La política nuclear del favorito a las elecciones indias genera inquietud
Narendra Modi mantiene la doctrina de no disparar primero pero su partido sopesa revisarla
Los miedos por la constante fricción entre India y Pakistán —potencias nucleares, países hermanos y rivales— resurgieron esta semana después de que el favorito a ganar las elecciones en curso, el partido nacionalista hindú Bharatiya Janata (BJP), abriera la posibilidad de revisar la política atómica. “Estudiar en detalle la doctrina nuclear india, revisarla y actualizarla para hacer los cambios relevantes a estos tiempos”, afirma vagamente el programa con el que espera ganar las elecciones que concluirán el próximo 12 de mayo.
La frase levantó inmediatamente sospechas. Los analistas lo consideran un guiño para atraer a los hinduistas más fundamentalistas. Pero cualquier debate en este ámbito siempre crea temor en una de las zonas del mundo más propensas a un enfrentamiento. Los dos países tienen un arsenal que siguen desarrollando, llevan a cabo pruebas constantemente y ya ha habido dos ocasiones en las que la guerra nuclear estuvo muy cerca, según los expertos. En 1999 en la guerra de Kargil y en 2001, tras un ataque al Parlamento indio.
Tras la polémica generada por el programa electoral el BJP, su cabeza de lista, Narendra Modi, dio una de sus muy escasas entrevistas. Modi aseguró que, si es elegido primer ministro, India no usará sus armas nucleares sin ser atacado antes. El arsenal nuclear con el que cuenta el país “es necesario para ser poderoso. No para aplastar a nadie, pero [lo es] para nuestra propia seguridad”, aseguró el miércoles al canal televisivo Asian News International (ANI).
El candidato del BJP aseguró que se atendrá a la política impuesta en 1998 por su partido. El entonces primer ministro, Atal Behari Vajpayee, declaró, tras hacer varias pruebas nucleares, que India nunca sería la primera en utilizar sus armas nucleares. “Esta fue una gran iniciativa y no estamos comprometiendo eso. Somos muy claros. La política de ‘no ser el primero el disparar’ es un reflejo de nuestra herencia cultural”, dijo Modi.
Pero la polémica ya estaba servida. “No sabemos qué son las cosas que el BJP podría cambiar en la política nuclear si llega al poder, pero sí sabemos que podrían seguir aumentando el arsenal y que hay una pequeña minoría en India que son maniáticos nucleares. La posición estratégica y política de India podría resultar dañada por una carrera armamentística más enloquecida con Pakistán", explica el analista Praful Bidwai.
Axel Harneit-Sievers, director la Fundación Heinrich Böll en India, un think tank partidario del desarme, asegura que no se puede descartar una guerra nuclear en la región. “India le teme a China [que no tiene política de no primer uso] y por eso podría estar desarrollando un misil de largo alcance. Por su parte Pakistán teme a India y eso también le hace seguir produciendo armas para protegerse”, explica.
Harneit-Sievers coincide en que, de ganar el BJP, o lograr firmar un Gobierno de coalición, la tensión en la región se incrementará. Apunta a que la promesa del BJP y la política India de no usar la bomba primero contra Pakistán no es un gran compromiso para una potencia armamentística tan superior.
Pero también hay quien sostiene que no hay motivo para un temor creciente. El director del Instituto para la Gestión de Conflictos, Ajai Sahni, dice que “las relaciones internacionales no se pueden predecir por un solo individuo. Hay muchos otros factores que influyen”. Sin embargo dice que la política de Nueva Delhi en contra del terrorismo sí “podría ser más dura con un gobierno del BJP”.
Por ahora el partido hindú y Modi confían en ganar las elecciones al Partido del Congreso, que llega debilitado por escándalos de corrupción y porque el crecimiento económico se ha ralentizado.
Modi es tan amado como temido. Por una parte se le considera el líder fuerte que India necesita y capaz de hacer crecer a India como ha hecho con Gujarat, el Estado que gobierna desde 2001 y que crece al 10%. Por otra parte se le acusa de ser autoritario, fundamentalista y de que el crecimiento económico que en el Estado de Gujarat, que gobierna desde hace 12 años, no ha sido inclusivo.
Modi aseguró también en la entrevista a la televisión ANI que los medios intentan difamarlo cuando recuerdan su papel en la ola de violencia interreligiosa que en 2002 terminó con la vida de 1.000 personas, la mayoría musulmanes, en Gujarat poco después de que él asumiera el Gobierno. Líderes de la minoría musulmana acusaron a las fuerzas de seguridad de no haberlos protegido. Modi fue investigado por orden del Tribunal Supremo, que en 2012 aseguró que no había suficientes pruebas para inculparlo.
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