La UE y Cuba acuerdan refundar su relación económica y política
Los países comunitarios y La Habana deciden aplazar el debate sobre los derechos humanos
La política y la economía serán los puntos prioritarios en las conversaciones para la construcción de un nuevo Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación entre Cuba y la Unión Europea. El debate sobre la garantía de los derechos humanos en la isla vendrá después. Así lo ha informado este miércoles el director general para las Américas del Servicio Europeo de Acción Exterior (SEAE), Christian Leffler, al concluir la primera ronda de discusiones para establecer las bases y la estructura de la negociación que conducirá a la normalización de las relaciones bilaterales y al futuro levantamiento de la Posición Común, el veto vigente desde 1996 que condiciona cualquier avance en este sentido a la apertura democrática y al respeto a los derechos fundamentales dentro de la isla.
Al término de la reunión que comenzó el martes a puerta cerrada en La Habana, ambas partes han convenido que el nuevo acuerdo gire en torno a tres pilares fundamentales: el diálogo político y la gobernanza, la cooperación y las políticas sectoriales, y la economía y el comercio. También será incluido un apartado sobre la gestión de la relación bilateral. La interpretación sobre los derechos humanos sigue siendo un punto desencuentro entre Cuba y la Unión Europea pero, según ha prometido Leffler, seguirá siendo un tema “importante en el desarrollo del acuerdo”, que será incorporado “de manera adecuada” en el capítulo referido al diálogo político y la gobernanza.
En este primer encuentro, las delegaciones de La Habana y de Bruselas han evitado debatir la vigencia de la Posición Común. Este instrumento diplomático fue aprobado por el bloque comunitario el 2 de diciembre de 1996, a instancias del entonces presidente del Gobierno español, José María Aznar. Sobre este punto, el director general para las Américas del SEAE ha comentado: “La Posición Común todavía está en vigor en la Unión Europea. Y eso lo sabíamos todos, que no va a cambiar al inicio de la negociación. No hemos hablado de la Posición Común en la negociación. La negociación sigue su propia lógica, tiene su propia dinámica”. Para el Gobierno de los hermanos Castro, las sanciones impuestas por Europa no son más que una extensión de las leyes de embargo comercial y financiero contra La Habana adoptadas por Estados Unidos en la década de 1960.
“La Posición Común todavía está en vigor en la Unión Europea. La negociación sigue su propia lógica, tiene su propia dinámica”
Cuba es el único país de la región con el cual la Unión Europea no ha suscrito un Acuerdo Diálogo Político y Cooperación. Sin embargo, esto no ha impedido que la mitad del bloque mantenga vínculos con la isla: actualmente, 14 países cuentan con acuerdos bilaterales de cooperación y memorandos de entendimiento con La Habana, y cerca del 50% de las inversiones extranjeras directas en la isla provienen de Europa.
El deshielo de las relaciones bilaterales coincide con la aprobación en Cuba, a finales de marzo, de una nueva ley para atraer las inversiones extranjeras. Esta, a su vez, forma parte del lento proceso de apertura económica y de actualización del modelo socialista puesto en marcha por el Gobierno de Raúl Castro para sacar a flote las deprimidas finanzas de la isla. El primer paso lo dio la Unión Europea, el 29 de enero de este año, cuando el Consejo de Ministros de Exteriores decidió por unanimidad discutir un nuevo acuerdo de diálogo político con Cuba, tras un largo periodo de discusiones y consultas. En aquella oportunidad, los países de la Unión que mostraron reservas –entre ellos Alemania, Polonia y la República Checa—exigieron que se supervisara en todo momento el respeto a las libertades fundamentales dentro de la isla. Un mes más tarde, el 6 de marzo, el Gobierno de Cuba informó de que aceptaba la invitación a conversar.
La fecha para la segunda ronda de conversaciones entre Cuba y la Unión Europea aún no ha sido fijada. Pero está previsto que los encuentros sean convocados cada dos meses, en La Habana o en Bruselas, y que en el ínterin ambas partes mantengan contactos informales a través de llamadas telefónicas, correos electrónicos y videoconferencias.
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