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Obama minimiza la suspensión del proceso de paz en Oriente Medio

EE UU intenta desmarcarse del fracaso de las negociaciones entre Israel y Palestina, pese a haberlas promovido

Kerry come con los negociadores de Oriente Medio en 2013.
Kerry come con los negociadores de Oriente Medio en 2013.Charles Dharapak (AP)

Siguiendo su estrategia de las últimas semanas de cubrirse las espaldas ante un eventual fracaso de las negociaciones de paz entre Israel y Palestina, el Gobierno de Estados Unidos optó este viernes por minimizar y desmarcarse de la suspensión de las conversaciones, pese a que Washington ha promovido y tutelado el diálogo, y se ha volcado intensamente en los últimos nueve meses en tratar, sin éxito, de que ambas partes acercaran posturas.

Desde Corea del Sur, la segunda parada de su gira por Asia, el presidente de EE UU, Barack Obama, quitó hierro a la nueva congelación del proceso de paz, provocada por la voluntad de la Autoridad Nacional Palestina de conformar un Gobierno de unidad nacional en el que participe el partido islamista Hamás -que Tel Aviv y Washington consideran una organización terrorista- tras la sorpresiva reconciliación de ambos rivales. "Podría llegar un punto en el que se necesite una pausa y ambas partes tengan que contemplar alternativas", afirmó Obama en una rueda de prensa en Seúl, informa Reuters.

Pese a ensalzar la franca "voluntad política para tomar decisiones difíciles" de ambos lados, el presidente estadounidense -que recibió a mediados de marzo en la Casa Blanca al de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas, y dos semanas antes al de Israel, Benjamín Netanyahu, a los que pidió valentía- se mostró poco esperanzado sobre una rápida reanudación del diálogo. "Continuaremos alentándoles a que entren por esa puerta. ¿Espero que lo hagan en la próxima semana, el próximo mes, o incluso en los próximos seis meses? No", manifestó en referencia a su deseo de que un día israelíes y palestinos dejen de lado su enquistada desconfianza mutua y entren por la que dijo era la única puerta para terminar con este enconado conflicto que dura más de seis décadas.

Pero es sin duda John Kerry, el secretario de Estado de EE UU, para quien supone un mayor varapalo la suspensión de las negociaciones de paz. Kerry convirtió el acercamiento entre israelíes y palestino casi en una empresa mesiánica, con más de una docena de viajes a Oriente Medio y una enorme inversión de tiempo y capital político en el proceso. Aunque recientemente también había tratado de distanciarse de un eventual fracaso, según se acercaba el 29 de abril cuando expiraba el plazo establecido por los negociadores para un primer acuerdo, a su vez buscaba alargar las conversaciones hasta finales de año.

"Su visión es que este es un momento de transición y parte del proceso. Estamos en un periodo de espera en el que las partes tienen que descubrir qué es lo siguiente", señaló este viernes la portavoz del Departamento de Estado Jen Psaki, que también dijo que una pausa era una etapa contemplable. El jueves Kerry manifestó por teléfono a Abbas su decepción por el anuncio de reconciliación con Hamás y le recordó que todo Gobierno palestino tiene que respetar los principios de no violencia y de reconocimiento del estado de Israel, algo a lo que Hamás se niega. Aún así, el jefe de la diplomacia estadounidense hizo equilibrios para a la vez desmarcarse del fracaso y evitar tirar la toalla. "Nunca abandonaremos nuestra esperanza o nuestro compromiso en las posibilidades de paz. Creemos que es el único camino. Pero ahora mismo, obviamente, es un momento muy difícil y los líderes tienen que tomar decisiones por si mismos. Depende de ellos", dijo a la prensa.

Esta nueva ruptura del proceso de paz, pese a los intentos de Washington de minimizarla, se produce en un momento delicado para la diplomacia estadounidense. A excepción del acuerdo preliminar sobre la paralización del programa nuclear iraní, la Administración Obama no acumula demasiadas victorias recientes en política exterior. De momento su vía diplomática no está consiguiendo frenar las ansias expansionistas del presidente ruso, Vladimir Putín, primero en Crimea y ahora en el este de Ucrania; y cada vez parece resultar más evidente que el desmantelamiento -acordado con Rusia- de las armas químicas del régimen sirio no está impidiendo que el Ejército del presidente Bachar el Asad siga usando gases tóxicos contra sus opositores, como alertó el lunes el Departamento de Estado. Para cerrar el círculo, mientras saltaba por los aires el proceso de paz en Oriente Medio, Obama constataba en Japón que su visita no ha servido para acercar posturas con el Gobierno nipón en las negociaciones por el pacto comercial transpacífico.

Muy poco se sabe del texto base para un acuerdo de paz que EE UU presentó a los negociadores israelíes y palestinos, más allá de que no convencía demasiado a ninguno de los dos y que reconocía la creación de un Estado palestino y a Israel como Estado judío. Por ahora, ese texto ha quedado en papel mojado.

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