La violencia de las pandillas dispara los homicidios en El Salvador
El Gobierno alerta del incremento de los ataques a la policía y del afán de proveerse de armas de guerra por parte de las maras
Los últimos actos criminales de las pandillas o maras han consistido en ataques directos a patrullas, agentes e instalaciones policiales. Los homicidios ascienden. Hay mayor esfuerzo por proveerse de armas de guerra y más evidencias de nexos entre las pandillas y el narcotráfico internacional, según sostuvo este viernes el ministro de Justicia y Seguridad de El Salvador, Ricardo Perdomo, quien para demostrar su preocupación informó que “sólo el día jueves hubo 17 asesinatos, cuando el miércoles registramos seis… El promedio diario es de nueve asesinatos”.
En El Salvador hay un dicho popular: “Las cosas están color de hormiga”. Se refiere a que la situación está grave, a tal grado que un diputado conservador, Guillermo Gallegos, declaró que la solución a la problemática de la violencia es “la aplicación de la pena de muerte” para los pandilleros, además de avalar las acciones de grupos de exterminio, dado que en su concepto si bien sus actos son ilegales pueden ser morales porque la ciudadanía está cansada ante la ola criminal.
Soluciones de manos duras y manos súper duras ya fueron puestas en práctica durante décadas pasadas y lejos de aplacar el mal, fue peor la medicina que la enfermedad. No obstante, pese al recrudecimiento de la violencia reconocida por Perdomo, también en esta semana se conocieron dos iniciativas de diálogo social que contemple al Gobierno, a sectores de la sociedad civil y a los mismos pandilleros. Aunque el ministro Perdomo aclaró que con los grupos delincuenciales no hay nada que negociar. “Aquellos que cometan delitos van a las cárceles y los que no han cometido delitos tienen que tener alternativas de estudio y trabajo”, reiteró el funcionario.
Por otra parte, Perdomo reveló que se está investigando ya con bastantes evidencias a autores intelectuales y materiales de acciones directas como emboscadas a patrullas y ataques a puestos policiales como los ocurridos en la ciudad de Quezaltepeque el pasado 5 de abril, en el que murió un policía y tres más resultaron heridos. “Fueron ataques planeados, se entrenaron y crearon un pelotón para ello”, aseveró el máximo encargado de la seguridad pública del gobierno de Mauricio Funes.
Hizo también otras revelaciones: las pandillas están apertrechándose de armamento de guerra por diversas vías, que incluye el "mercado negro" o ilícito de países vecinos como Guatemala y Honduras, así como el local; además por nexos con grupos criminales internacionales como "Los Zetas", de México. "Tenemos evidencias de un enlace de Los Zetas que es el encargado de llevar la droga al norte (Estados Unidos) y que tienen nexos con las maras, a las que les pagan con armas y con drogas para el comercio o narcomenudeos que las pandillas controlan en algunos lugares". El ministro agregó que se han dado casos de "fugas" de armamentos de instituciones del Estado, como Fuerza Armada y Policía y hasta narró sobre la detección de venta de un fusil automático M-16, por el valor de mil 700 dólares en el Mercado Central de San Salvador.
En El Salvador se calcula que existen unos 60 mil pandilleros activos. Las principales maras son la Mara Salvatrucha (MS13) y la Barrio 18; ambas fundadas en la ciudad de Los Ángeles por migrantes salvadoreños, en la década de 1980 cuando tuvo lugar la guerra civil en El Salvador. Estas pandillas han tenido desprendimientos y se han creado otras igual de violentas y criminales como la Mau-mau o divisiones como la actual en Barrio 18, entre los llamados Sureño y Revolucionarios, actualmente enemigos a muerte.
La guerra entre las pandillas tuvo una tregua que suscribieron los líderes presos y que en un principio, desde marzo de 2012, significó un bajón en los homicidios de 15 a 5 diarios. Sin embargo, datos oficiales y de expertos independientes, revelan que de aquella tregua poco queda. El promedio actual de homicidios es de nueve diarios y la tendencia es al aumento. Pero esas no son las únicas las preocupaciones, sino lo sofisticado de la actual pandilla. Por ejemplo, Perdomo aseguró que recién se descubrió el intento de infiltrar a 26 pandilleros en el ejército para prepararse militarmente y robar armamentos. En otra vertiente, se desmanteló la llamada "Mansión", una estructura con armas de guerra, autos y otros enseres de lujo, a la que se le decomisó una lista de mil 600 empresas que estaban siendo extorsionadas.
Como epílogo de la situación actual, el Departamento de Estado de Estados Unidos renovó este viernes su alerta de viaje a El Salvador para advertir a los visitantes de los niveles de criminalidad y violencia en esta nación centroamericana en la que desde 2010 hasta la fecha han sido asesinados 31 ciudadanos estadounidenses.
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