participado en el asesinato del menudista ni era miembro del grupo criminal de su barrio, la Unión de Tepito, a la que se atribuye dicho homicidio.
La conjetura es que los socios del asesinado, perteneciente a otra banda llamada Unión de Insurgentes, en supuesta lucha por el control del tráfico en el centro de la capital, localizaron a los 13 jóvenes de Tepito en el afterhours Heavens y fueron a por ellos para vengar la muerte de su compañeros.
Se desconoce si culpaban del asesinato a alguno de ellos y desconcierta que en vez de ir a por alguien en concreto, lo natural en ajustes de cuentas, decidiesen llevárselos a todos y luego matarlos, descuartizarlos y enterrarlos en una fosa común -con el despliegue operativo que implicaba esa decisión y con el previsible impacto público que tendría un crimen de tanta envergadura.
Otro de los factores del caso que resultó llamativo es cómo la policía no detectó la operación (13 secuestrados, una veintena de secuestradores y varios automóviles) en una de las áreas con más vigilancia policial y con más cámaras de la ciudad.
En las últimas dos semanas la mayoría de las familias de las víctimas han enterrado a sus muertos. Diez de ellos estuvieron en una morgue desde que los hallaron en la fosa (agosto de 2013) hasta que recientemente un equipo de forenses extranjeras les confirmó a los familiares la identidad de los restos. Los cuerpos ya habían sido identificados por las autoridades mexicanas en septiembre, pero solo tres familias confiaron en los dictámentes oficiales y sepultaron a sus víctimas entonces.
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