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Europa y EE UU se movilizan para frenar el caos y la violencia en Libia

El plan en marcha se topa con los apoyos que está recibiendo desde el domingo el general golpista

Javier Casqueiro
El general Khalifa Hiftar durante una conferencia de prensa el miércoles en un club deportivo en Abyar, al este de Bengasi.
El general Khalifa Hiftar durante una conferencia de prensa el miércoles en un club deportivo en Abyar, al este de Bengasi.ESAM OMRAN AL-FETORI (REUTERS)

Innumerables conversaciones telefónicas, charlas por vídeo conferencia, citas discretas e incluso secretas en alguna capital europea. Los enviados de la Unión Europea, de Estados Unidos y de la Liga Árabe llevan días volcados en encontrar una solución a este recrudecimiento de la violencia y el caos en Libia. Este fin de semana viajarán incluso a Trípoli, pero ya están en contacto permanente con los máximos representantes de los principales partidos con representación en el Parlamento interino.

El plan en marcha, ideado hace semanas, pasa por fomentar el diálogo y el acuerdo entre los políticos liberales de la coalición gubernamental que lidera Mahmud Jibril y los islamistas para programar unas elecciones generales, una Constitución y las clásicas reformas democráticas. Pero la irrupción el pasado domingo del golpe encabezado por el general retirado Jalifa Hifter, y sobre todo los muchos apoyos que ha recogido, lo ha trastocado todo.

La Unión Europea ha comisionado, de manera especial, al español Bernardino León, ya emisario de la UE para el Norte de África, para que se vuelque ahora sobre la crítica situación en Libia. Uno de sus interlocutores fundamentales es el enviado de Naciones Unidas en Libia, Tarek Mitri, con buenos contactos en Trípoli, pero también los responsables designados por los gobiernos de Estados Unidos, Gran Bretaña y la Liga Árabe, Nasser al Qudwa.

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El propio secretario de Estado norteamericano, John F. Kerry, ha tenido que admitir, al Boston Globe, que no estaban haciendo lo suficiente para estabilizar el país. La embajadora norteamericana en Libia, Deborah Jones, fue mucho más explícita y confesó, en un centro político en Washington, que era muy difícil salir y condenar lo que el general renegado había hecho porque su objetivo declarado es perseguir grupos terroristas.

La buena conexión de la UE Y EE UU con Tarek Mitri es fundamental para avanzar alguna salida. Naciones Unidas tiene un encargo del Consejo de Seguridad en Libia sin el que no se podría hacer nada sobre el terreno. Pero que ahora tampoco es ya suficiente. El plan “Naciones Unidas plus” pasa por reforzar ese borrador de acuerdo que Mitri había alcanzado en febrero con los liberales y los islamistas aún en el Parlamento justo cuando su mandato expiraba. Entonces decidieron prorrogarlo, lo que provocó ya un primer intento de golpe del propio general Hifter.

En la letra pequeña de ese acuerdo estaba y está convocar elecciones generales antes del verano (no está confirmado que vayan a ser el 25 de junio, pero sí a mediados de ese mes), redactar una Constitución y poner en marcha medidas económicas y políticas propias de países democráticos, como otra ley electoral. Una hoja de ruta parecida a la que se siguió en Túnez y que por ahora ha funcionado.

El primer gran escollo para el éxito de este programa surgió con la Operación Dignidad que encabezó el viernes pasado el general Hifter en Bengasi, la segunda ciudad del país, dominada por fuerzas islamistas y yihadistas. Hubo más de 80 muertos. Luego llegó el intento de golpe. El general no ha claudicado de sus intenciones y no para de recabar adeptos, este jueves incluso desde el actual Gobierno, con el ministro de Cultura, Habid Lamine. Los emisarios internacionales están más que inquietos. Y no solo porque el estallido de una guerra civil en Libia rebelaría el fracaso de sus ideas sino porque no contaban con que el general golpista sumase tantos y tan importantes apoyos.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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